Capítulo 34. 🖤

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Devan

Observaba a Alease cómo si en el mundo no existiera otra mujer para mí, exactamente no la había. No existía nadie más que me hiciera sentir de esta manera tan vulnerable, tan fuerte a la vez y tan feliz al mismo tiempo. Con Alease el mundo parecía detenerse e ir más lento de lo que parecía. Me gustaba pasar todo el tiempo a su lado, con ella no existían los problemas, estos se quedaban fuera de la puerta cuando entrabamos aquí y hablábamos de lo que sea.

Quería más días así a su lado, dormir juntos en la misma cama sin tener que hacer otra cosa, despertar tarde y desayunar juntos. Ya no veía la vida sin ella. Ahora quería vivir juntos y casarnos, tener hijos y darle todo lo que ella merecía, le daría todo, aunque no me lo pidiera.

Alease estudiaba en el comedor mientras yo revisaba algunos documentos que Ben me trajo en la mañana. No me podía concentrar en nada más que no fuera ella. Se encontraba muy concentrada en lo que leía del libro que tenía frente a ella. Dijo que tenía una prueba importante de una de sus materias y yo solo quería que le fuera bien, que no perdiera el año por mi culpa y por todo lo que estaba pasando en nuestras vidas. Todo lo relacionado con ella me importaba y mucho.

Me frotaba los ojos intentando prestar atención en los papeles que tenía frente a mí, pero se me dificultaba concentrarme y pensar en lo que tenía que pensar y no en ella, la hermosa mujer que se encontraba sentada en el comedor estudiando.

—¿Te falta mucho? —le pregunté. Giró la cabeza apartando la mirada del libro.

—Poco —señaló con los dedos. Me regaló una bonita sonrisa que adornó su rostro y llegó a sus mágicos ojos.

Mi móvil empezó a timbrar y sonar, Alease me miró y dudé en responder, pero cuando cogí el aparato y miré el nombre en la pantalla contuve un jadeo de frustración y molestia.

—Enzo —casi vomito su nombre revuelto junto con la comida que seguía en mi estómago.

Lo estuve buscando por días, pero el viejo rabo verde no había dado señales de vida. Quizá se estaba escondiendo, ya que la última vez las cosas no salieron bien y por poco pierde todo lo que tenía. Enzo siempre fue una rata escurridiza y temerosa, más que nada lo último, era un cobarde que no sabía cómo defenderse y Jacob tenía que ir en su rescate porque el viejo asqueroso no podía hacerlo por sí solo.

—Me dijeron que me has estado buscando —dijo.

—Así es —miré a Alease —. Pero nadie me dio señales tuyas, ni siquiera Jacob —tosió cómo si fuera a escupir un pulmón. Asco.

—Cómo te puedes imaginar, he mantenido los negocios pausados por lo ocurrido aquella noche —explicó. Puse los ojos en blanco. Su voz me provocaba dolor de cabeza.

—Sí, supuse que fue por eso —respondí. Apoyé la espalda contra el respaldo del sofá.

—Pero dime, ¿qué pasa? ¿Qué necesitas de mí?

De ti nada, me produces asco.

Quise decir, sin embargo, me tuve que morder la punta de la lengua. Alease me miraba desde su lugar con muchas preguntas en la mirada.

—Necesito que nos veamos —sentí un horrible escalofrío y todavía no le decía lo que quería exactamente de él —. Quiero una chica.

—¿Quieres qué? —preguntó, incrédulo —. Llevo años ofreciéndote a una de mis niñas y me has dicho que no, ahora dices que sí. ¿Qué ha cambiado?

—No sé por qué te sorprende —me rasqué la mejilla. Por dentro sentía que la sangre me hervía en las venas.

—Nada de eso, es solo que se me hace raro que lo pidas en este momento —comentó. Sentía una molestia en medio del pecho. La mirada de Alease fija en mi rostro, no despegaba los ojos de los míos.

No te acerques a Devan Hawke (COMPLETO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora