I Like Your Boyfriend [nohyuck]

3: Jeno y Donghyuck

Donghyuck siquiera supo qué hacer cuando Jaemin salió de la cafetería sin darle explicaciones, mínimo pudo haberle dicho hacia dónde iba con tanta prisa. Era amargo en su boca pensar que le podría estar escondiendo algo.

No quería creer eso, no buscaba desconfiar en su novio y hacerse películas completas sobre algunas posibles razones que justificaran la actitud despreocupada, las veces que lo dejaba plantado, no respondía mensajes o llamadas y solamente podían verse una vez a la semana.

Abultó sus labios dejando la cabeza escondida entre sus brazos. Quería llorar porque no entendía qué debía hacer para resolver su relación, estaba frustrado y cegado por el amor que le tenía a ese chico de al parecer tenía cosas más importantes que atender.

Arrugó la nariz tratando que sus pensamientos dejaran de incitar las lágrimas que ya se habían acumulado en sus ojos.

<<Perfecto. Ahora sal de aquí sin que nadie te vea con la cara roja>>

Pensó Donghyuck levantando de a poco su rostro, tanteándose las mejillas para limpiar esas pequeñas gotitas cristalinas que cayeron. Sorbió su nariz, palmeándose la cara mientras inhalaba y exhalaba con tal de calmarse.

Por su parte, Jeno no quería que Donghyuck siguiera torturándose de ese modo. Era doloroso verlo así y no poder hacer mucho para ayudarlo, porque no encontraba prudente que fuera cuando sabía que él prefería estar solo cuando se sentía triste.

—Deberías ir—susurró Eric—. Iré yo si tú no lo haces—dijo amenazando—. Y más tarde quiero que me envíes una foto de Jaemin, porque haré un cartel de personas que no pueden entrar aquí y él será el primero.

—Déjalo. —Jongdae miró a Eric—. Jeno sabe lo que hace—soltó antes de ir a dejar unos pedidos a las mesas.

—Así jamás hará avances, debes ser más estratégico—masculló el rubio, chasqueó su lengua contra el paladar—. Amigo, su novio acaba de irse como si nada, está solo y llorando. —Apuntó con disimulo—. ¿Qué más quieres?

—No me aprovecharé de eso—dijo Jeno entre dientes—. Sé que quiere espacio, le gusta tenerlo en estos casos.

—Quiero patearte—murmuró.

—No puedes reaccionar como maniático—dijo el pelinegro frunciendo apenas el ceño—. Conozco a Donghyuck.

—Haz lo que quieras entonces—masculló.

Eric mantenía la mirada en Donghyuck mientras golpeteaba el pie contra el suelo, sus manos ocupadas limpiando un par de vasos. El resto se mantenía ocupado en sus labores, así que era el único ahí con su hermano. Y no quitaba la vista del pobre castaño, tratando de no ser tan obvio.

—Está sacando su teléfono—comentó.

—¿Y eso qué? —preguntó Jeno—. No significa nada.

—Quizás llamará a alguien—insinuó—. Él podría llamarte.

Jeno miró hacia Donghyuck; él tenía la cabeza un poco gacha, paseaba el dedo por la pantalla y en su boca no había más que una pequeña mueca triste.

—¿Para qué me llamaría? —cuestionó Jeno.

Eric suspiró dejando su mano en el hombro de su hermano, se inclinó ligeramente.

—A veces sí necesitamos de gente para sentirnos mejor, desahogarnos y ese tipo de cosas—explicó.

—Dudo que Donghyuck acuda a mí para eso—murmuró el pelinegro viendo de soslayo hacia el lado, arrugó la nariz—. Ya no sé qué hacer.