Teoría de la felicidad

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Trastornado o no, aún pienso en estrellas huecas relucientes, me refiero a esas con alma pero sin corazón; aquellas que disfrutan de la retorcida sensación de un pobre diablo, todo por no coincidir con su superficialidad, mi hipótesis es, que quizás, Lucía desea un corazón, por ello me ha pedido seguir siendo amigos, y no menos ni más que eso.

Rafael se convirtió en un enigma de las risas, simplemente charlaba conmigo sobre cualquier clase de especulación o tontería del mundo, cada momento fue divertido.

Él no fue el único con el que hablé, dos chicos, Iván Coch y Johnson Ruíz, un par de icónicos caballeros, de apariencia concienzuda pero de fuerte carácter, con ligera timidez y una atareada ideología por cumplir sus sueños, decidieron entablar una conversación fluida, finalmente pasó una hora de charla, cuando de pronto tocó la campana nuevamente, lo que nos advirtió de que deberíamos volver.

En el camino, me topé con Rafael, le comenté sin pensar sobre Lucía, esas miradas suyas no eran imperceptibles, casi como si de un detective se tratase, apliqué una psicología adherente, algo que no bastó con él, no me lo podía creer, así que decidí usar jugarretas absurdas, y de un momento a otro le dije "y ¿te gusta?", mantuvo una sensación de frialdad, sin palabras por unos segundos, luego contestó, "¿es notorio?", "sí" le respondí.

Mis sospechas eran ciertas, tales ideas mías de hace unos días tuvieron frutos demasiado pronto, la ocasión era cada vez más expansiva, de hecho, Rafael de la Cruz, se volvió una buena compañía, un buen amigo; mientras yo laceraba mis pensamientos emocionales, Iván y Johnson pasaban la mayor parte de su tiempo a mi lado, conversábamos, reíamos, esas cosas.

Iván y yo nos volvimos muy amigos, él se caracteriza por su buena especulación, Mary conocía a su madre, lo supe al comentarle sobre él. Johnson por otra parte, era mucho más callado, no daba muchas palabras.

Iván trasladó sus recuerdos en medio de un diálogo y me preguntó "¿Recuerdas aquella vez cuando te golpearon?", "Sí, es el pasado" respondí, "Todo mejora", contestó; en ese instante Lucía pasó por delante de nosotros, se acercó me besó una mejilla y dijo "¡Hola!", "Hola", dije con incertidumbre; las campanas sonaron, tuvimos que dejar ese momento para después y nos alejamos.

-¿Te gusta? -preguntó Iván-.

-Ya no -contesté con cierta dureza-.

Al instante siguiente, nos encontrábamos en el salón, cada uno donde le place, decidí ir a mi lugar, unos segundos después, Antonia Córdova, conocida literalmente por medio mundo, se puso de pie y comenzó una exasperada charla sobre lo que está bien y mal en el aula; no puedo afirmar con certeza cuanto tiempo ha estado al mando, sin embargo, su experiencia es invaluable, conoce muy bien a la mayoría, conoce a gran parte de los maestros, y en conjunto con nuestra profesora guía, pues complementa perfectamente un "dúo dinámico", en lo personal, me parece agradable, es muy hermosa, créeme, posee una tez hipnotizadora, sonrisa cálida, cabellos dorados, aunque algo pequeña, aunque tanto, no obstante, su carácter fuerte, e ideología, la hacen alguien muy conocida.

Antonia es una chica que sonríe con facilidad, que transmite esa alegría con palabras, motiva con ejemplos, regaña con franqueza, es una reina con todo tipo de joyas en su corazón, ¿por qué no ser como ella?.

Iván y Johnson son claramente un par de amigos que siempre ríen, festejan, y son responsables cuando hay que serlo, ¿y qué tal ser como ellos?.

Rafael es frío, inteligente, comprensivo, contiene ideas muy asombrosas, es gracioso, y tranquilo de cierta manera; ¿podría ser como él?.

Lucía es una pieza que translúcidamente demuestra quererme con algún tipo de juego, no lo sé, no la comprendo.

Emilia y Adam desaparecieron de mi mapa, algo que no deseaba, pero no encontraba la forma de volver con ellos.

Justo un instante después de que Antonia terminase su discurso, Lucía se acerca a mí despertándome de mis pensamientos, "¿qué tal?", preguntó sentándose a mi lado, "bien", respondí ignorándola poco a poco", podía percibir su calor, sentía una necesidad de abrazarla, de tocar su pierna, estando tan cerca de mí, ya no me controlaba, "somos amigos ¿verdad?", dijo observándome, "claro que sí", contesté, "entonces todo bien", dijo y se fue.

Mis días se precipitaban a la idea de querer hacer todo con más esfuerzo, la quería a ella, necesitaba de su cuerpo y sus placeres; me volvía alguien muy distinto. 

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⏰ Last updated: Apr 20, 2020 ⏰

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