Capitulo 5

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 una parte de mi no sabe si estaré haciendo lo correcto, pensándolo mejor, ni siquiera lo conozco bien y ya planeamos pasarnos un fin de semana, solos él y yo...-que tiene de malo?- dice la putita dentro de mi- es lo que te hace falta querida, un poco de diversión, distraerte, encontrar a un hombre que te haga todo lo que hemos pensado y mas- nel, no puedo rebajarme a ese nivel, pensara que estoy desesperada­- claro que estas desesperada querida, ni siquiera recuerdas la última vez que estuviste con alguien­- oh padre!! tienes razón pero tampoco estoy tan necesitada para tirarme en los brazos de cualquiera- pues toma la tarea de conocerlo, quizás esta vez no te equivoques... 

ya que tengo todo listo y empacado, bajo las escaleras, escuchando como el esta hablando con alguien, al acercarme mas, descubro que esta hablando con una de las empleadas del servicio. Al no notarme, tomo cierta distancia y me escondo para escucho su tan amena charla...

-Elena está bien?- pregunta la sirvienta.

-sí, está mejorando, los medicamentos cada vez son más caros y sabes que no tengo mucha ayuda.

-lo sé, tu hermanita no es una santa paloma, no te preocupes, veraz que todo se resolverá pronto.

-eso espero, ya casi ni nos alcanza para suplir las necesidades, no quisiera tener que vender la casa de mi abuelo.

-tu madre aun no sabe que la tienes?- pregunta sorprendida.

-no y espero que nunca se entere, es lo único que me queda de él.

-bueno y que haces aquí? No creo que seas amigo del Sr. David.

-no- ríe- estoy acompañando a su hermana.

-ah!! La Srta. Ana Esther, ella es un amor de persona, están saliendo?

-nos estamos conociendo.

-se que está en las mejores manos- le sonríe y lo abraza- fue un placer volver a verte Oscar.

-para mí también Roseth- se sueltan y esta se va a la cocina, "de donde se conocerán".

Salgo de mi escondite con mi pequeño bulto de mano.

-lista?- sonríe.

-si- le devuelvo la sonrisa y salimos, busco las llaves del coche mientras él se adelanta- sabes conducir?

-me defiendo.

-pues toma- le tiro las llaves y este las atrapa en el aire- usted es el guía- doy la vuelta y me siento del lado del copiloto.

-enserio me dejaras conducir tu auto- dice al entrar.

-bueno, hay que ir dándote confianza no crees, a demás no me se el camino y me molesta que me estén guiando, eso me desespera.

-eres una cajita de sorpresas- sonríe y enciende el motor.

De alguna forma hay que ir probándote Oscar, quiero sabes todo de ti y necesito ir conociéndote en todos los aspectos posibles. 

Vamos todo el camino hablando de su trabajo, el mío, un poco de la familia hasta que terminamos hablando de la casa a la que vamos; me confesó que era la casa de sus abuelos donde se crio, sus padres eran sumamente pobres y no tenían las condiciones para poder mantenerlo, tuvo que irse a vivir con sus abuelos donde paso gran parte de su infancia, luego de morir su abuela, el abuelo le dio los papeles de la casa a escondida de sus padres ya que su papa tenía el vicio del juego.

al ser la mas pequeña y la mas ignorada, me quejaba de mi vida, como toda niña caprichosa, pero al escuchar los relatos de su vida, mis problemas no son nada comparados con los suyos. Mientras yo trabajo por placer el tiene que trabajar por necesidad y hasta turnos dobles para poder sobrevivir y mantener a personas que ni valoran el esfuerzo que él ha hecho todo este tiempo. 

una hora y media de viaje después, vemos la entrada de un pequeño pueblito lleno de locales pintorescos, Oscar con emoción en los ojos fue relatándome sus recuerdos en cada local, me dijo que el de vez en cuando hacia mandados para ganar algo de dinero, así podía ayudar a sus abuelos. puedo imaginarme a un lindo niño moreno con el pelo rizado,  corriendo de aquí para allá haciendo servicios de delivery, puede que sea cruel pero ese pensamiento me da un poco de risa, si, que puedo decir, me da algo de gracia esas historias.

-bienvenida a mi humilde casita- dice abriendo la puerta. Es de un piso, la sala, el comedor y la cocina están juntas, solo tiene 2 habitaciones y un baño. Se siente tan acogedora, tan hogareña. Me encanta, podría pasar largos veranos leyendo frente a la gran ventana en cristal que tiene la pequeña sala, realmente es hermosa- se que no es a lo que estas acostumbrada...

-me encanta - le sonrió-  no te preocupes por eso, solo quiero disfrutar este fin de semana sin tener que pensar en mi familia o el trabajo, solo somos tu y yo, que es lo que importa- el sonríe y me abraza, miles de sensaciones pasan por mi cuerpo, una de ellas es que no recuerdo la última vez que alguien me abraza, ni siquiera recuerdo como eran los abrazos, ni tan siquiera los de mi mamá.

-pasa algo?- pregunta mirándome extraño.

-qué?

-estas llorando, hice algo que no te gustara- toco mi mejilla y esta húmeda, si, definitivamente se me escapo una lagrima.

-no, no es nada, solo recordé... olvídalo- sonrió para no seguir preocupándolo- que aremos ahora?- el asiente no muy convencido.

-pues, preparare algo de comer, para que, luego de reposar, vayamos al lago que está cerca, quiero mostrarte los cisnes, en esta época del año hay muchos- asiento- pero debemos volver al pueblo para comprar los insumos, así que dejaremos las bultos en la habitación para ir de compras.

Sonrió, si al parecer este será un buen fin de semana...

Nosotros {N.3}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora