2

1.5K 82 4
                                    

Me despierto, luego de una maravillosa noche. Toco del lado donde duerme Él y lo encuentro vacío, aunque no del todo. Hay una nota que me dejó.

Mi amor:
Lo siento, tuve que salir de emergencia al hospital. No quise despertarte, te veías tan hermosa y tan tranquila durmiendo que no quise perturbar eso. Te amo, mi amor.

Sonrío, sin dudas es el hombre ideal. Miro en el reloj que marcan las nueve de la mañana, me desperezo y me encaminó hacia la ducha. Nada mejor para despertar antes de ir a la empresa.

Bajo las escaleras y me encuentro con todo limpio y ordenado. Llamo para ver si están alguna de las muchachas pero no, aún no llegan. Eso quiere decir que el que limpio todo el desastre fue Él mismo. Es mi súper hombre sin dudas.

Salgo de casa y el chófer se acerca a mí.

-Buenos días, señora Victoria. ¿Quiere que la lleve o va a ir sola?

-Buenos días-Le sonrío. Hoy estoy de un excelente humor-Hoy voy a manejar. Muchas gracias.

Me subo a mi auto y conduzco hasta "Casa Victoria". Las diez de la mañana, miro en el reloj. Creo que es de lo más tarde que he llegado...

Subo al ascensor y camino directo a mi oficina, para encontrarme adentro a Antonieta parloteando con María.

-Hija, qué gusto verte. ¿Qué haces aquí?

-Hola mamá, vine a visitarte.

-Pero parece que a alguien se le pegaron las sábanas-Bromea Antonieta, logrando hacerme reír.

-Si, perdón. Anoche quedé muy... Cansada-Comento con doble intención que mi amiga claramente capta rápidamente-¿Cómo van las cosas con Max, hija?-Cambio rápidamente de conversación.

-Bien, mami. Estamos planeando un viaje a la playa, van a ser solo dos o tres días. También a eso vine, a pedir permiso por los dos-Comenta un tanto nerviosa.

-Está bien, hija. Es más, tómense dos semanas-Ambas sonreímos.

-Gracias mamá-Me abraza. Aún no logro contener la felicidad que me produce tenerla entre mis brazos y que me diga mamá. Tanto tiempo soñé con esto...

Sale apresuradamente de mi oficina dejándonos solas con Antonieta.

-La veo y te veo a ti-Comenta y yo le sonrío en agradecimiento.

-No hay dudas de que es mi hija.

-No me olvido que tú tienes algo que contarme, señora cansada...

-Ni te imaginas...-Le respondo mientras pienso en la pedida de matrimonio de Heriberto.

-Pero lo tendremos que dejar para la hora del almuerzo. Tienes una reunión con un inversionista que tiene que estar...-El teléfono suena interrumpiéndola.

-Señora, acaba de llegar el señor Juárez.

-Llegó-Comenta Antonieta riendo.

-Hazlo pasar a la sala de juntas, en un minuto estoy ahí.

-Si señora-Corta la llamada.

-Bueno, me voy a buscar a Pipino para seguir trabajando. ¿Almorzamos juntas?

-Claro que sí-Le digo antes de salir y entrar a aquella reunión.

-Buenos días-Le saludo extendiendo mi mano.

El hombre se queda mirándome de arriba a abajo, una y otra vez, hasta el punto de hacerme sentir incómoda. Llevaba una falda, por encima de las rodillas, una remera negra y un saco rojo que cubría mis hombros y mis brazos; Unos zapatos con taco y mi pelo suelto para que se me formen los bucles.

-Buenos días-Me dice cuando sale de su trance y toma mi mano-Mucho gusto, señora Sandoval. Mi nombre es León Juárez.

-Mucho gusto, señor Juárez. Pero ya no soy la señora Sandoval. Ese apellido lo tomé de mi ex marido pero ya hace un tiempo que estamos divorciados-Aclaré. Odiaba hacerlo pero siento que no es justo que lo siga usando, para Osvaldo, si algún día vuelve a casarse, ni para mí y, mucho menos, para Heriberto.

-Lo lamento.

-No es nada. ¿Comenzamos con la reunión?-Asintió con la cabeza y empezamos a hablar de los temas relacionados a la empresa y nuestro negocio.

Luego de una hora de ponernos de acuerdo, doy por finalizada la reunión.

-Antes de terminar, ¿Puedo hacerle una pregunta, señor Juárez?

-Por favor, dígame solo León.

-¿Por qué está interesado en invertir en moda?

-Porque fue una promesa que le hice a mi difunta esposa.

-Oh, bueno... Qué lindo gesto-No sabía bien que decir en esta ocasión-Nos vemos en la próxima junta, muchas gracias por confiar en "Casa Victoria"-Le extiendo la mano para despedirme. Él la toma y me planta un suave beso en el dorso. En otro momento, aquel gesto me hubiera parecido encantador.

-Nos vemos, Victoria. La próxima vez espero tener más tiempo para invitarla a almorzar-Dice y sale de la sala, sin darle tiempo a replicar.

Con cara de disgusto, ante las atribuciones que se tomaba aquel hombre, caminó volviendo a su oficina para encontrarse con que atrás suyo venían Antonieta y Pipino, cual perros fieles atrás de su dueño.

-¿Cómo te fue en la reunión?-Me preguntó ella sentándose al frente mío.

-Eso no interesa, ¿Esta guapo el galán?-Me interrumpe Él antes de que pueda responder.

-Ay, Pipino, tú nunca vas a cambiar-Comento riendo por sus ocurrencias-Pues sí, he de admitir que es guapo.

-¿Más que el dotore?-Preguntó con la picardía que lo caracteriza.

-No hay nadie más guapo que Heriberto.

-El amor te tiene a mal traer, Victoria-Dice Antonieta con una sonrisa.

-Y eso que aun no les dije nada-Ambos intercambiaron miradas.

-¿Estás embarazada, Vitoria?-Pregunta Pipino emocionado, levantándose de la silla y quedándose a mi lado. Antonieta no dice nada pero me mira esperando mi respuesta.

-No, no es eso-Digo soltando una risa.

-¿Entonces qué es?

-Vamos a almorzar y les cuento, ¿Si?-Ambos acceden y salimos de la empresa para ir al pequeño restaurante que está ahí cerca.

Llegamos, nos sentamos en una mesa y pedimos algo para comer. Cuando el mesero nos deja solos, ambos me miran esperando mi anuncio.

-Bueno, ustedes saben que los quiero mucho y que son muy importantes para mí-Comencé, mientras lo alargaba para impacientarlos, sobre todo a Pipino, por chismosos-Y por eso decidí que lo sepan primero antes que cualquiera de mi familia. De hecho, todavía no hemos hablado bien con Heriberto, debería hacerlo esta noche cuando nos veamos-Divagué.

-Ya Vicky, ya dinos, por favor-Suplicó Antonieta y yo solté una risa.

-¡Eres malvada, reina!-Protestó Pipino.

-Bueno, ya. Se los digo...-Alzo la mano donde llevo el anillo de compromiso y se los muestro-Heriberto y yo vamos a casarnos-Ambos quedaron callados, creo que no se los esperaban.

-No noté el anillo hoy-Dice Antonieta-Es que como siempre vas con anillos-Se justificó haciéndome reír.

-¿Te vas a casar de nuevo, Vitoria? ¡No lo puedo creer! Creo que me voy a desmayar-Pipino, siempre exagerado-¿Y cuándo?

-Aun no hemos hablado de nada, apenas ayer me lo pidió y me dio el anillo.

-¿Cómo te lo pidió?

Justo en ese momento trajeron la comida, pero eso no impidió que me presionaran, hasta casi me amenazaran para que les cuente, obvio que omitiendo algunos detalles que prefiero guardármelos para siempre en mi memoria y no decírselos a nadie.

Triunfo del amor Donde viven las historias. Descúbrelo ahora