Las Terceras Oportunidades No Existen, Son Los Papás II (JB)

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íbamos de un lado a otro buscando títulos que llamaran su atención, de vez en cuando sacaba un libro y lo ponía sobre mi pecho con la intención de que viera su contenido, cada vez que lo hacía, las cinco veces que lo había hecho, afirmaba que el libro seguro me gustaría... me daba gracia el que no hubiese acertado una sola vez, pero apreciaba mucho que se tomara el tiempo de pensar en libros que me gustasen mientra buscaba los suyos. Quizá con la atención un poco más enaltecida y menos sustraída por sus propios intereses habría atinado; los libros al inicio parecían buena opción, pero terminaban por dejarme sin ánimos de leerles. 

Agradecía que sostuviera mi mano de vez en cuando, su toque era suave y cálido, podía ver perfectamente cuántos chicos la miraban encantados... aquello no me agradó en lo más mínimo, pero entendía perfectamente que lo hicieran, era difícil no verla y más estando en un lugar que claramente profundizaba su felicidad.

Habíamos pasado ya por la mayoría de las editoriales, y ella llevaba consigo cinco libros más unos separadores y postales que llamaron su atención. Al principio se rehusó a que la ayudara, pero al ver que sólo llevaba un libro y que estaba dispuesto a cargar un poco más (si se trataba de ella), dejó en mis manos tres de las bolsas que tenía consigo. 

-Creo que es hora de un refrigerio 

-Creí que darías otra vuelta al lugar

-Claro que no, es suficiente con sólo dos--reí por aquél comentario 

-¿Helado? 

-Sí, perfecto

-Espera aquí 

Caminé hasta el pequeño carrito de helados del lugar, había un montón de niños en el lugar lloriqueando por el postre, y uno que otro corriendo con helado en la cara. Me ponía nervioso el pisar a alguno o que se golpearan conmigo, no solía tener precaución en ese sentido, parecían polillas volando torpemente... sólo que no volaban, corrían sin rumbo, gracias al cielo

Alcé ambos conos y me dirigí a la mesa en la que nos habíamos sentado, ella sostenía su celular apuntando en mi dirección

-¿Tomarás un vídeo mío?, ¿cuándo pediste mi permiso? 

-No lo pedí, sólo decidí hacerlo... además luces bien 

-Así que ya lo tomaste... yo juzgaré si está bien tomado--tomé su celular y poniéndome de pie para evitar que lo alcanzara vi lo que había en su galería... unas cuantas fotos mías, el vídeo, y fotos suyas donde lucía simplemente hermosa 

-Dijiste que sólo verías el vídeo 

-Yo nunca dije eso 

-Jae Beom, ¡basta!

-Está bien, está bien--devolví su celular--aquí tienes 

-Un poco más y te habría tirado 

-Planeabas tirárteme encima en público... interesante

-¡Jae! 

-Está bien, ya me he pasado--reí fuerte y ella pronto se alejó y me dio la espalda, aprecié desde ahí cómo agitaba sus manos para hacer ventisca y tocaba sus mejillas avergonzada, me habría gustado verla de frente... Sin girar por completo su cuerpo, dirigiendo su mirada a mí, con sus mejillas rosadas y sus ojos brillantes, un puchero se dibujó en sus labios 

-No es justo que siempre seas así...--dijo en voz baja 

-¿Qué dijiste? 

Sólo sonrió, de una manera diferente y regresó a su asiento para degustar el helado que había traído para ella, lucía diferente, como si disfrutara estar aquí pero en cualquier momento acabaría por ponerse de pie y dar la vuelta para siempre. 

-¿Te he molestado? 

-Sólo fue mi galería--su voz seguía baja, sutil--no hay mucho problema con eso 

-No me refiero ahora--ya era momento de enfrentarla...--¿qué hice aquella vez para que te alejaras tan pronto?

-Creo que es momento de que me vaya... muchas gracias por el helado y por acompañarme, no te molestes en ayudarme, podré llevarlos yo sola--su tono podía hacer que cualquiera pensara que estaba en perfectas condiciones, pero no funcionaría conmigo, ya lo había utilizado una vez, antes de alejarse por completo de mí. 

-No te vayas, no seas así... merezco una explicación 

-Explicación de qué 

-De cómo es que después de haber pasado tan buen tiempo juntos durante aquella feria--pausé--de pronto te alejaste, creí que

-¿Qué creíste?

-Creí que yo te agradaba de una manera distinta a los otros chicos 

-Creo que--su voz quebraba--no ha sido para nada tu imaginación, que has comprendido al cien por ciento mis sentimientos entonces, pero... parecías tan reacio a aceptarme que no pensé que

-¿Por qué no me lo has dicho? 

-Mis sentimientos me dan miedo, y temo muchísimo más ser lastimada si éstos son rechazados cruelmente

-¿Te di esa impresión? 

-Sí--respondió más rápido de lo que habría querido

-Bien, ya comprendo 

-Me alegra mucho haberme dado a entender--su tono parecía firme, pero hubo algo en él que no me convenció del todo... 

Caminó a la salida apresuradamente, yo estaba aun en mi silla esperando que alguna idea se albergara en mi cabeza y le diera a mi razón alguna señal de acción. Me sentí desesperado, si la dejaba ir justo en este momento, así... el próximo encuentro (si es que se propiciaba uno) no podría acercarme a ella de la misma forma. ¿Por qué creería que iba a rechazar sus sentimientos serían rechazados si me los expresaba?, ¿por qué no corría tras ella y le decía lo que sentía justo ahora?, ¿qué me detenía?

Eran tantas cosas en mi cabeza, no me dejaban pensar con cordura, aun si quería correr tras ella, no sería capaz de decir una sola palabra al tenerla de nuevo de frente. Estaba atado al lugar, mi cuerpo no se movía ni un poco... pero mis esperanzas, esas sí que se iban todas, una por una, conforme ella daba un paso adelante sin mirar atrás.


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