-Marina, ahí está. -Le susurré a mi mejor amiga.
-¿Dónde?
Marina, mi mejor amiga. La persona a la que le cuento todo; que Sebastián es un idiota y que últimamente estoy sintiendo cosas raras por la nueva profesora. Por supuesto, no me rechaza ni me critica. Ella es simplemente genial. Además, ella ha tenido aventuras con chicas y... Me habla de eso.
-Pelo castaño, jeans negros, top blanco. ¿La ves?
-No, lo la ve... Oh wow. -Sonrió, ella la vio. -¿Es la que nos está mirando?
-Sí, es realmente muy linda... Espera. ¿Está mirando para acá? ¡Deja de mirar!
-¿Por qué? -Preguntó Marina examinando a Amelia de pies a cabeza, y después se quedó un buen rato mirándola directamente a los ojos. Al cabo de un rato, Marina se volvió hacia mí.
-Por qué hiciste eso? ¡Ahora me va a preguntar! -Dios, mi amiga es tan obvia.
-Oh... Cállate. Te hice un favor, vas a tener algo de qué hablar con ella. ¿La vas a ver ahora, cierto?
-Sí... -No pude evitar soltar un suspiro, esto iba a ser incómodo.
-Que te diviertas. -Dijo mientras abandonaba la mesa.
Claro, es más fácil decirlo que hacerlo.
-Buenas tardes, chicos. -Todo el mundo la saludó de vuelta y yo también, pero mi cabeza estaba sobre la mesa, el cabello despeinado sobre mi cara. Y no, no quería hacer frente a ella, así que cerré mis ojos y recé para que yo fuera invisible o algo así.
De repente, una corriente fluía por todo mi cuerpo y me sobresalté al ver a Amelia alejar su mano con una mirada de preocupación en su rostro.
-¿Estás bien, Luisita? ¿Tengo que enviarte a la enfermería?-Uh... No. Estoy bien, lo siento.
Amelia sonrió y luego se dirigió al frente de su escritorio. Estaba a punto de sentarse, pero su marcador se cayó al suelo. Y en el momento en que se agachó para levantarlo, casi mostrando sus nalgas, juro que sentí unas punzadas dentro de mi ropa interior y estaba mojada, muy mojada.
Muy bien, así que soy bisexual. Eso está bien, ¿No? Lo que me confunde es que cuando besé a Marina todas esas veces en los boliches, no sentía nada. Era puramente para calentar a los chicos de ahí. Estoy un poco confundida.
-Luisita, ven acá, voy a explicarte sobre el trabajo que tienes que hacer. -Tengo que sentarme junto a ella de nuevo, está bien, siempre y cuando no nos toquemos.
Me levanté, agarré mi mochila y puse la silla al lado de ella. Nuestras piernas estaban a punto de tocarse, demasiado cerca, así que agarré la silla y la moví un poco más lejos, al parecer ella se dio cuenta y me miró preocupada, pero luego descansó su mirada y la puso de nuevo en el trabajo.
-Muy bien, acá tengo un trabajo que se hizo en el último examen de inglés para hablantes fluidos. Si deseas trabajar en él, sería genial. -Sonrió. Muy bien... Ahora ya puedo afirmar que soy bisexual, eh empezado a sentir estas sacudidas que se dirigen directamente a mi centro cada vez que hace algo como sonreír o un guiño... Esta es la forma en que mi cuerpo me dice que así es, ¿verdad? Esto es muy confuso.-Luisita, ¿Tenés frio? Estás temblando. -Dijo.
-Estoy bien, sólo... Tengo un poco de frío. -Dios mío, ¿Qué acabo de decir? Soy una imbécil.
-Voy a prender la calefacción.
-Gracias.
Mientras estaba trabajando en la hoja de examen, notaba a Amelia moviéndose un poco de su silla y apoyando la mano en unos de sus muslos. Se veía tan suave, tan diferente a las piernas peludas que Sebastián tiene. Espera, todos los chicos tienen pelos en las piernas... Dios. ¿Soy tan gay?
-Muy bien, clase. Faltan 10 minutos para el final, pero hoy los dejaré ir temprano, así que guarden sus cosas y pueden irse.
-Alguien está generosa. -Susurré.
-Sí, bueno. Se me hace imposible manejar la depresión en sus rostros, odian esta clase. -Rió y sus pequeños hoyuelos en sus mejillas se asomaron. Revisé que todos ya se hubieran ido para poder hablar más abiertamente con ella, no es como si tuviera algo que ocultar. ¿No?
-Aww, ¿Eso es lo que realmente te molesta? -Pregunté.
-Nah, pero me gustaría pensar que no soy la peor profesora en este lugar. -Se encogió de hombros.-Oh, créeme, no lo sos. Sos una de las mejores, en mi opinión. -Wow, soy una idiota.
-Oh, ¿En serio? -Se giró hacia mí y levantó las cejas. -Y yo pensé que no lo era para ti desde el primer día. -Sonreí y ella chasqueó la lengua.
-Yo no... Sólo estaba... Como sea, no importa.
-No, no puedes decir algo y luego dejarlo. Vamos señorita Gomez. Solté todo.
-Señorita Gomez me hace sonar como una empleada de oficina... Me llamo Luisita.
-Bueno, entonces 'señorita Ledesma' me hace sonar como empleada de oficina, decime Amelia.
Que astuta. ¿Queres jugar?
-Sin embargo, yo soy un estudiante y no debería llamarte por tu primer nombre. Pero vos sos mi profesora, así que tu deber es llamarme por mi nombre. -Toma eso.
-Sin embargo, yo te di permiso para que me llames por mi nombre. Como los consejeros y los tutores lo permiten. Y en este momento estamos en tutoría, así que... -Ella me guiñó el ojo. ¡Maldita!
-Muy bien, vos ganas Amelia. ¿Feliz? -Me gusta la forma en que su nombre salió de mi boca, en realidad era un bonito nombre.
-Sí, estoy feliz Luisita. -Me quejé y ella sólo se rio de mí, como siempre...
-Bueno señorita, termina tu oración. -Vi un brillo en sus ojos y estaba emocionada de escuchar lo que yo tenía para decir.
-¿Qué oración? -Sí, voy a jugar de esa manera.
-Oh, Wow. ¿De verdad? -Era evidente, sólo estaba... -Dale, dime.
-Um, yo... Sólo estaba... Me siento mal diciendo esto.
-Está bien, soy una chica grande, no me voy a sentir ofendida. -Me dio una sonrisa tranquilizadora. Espero que tenga razón.-Bueno, eras la nueva profesora y sabía que todos los muchachos iban a molestarte e incluso, a hacerte las cosas imposibles... Yo pensé que no serías capaz con todo esto y no darías la cara, pero me sorprendí porque lo manejaste muy bien y con lo propio.
-¿En serio? ¿Y por qué tendría que ofenderme de eso? -Rio.
-No sé, pensé que eras débil. -Fruncí el ceño y luego decidí cambiar de tema. -Muy bien, ¿Podes ver si estoy haciendo bien este examen?
Oh Dios mío, ¿Por qué dije eso?. Ella se inclinó sobre mí para tomar un lápiz, y su aroma invadió mi nariz. Olía a vainilla, era tan cautivante... Y su rostro estaba tan cerca del mío. Se giró para mirarme y nuestras narices casi se tocan. Jesús. Me incliné un poco hacia atrás y pareció darse cuenta.
-Lo siento. -Dijo.
-Está bien... -No, no lo está, en realidad nada está bien. Eres una maldita mujer, y también mi profesora.
-Muy bien, vamos a ver acá.
Se concentró totalmente en mi trabajo, así que por milésima vez no me di cuenta de lo que me decía. Su nariz era muy linda y fina, su piel era increíble y parecía de porcelana. Y su mandíbula... Bien, tengo un fetiche con las líneas de esta misma, y nunca había visto una tan perfecta... Nunca. ¿Por qué tenía que ser una profesora? ¿Por qué me siento así? ¿Por qué?
-¿Hay algo en mi cara? -Ella preguntó sin siquiera levantar la vista. ¡Mierda!
-Uh, sí.
Se giró hacia mí con una mirada divertida.-Bueno, ¿Vas a sacarlo de ahí, o voy a tener que caminar con eso el resto del día?
Oh Dios, tengo que tocar su cara. ¡Mierda! ¿Qué hago? Contuve la respiración mientras extendía mi mano, mis dedos temblaban. Busqué un lugar para tocar y decidí fingir que era una pestaña... Así que mi pulgar rozó en la parte superior de su mejilla, era tan suave y perfecta. Me sentía muy incómoda, ella seguía mirándome todo el tiempo, sus ojos parpadeaban de vez en cuando y eso no ayudó nada a mis nervios. Me aclaré la garganta y luego llevé mi pulgar hasta mi boca para disimular que estaba soplando la pestaña.
Se quedó mirándome y fue como si nuestros ojos se perdieran entre sí. Sonrió y luego se giró hacia otro lado. ¡Jesús! Estoy segura de que me ruboricé profundamente.
Amelia terminó de marcar mi trabajo y me di cuenta que no quería hacer contacto visual conmigo otra vez.
-Bueno, probablemente vas a obtener un 10. Hubo algunos errores gramaticales y uso excesivo de la coma, pero aparte de eso... Está casi perfecto. -Sonrió, pero no me miró.
-Muy bien, gracias. -No me gustaba que no me mirara... No hice nada malo ¿Verdad?
-Está bien, me tengo que ir ahora. Tengo algunas reservas, supongo que te voy a ver mañana ¿De acuerdo? -Finalmente me miró, pero fue sólo un vistazo mientras se levantaba.
-Claro. -No, no estoy de acuerdo. Todavía nos quedan 30 minutos.
Ella me despidió y me dejó ahí, sentada en su escritorio, con el corazón herido, y fue entonces cuando me di cuenta, había caído por esta mujer.

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La profesora de ingles - Luimelia
FanfictionLuisita Gómez, estudiante popular del ultimo año, encuentra en su nueva profesora de ingles, un poco mas que clases de idioma. Adaptacion de la fanfic "Lujuria oculta - Jerrie"