Capitulo 2

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Nuestra primera noche en el Palacio Real de Madrid, fue tranquila estábamos tan cansados de todo lo que había pasado que al ver un cama cómoda quedamos dormidos.

—Sus altezas llegan en una hora, el desayuno está servido—dice Zed, cuando iba bajando a desayunar había sentido que Juan Carlos se había levantado más temprano dijo que haría ejercicio

—Será adecuado recibirlos ¿así?—pregunto mientras lo seguía porque no conocía el palacio y anoche no hubo tiempo de que me lo enseñarán, traía un pantalón blanco y una blusa amarilla de vestir algo casual

—España es más liberal en ese aspecto majestad—dice y paro de caminar

—Zed ahórrate esas formalidades—digo negando, en eso se para frente al comedor enorme pero no había nadie

—¿Y Juan Carlos?—pregunto

—No se, me avisaron que estaba desayunando—dice mientras hablaba por la radio para confirmar

—Buenos días, aquí estoy—dice saliendo de una puerta blanca a un lado del comedor

—¿Ya desayunaste?—pregunto

—No, apenas lo haré vengan a desayunar—dice abriendo la puerta blanca dude pero camine hacia haya, me dio un beso antes de entrar 

Era el área de cocina había muchas mujeres quienes vestían su uniforme y me sonreían.

—Te presento ella es Ana, Ruth, Melissa, Brenda, Dora y Milagros—dice mientras señalaba a todas

—Hola, mucho gusto Juliette—digo mientras saluda a cada una

—El gusto es de nosotras majestad—dice Ana si no me equivoco

—No es necesario eso, ya se los dije—dice Juan Carlos negando

—Si, solo Juliette está bien—digo dando una sonrisa leve

—Sientate, vamos a desayunar todos—dice mientras movía una silla alta de la isla

—Gracias—dije mientras me acomodaba, estaba un plato frente y mucha comida en la isla

—Sientate Zed no mordemos—dice mientras le señalaba un sitio que estaba solo

—Esto no esta bien, deberían estar desayunando en el comedor no en la cocina—dice, obviamente estaba algo confundido porque esto nunca pasaría en Londres

—¡Hey, siéntate no pasa nada!—digo tratando de calmarlo

Después de dudarlo un poco tomó asiento en el único lugar libre libre que había, desayunamos con un poco de platica de todas las mujeres que se encontraban Juan Carlos las conocía y les hacía preguntas.

—¡Llegaron!—dice Zed poniéndose de pie mientras contestaba en su auricular

—Esa es nuestra señal para salir, nos vemos en la comida y provecho—dice poniéndose de pie y dándome la mano baje de la silla

—Muchas gracias, todo estuvo muy rico—dije antes de salir y me dedicaron una sonrisa

Apenas íbamos saliendo y ya estaban frente de nosotros, sus padres y su hermano junto con varias más personas.

—Nunca se te quitará esa costumbre ¿verdad?desde pequeño la tienes—dice negando su madre

—Es mejor que desayunar en esta enorme mesa solos—dice encogiéndose de hombros

—Serán los reyes—dice Felipe

—Y no porque desayune en la área de cocina se me va quitar lo Rey—dice mientras su humor cambiaba y su tono de voz también

Por Siempre RebeldeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora