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Por arte de magia ya había sido arrastrado a la sala de empleados por el rubio. En el trayecto escuchaba las risas de Kageyama y Hinata, pero también las miradas expectantes de los clientes le estaban clavando mucho la espalda. Además Sugawara y Daichi estaban atentos a lo que iba a pasar.

Rogaba para que no espiaran en la puerta.

Ya encerrados ambos en la sala de empleados, su mirada viajó a todos lados y sus dedos jugaban entre si en toques nerviosos. ¿Por qué era tan torpe? Todo era un secreto y ahora de un dia a otro todo se estaba desbordando. Maldito Kageyama y esa naranja...¿Por qué acudió a ellos para que lo ayudaran en su mal de amores?

- Y... Bueno, Tsukki... ¿Q-que quieres?...

- Oí la conversación entre tú y esos par de idiotas sin cerebro. - inmediatamente fue al grano, no queria estar con rodeos, sólo queria de una vez por todas que Yamaguchi le dijera en la cara que le gustaba (por muy arrogante que suene eso) pero en todos esos días se estaba carcomiendo la cabeza si sus suposiciones eran erróneas y que ese beso había sido un error... - dímelo, por favor.

Se quedó en silencio, con un rubor en sus mejillas, quizás este era el momento de desahogarse y dejar salir todos sus sentimientos oprimidos. Lo miró por un momento, volvió a desviar su mirada, pero acabó por mirarlo fijamente algo indeciso de si hablar o no, sin parar de tocarse los dedos con sus típicos nervios. Debía ser valiente, al menos una vez en su vida.

-   Bien... ¿quieres que te diga desde cuando me gustas? ¿Quieres saber cuantas veces te he mirado a escondidas? ¿O quieres saber cuantas veces lloré por las noches por pensar que no era correspondido? ¿También quieres saber cuantas veces soñaba con que me besabas y me decías cuanto me amabas?... Pensé que eran sueños tan lejanos...yo solo quería hacerte feliz, ser tu felicidad de todos los días, recibirte con una sonrisa y tu me la correspondieras, pe-pero yo... Cada vez me mirabas siempre fríamente, pensé que sólo era una molestia para ti -- bajó su mirada avergonzado, queriendo ocultar sus pequeñas lágrimas, y aunque estaba sincerándose, soltó una risita - sonara cursi pero... Quiero ser tu media luna, tu otra mitad, es como un juego de palabras...es gracio-...

Pero no pudo acabar su dicha, porque había sido callado nuevamente por un intenso beso por parte del rubio. ¿Tanto le gustaba Tsukki callarlo?. Pero se dejó caer a esos labios delgados, dejando que se movieran al par con los suyos, siendo cada vez más apasionado. Enredó sus brazos por el cuello del más alto, tuvo que ponerse un poco de puntillas para alcanzarlo y Tsukishima posó sus manos alrededor de su cintura... Oh Dios... Había imaginado tanto ese toque en su cuerpo, tan cariñoso.

Cada vez el beso estaba subiendo de tono, pero es que en realidad ninguno tenía el afán de separarse por el momento. Sin embargo el aire les jugó en contra, tuvieron que separarse para poder recuperar el aliento, pero dejaron sus frentes juntas y sus manos enlazadas en una tierna conexión.

- N-no sabía que eras un buen besador Tsukki...

- Cállate Yamaguchi y déjame besarte otra vez. No sabes cuán confundido me has dejado en todas estas semanas. Pensaba yo que no te gustaba...

- ¿Qué?... Y-yo pensaba que yo no te gustaba. - el rubio negó - ¿por qué no me lo dijiste?

- ¿Por qué no me lo dijiste tu a mi? No sabia que yo tenia sentimientos hacia ti, pero desde que espié detrás de la puerta y te escuché hablar en una confesión indirecta... Pues mis sentimientos...se desbordaron. Lo siento por ser de esta forma, Yamaguchi.

- No te disculpes... Sólo necesitábamos tiempo - y sonriendo, tomó las mejillas del más alto para volver acercar sus labios en un toque sin fin, con lenguas tímidas queriendo dominarse y jugar, compartir y hacer sentir todos sus emociones en ese toque y aunque quisiera ir más lejos, debían seguir trabajando, lamentablemente - Mng... Ahora que todo está claro... Hay que volver afuera Tsukki...

- No sabes cuanto amo que me digas de esa forma...y por cierto, eres mi media luna, Yamaguchi.

Finalmente, ambos con unas sonrisas en sus rostros, salieron de la sala de empleados, donde compartieron sus sentimientos correspondidos y su primer beso. Ni siquiera les importo que mamá Suga estuviera llorando de alegría, siendo consolado por el moreno de Daichi.

Ahora sus corazones estaban completos, ambos necesitaban la media luna que les faltaba.

Al parecer... También eran unos idiotas en el amor.

🥐 Fin 🥐








Medias lunasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora