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Las vacaciones en Santa Terisita iban perfectas. Habiamos alquilado un departamento a dos cuadras del mar, en la residencia "El Parque", un edificio inmenso en forma de herradura, de dos plantas y con un altillo en la terraza. Rodeado por el edificio, hay un parque con pinos, hamacas y plantas trepadoras. Y también hay una sala de juegos, donde me cansé de ganarles en el Metegol y en el ping-pong a Daniel y Mateo.
Los últimos dos nombrados son mis mejores amigos. Los conocí hace mucho tiempo en la escuela. Todavía no se como, pero conseguimos el permiso de sus padres para que puedan venir de vacaciones conmigo. Eramos tres pibes de dieciséis años al pedo, íbamos a ir solos a la playa a boludear.
─Me olvidé el protector solar.─habló Dani golpeando levemente su frente con la palma de su mano.─Banquen un toque que lo voy a buscar.
─Ya fue vamos.─comentó Mateo impaciente por irse. Estábamos en la puerta del edificio, a punto de salir.
─No me pienso quemar con el sol, voy a buscar el protector y punto.─el menor rodó los ojos. Mateo aveces podía ser muy pesado o caprichoso, pero Dani siempre sabía ponerle los puntos. Era el ortiva del grupo en resumidas cuentas.
─Yo te acompaño.─dije y asentio.
Caminamos con rapidez al ascensor. Puteamos por lo bajo cuando leimos el cartel "no funciona" en las puertas, nos habíamos olvidado. Con la misma rapidez subimos las escaleras que estaban al lado del ascensor prácticamente.
Nuestras habitaciones justo estaban en el último piso. Respire con dificultad cuando al fin habíamos llegado al piso.
─Te espero acá.─hablé agitado tratando de calmar mi respiracion.
─No subimos tanto Valentin.
─Anda a buscar esa mierda en vez de quejarte de mi estado físico culo con cuerpo.─Module entre jadeos acelerados.
─Ojalá te caigas por las escaleras pedazo de tucán.
Abri mi boca ofendido sintiéndome todavía fatigado.
─Dame diez minutos que recuperó el aliento y te cago a piñas.─mire al suelo todavía intentando calmar mi respiración.
─Voy a buscar el protector que sino Mateo nos faja.─se retiró con rapidez hacia nuestra habitación que estaba más al fondo del pasillo. Me quedé mirándolo hasta que vi como abría la puerta y entraba.
Me senté pegando mi espalda en la pared fría, con mi vista baja en el piso. Mi respiración ya empezaba a ser normal.
Volvi a levantar mi mirada girandola a la derecha, viendo si capaz Dani ya venía, solo tenía que buscar el protector.
Frunci el ceño cuando vi a un chico a unos pasos de mi, estaba frente el ascensor mirando sus botones.
─No anda.─dije sonando lo menos agitado que podía.
