Robert.

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No lo podía creer, llegamos a la casa ya eran entrada las 3am todo el camino reino un rotundo silencio, solo llegue y subí corriendo a la habitación no pude más que cerrar mi puerta y comencé a llorar no era justo me sentía tan desdichada, porque me pasaba esto a mi; no supe cuando me quede dormida, ya en la mañana sonó el despertador me sentía terrible un fuerte dolor de cabeza me inundaba, no debí beber tanto.

 Retazos de lo que había pasado comenzaron a llegar a mi mente,

Me dirigí al baño pensando -una ducha me ayudará, siempre funciona, sin esperar mucho más me vestí con un hermoso vestido de algodón blanco


y me dirigí a la cocina, solo encontré el desayuno y una nota que decía -Espéranos volvemos por ti en un rato.


                Ingerí mi desayuno sin perder tiempo, el tiempo corría lentamente, recordaba sus besos y como me hacía sentir; una vez más pensaba solo quiero besarlo una vez más, al mismo tiempo quería golpearme no podía permitir que se burlara de mí, no definitivamente no volvería a suceder.

La indecisión siempre fue parte de mi, -Dios; ¿podrías ayudarme?... fue mi gran suplica, ya casi era medio día y no había rastros de alma alguna en aquella casa, no era posible en qué momento todos se volvieron tan desconsiderados, muy bien mary comencé el monologo. - tienes que salir de esta casa o tus días como persona cuerda están contados.


       

Seguidamente me dirigí a la puerta y inicie una caminata sin destino solo quería salir de allí.


                  

Por unos momentos me distraje de todo aquello que me agobiaba, disfrutando del paisaje era realmente hermoso el lago rodeado por inmensas montanas nevadas, después de largo rato, comencé a sentir hambre al igual que frio, rodee mi cuerpo con mis propios brazos y me dispuse a comer algo, después de todo me habían dejado sola, entre a un hermoso lugar, habían varias mesas colocadas en fila, pequeños floreros con rosas adornaban las mesas y el menú se veía realmente apetitoso... me dispuse a sentarme cuando escuche una voz conocida pronunciar mi nombre. 


-mary por dios: ¿qué haces aquí?, lo que es el destino siempre se confabula para acercarme a ti. 
          

Robert exclame casi en un grito, solo pude correr junto a él y abrazarlo tiernamente mientras le depositaba un beso en la mejilla, no lo podía creer realmente estaba allí. - lo último que supe de ti era que estabas en parís finalizando tu libro pero eso fue hace más de un ano susurre en su oído.           

Finalmente después de un largo abrazo logramos separarnos, le miraba fijamente estaba tan cambiado; ya no era aquel niño encantador que solía pasar las noches junto a mi viendo las estrellas, por supuesto que había cambiado y de qué manera; frente a mi estaba un hombre, cabello rubio ojos verdes para nada dulces, ahora tenía fuerza en la mirada, era como que aquellos ojos te dieran la orden de perderte en ellos, su cuerpo también había cambiado ya no era más un debilucho, fuertes y definidos brazos, donde se podían distinguir sus pecas que siempre me habían encantado, después de recorrerlo con la mirada por un largo rato, paso su mano por su barbilla perfilando con sus dedos su perfectamente arreglada y escasa barba y me dijo:- ven conmigo quiero enseñarte algo. 


Por supuesto sin dudarlo un segundo lo seguí escaleras arriba; mientras me contaba que el negocio lo heredo de su madre, al fallecer esta hace un año, desde entonces se había encargado de él, le iba muy bien claro extrañaba su vida de bohemio pero que había encontrado su lugar aquí, llegamos a un pequeño pero muy cómodo departamento situado en la parte superior del restaurant, solo había un sofá muy grande un escritorio con una computadora, la cama King la cual me atreví a observar y por supuesto un pequeña cocina con un bar a un lado. 

INDECISIÓN.Onde histórias criam vida. Descubra agora