Las circunstancias de Kiyoko, 21:23.

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Otra vez horas extra, demasiadas horas extras. Podía culparme a mí misma o a su jefe inepto que creía que diez minutos antes del final de la jornada era buen momento para darle informes de cuenta que debía revisar para primera hora. ¿Acaso estaba maldito? Hundí mi rostro en la pila de hojas, ya no podía concentrarme en la oficina. ¿Por qué no dar un cambio de aires?

Empaque las cosas que necesitaba para seguir trabajando y conduje hasta el centro, para ser exactos al café de mi mejor amiga. Un local pequeño escondido entre enormes locales con luces neón, un ambiente relajante con olor a vainilla que relajaba todos mis músculos. Ese era mi lugar en el mundo. Al llegar me recibió una taza grande de americano, mi mejor amiga ya había cerrado pero me dejó una mesa lista para trabajar. Debía salir así que me pidió que cierre y le dejé la llave en "el lugar secreto". Era mi ángel de la guarda.

CircunstanciasWhere stories live. Discover now