Capitulo final

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Cinco meses después...

Hoy es el gran día...

Hoy es el día en que uno mi vida a la del hombre que me tiene enamorada hasta la médula, ante Dios y toda nuestra familia.

Ya lo habíamos hecho frente a la ley, días atrás y ahora es tiempo de dar el siguiente paso... Fue otro día memorable, porque mi corazón y mi alma ya estaban ligadas a la suya pero, por fin, desde ese día para todo el mundo era mi esposo y yo su mujer... Ya no había nada que pudiera separarnos.

-¿Estás lista, mamá?-Fernanda me saca de mi estado de trance.

-Sí, mi amor-Me senté para que me maquillaran y miro por el espejo a María, que tiene a Daniela entre sus brazos, y a Antonieta, que carga a Mateo, y les sonrío, mientras mi mente viajó a unos días atrás...

Aquí nos encontramos frente al juez de paz, a punto de ser legalmente casados. Miro a Heriberto quien sonreía a mi lado, se lo notaba feliz y yo me sentía bendecida de que un hombre como Él haya decidido unir su vida a la mía, para siempre, todo lo que la vida nos permita, y después inclusive...

Pasamos la frivolidad del papeleo, las firmas, los testigos y todo eso... Ahora me encontraba en los brazos de mi marido, con todos nuestros amigos y familiares que celebran nuestra unión.

-No sabes lo que estoy ansiando que llegue la noche y tenerte solo para mí-Susurra cerca de mi oído, solo para que yo lo escuché, haciendo que mi piel se erice.

Los bebés se los llevarían Fernanda y Cruz por esta noche, para dejarnos completamente solos. Amaba la idea de una noche entera solo con mi marido pero me dolía profundamente dejarlos ir.

-Yo lo estoy deseando con las mismas ganas, además tengo una sorpresa para tú-Guiño mi ojo y su mirada se oscurece reflejando una chispa de deseo y excitación.

-Voy a contar los segundos hasta que se vayan-Protesta y yo sonrío.

-Están acá para festejar con nosotros, mi amor.

-Lo sé y los quiero-Mira a su alrededor-Pero no te das una idea de lo que te deseo, Victoria.

-Yo estoy igual, mi amor-Beso sus labios suavemente.

-Te amo, Victoria.

-Y yo a ti-Nos encerramos en nuestra pequeña burbuja al chocar nuestros labios, fundiéndonos en un beso que encendía un fuego en mi interior.

Y si que fue una buena noche esa...

El llanto de mis hijos me trae a la realidad. Los estilistas habían bajado junto a María y a Fernanda.

-¿Me los pasas?-Le pido a Antonieta, quien es la única que queda conmigo-Es que deben tener hambre-Le digo y me dispongo a amamantarlos. No hay un acto más hermoso compartido con mis hijos que este.

Termino de darles de comer y, con la ayuda de ella, les quitamos los gases para luego acostarlos en el cochecito.

-Bueno, es el momento del vestido-Suspiro nerviosa y asiento, lo recojo de la cama y ella me ayuda a ponérmelo.

Era blanco, con escote corazón, corte sirena, encaje en la espalda y mangas de tul de tres cuartos. El vestido era sencillo, dentro de lo que se podía, y era cómodo, que era lo más importante. Le pedí a Pipino que lo diseñara porque confiaba en que haría un buen trabajo pero esto supero mil veces mi expectativa.

-Victoria-Miro a Antonieta, una vez que termino de acomodarme, y su mandíbula estaba por el piso.

-¿Te gusta como luzco? ¿Me queda bien? -Me miro en el espejo y sonrío. Tenía hecho un recogido en el pelo, adornado con una tiara, y un maquillaje suave, casi natural, que hacían resaltar aun más el vestido.

Triunfo del amor Where stories live. Discover now