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Habían pasado algunas semanas desde aquel beso y aún seguía en su mente. Demonios... ¿Por qué Tsukishima había hecho eso? No podía entenderlo, fue tan de repente, tan rápido...y tan suave, que nunca pensó que su sueño se había hecho realidad.

Bien, había sido algo torpe, pero es que fue sorpresivo. ¿Cómo reaccionar a un beso sorpresa? Era su primer beso y además... ¡Se alejó como un idiota! Dejó al rubio solo en la cafetería... ¡Que mal amigo!... Si es que eran amigos, aún.

Como dijo al principio, habían pasado días desde ese entonces y el rubio no dijo nada más. Continuó con su personalidad amargada y silenciosa, pero la mirada sobre su espalda seguía ahí.

Algun dia debía preguntarle lo que había pasado... Si fue un beso por impulso para callarlo o era verdaderos sentimientos.

"puedo replantearme por segunda vez que me gustas"

¿¡QUÉ SIGNIFICABA ESO!?

No era adivino ¿y acaso Tsukishima le gustó antes y ahora afirmó que le gustó por segunda vez? Realmente estaba bien confundido. Pero bueno ¿quien entendía la lógica de su Tsukki?

- Al menos puedo decir que soy importante para él... - se dijo así mismo. Ya que antes pensaba que no era nada especial para el rubio pero, ahora por aquel beso... Y por primera vez lo vio sonreír y fue por él... ¡Dios debía hacer algo!

Era su oportunidad para acercarse a Tsukishima.

Pero... ¿Como? Había quedado en ridículo haber escapado de esa manera de Tsukki después de aquel beso...y una idea se le vino a la mente.

Kageyama y Hinata se habían hecho pareja de hace poco, ¡quizas lo podían aconsejar! Bueno, ambos son bien idiotas pero, si son idiotas enamorados, entonces él tambien lo era por Tsukki.

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Le alegró bastante que aquella tarde, Hinata había vuelto a visitar a su pareja tirana. Kageyama estaba en su hora libre, por lo que verlos sentados en una misma mesa compartiendo pays de limón le hizo sonreír. Quería comer medias lunas con Tsukishima algún día ya que eran sus favoritas, de ambos incluso.

Se acercó lentamente después de notar que no había ningún cliente nuevo que atender, por lo que, cuidadosamente se sentó en la silla frente a la pareja. Estos lo miraron extrañados por su presencia, pero les sonrió confiado al querer resolver sus dudas.

- Espero que no sea de molestia... Yo...

- Si eres de molestia, nos interrumpiste.

- ¡Kageyama idiota!

- ¿¡ A quien llamas idiota, enano!?

-  A mi novio, claro - y compartieron un corto beso donde todo enojo y discusión se habían esfumado. Eran unas ternuras tan... Explosivas - y dinos Yamaguchi... ¿En que podemos ayudarte?

- Bueno...quiero confesarme a alguien que me gusta y yo no sé como. Nos besamos una vez... No sé si fue por accidente o de verdad quería esa persona besarme... Pe- pero yo escape...

- Oh... Bueno, estas pasando por lo mismo que yo cuando estaba detrás de Kageyama - soltó pequeñas risitas y aún así miro enamoradamente a su pareja - éramos tan idiotas en ese entonces... Y lo somos todavia. Pero bien ¿quien es la afortunada Yamaguchi?

Bien, estaba en aprietos, ya sentía que se iban a reír de él por enamorarse de un ser sin sentimientos. Pero ¿ya qué? A Hinata también le gustó a un ser más temible. Soltó un suspiro y volvió a hablar - es... Tsukishima... - menciono en un tono tan bajo, casi en un susurro -

- Disculpa...¿Quien? - preguntó el pelinegro acercándose más al pecoso, con intenciones de molestarlo un poco -

-Tsukishima...

- Perdón Yamaguchi pero no te entiendo - esta vez habló el pelirrojo con el mismo tono de voz que el ojiazul -

Inhalo fuerte, cansado ya de repetir el nombre, pero es que no quería mencionarlo fuerte ya que Tsukki estaba a unas mesas cerca atendiendo, pero no tuvo opción. Cerró los ojos y apretó sus manos contra la mesa, listo para gritar inconsciente - ¡Me gusta Tsukishima!

Gritó tan fuerte que al abrir los ojos y ver a todos los espectadores mirándolo, a la pareja riendo a carcajadas como si todo estuviera planeado... ¿Qué estaba pasando?

¿Por qué Tsukishima lo miraba?... ¡L-lo había escuchado! Oh no, oh no. Ya estaba muerto, Tsukki ya lo sabía todo. ¿Cuanto cuesta un pasaje al fin del mundo para desaparecer? Sus pensamientos fueron interrumpidos por esas voces de la pareja, que entre risas le comentaron.

- te habíamos escuchado al principio pero...

- aprovechando que Tsukishima estaba a unas mesas de aquí...podemos decir que ya te confesaste ¿no crees?...

Tierra, tragalo por favor.

¿Por qué eran tan crueles?

Ahora tenía que confesar todo como se debía al rubio... Y estaba aterrado.

Pero una voz muy en su interior le decía, que era correspondido.







Medias lunasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora