Capitulo 24

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Me desperté con la mejor sensación y vista que he tenido en mi vida; Amelia estaba durmiendo a mi lado, su bello rostro, sus piernas entrelazadas con las mías y un brazo protector arrojado sobre mi cuerpo. Oí un mínimo ronquido venir de ella y simplemente la hizo aún más adorable.
Yo no podía dejar de mirar su piel, nariz y labios simplemente perfectos. Dios, nunca me he sentido tan feliz.
Me quedé helada cuando ella se movió y se lamió los labios antes de bostezar de una forma muy adorable, pero volvió a caer una vez más. No pude contener las ganas de mover un hilo de cabello que había caído sobre su nariz. Tan pronto como toqué su piel, sentí esos impulsos eléctricos, una vez más.
Me quedé mirando esos labios rosados, carnosos y me incliné para capturarlos con los míos. Incluso después de dormir eran húmedos, deliciosos, suaves. Gimió, luego sentí su brazo moverse alrededor de mí y pasar a posicionarse detrás de mi cabeza, tirándome más cerca. Abrió la boca y permitió que mi lengua entrara.
—Mmm... —gimió y se sentó frotándose los ojos. Se giró hacia mí, con los ojos ligeramente entreabiertos y una sonrisa en su rostro. —Buenos días. —bostezó de nuevo.
—Buenos días, ¿Cómo es posible que te veas tan bien después de despertar? —pregunté.
Ella hizo una mueca muy rara y yo me eché a reír, empujándola juguetonamente. Ella me empujó hacia atrás y nos quedamos en un juego de pelea. Me agarró de las muñecas y con fuerza las inmovilizó al lado de mi cabeza, mirándome con aquellos hermosos ojos.
—Quieta. —me guiñó un ojo. Bufé y luché por debajo de ella, pero era demasiado fuerte. —Imposible. —dijo en mi intento, sacando la lengua.
—Déjame. —me quejé pero reí cuando ella hizo una mueca triste.
—Nuh uh.
Me incliné para besarla y me perdí en sus labios, hasta que oí pasos fuera de mi habitación y luego tocaron la puerta. Nunca había actuado tan rápido en mi vida. Inmediatamente empujé a Amelia de mi cama y se cayó, gimió del golpe y le dije que se callara, se metió en un espacio muy estrecho debajo de la cama.
—Lo siento bebé. —le susurré cuando ella me lanzó maldiciones mientras trataba de acomodarse un poco. La parte inferior de la cama estaba presionando contra su pecho así que le di una mirada de simpatía, pero mantuve mi dedo en los labios. —Shh.
Fui a la puerta de mi habitación, miré hacia atrás para ver si Amelia se lograba ver, como no se veía abrí la puerta dejando que mi papá pasara.
—Hola Luisita, ¿estuviste bien anoche? —preguntó mientras me abrazaba.
—Sí, estuve bien papá. —sonreí y me alejé un poco, mi corazón latía con fuerza por el nerviosismo.

— ¿Qué hizo que te levantaras? —se acercó a la cama y se sentó sobre ella. Mis ojos se abrieron como platos mientras caminaba alrededor de la habitación. Cuando mi papá se sentó, la cama se hundió, haciendo el espacio aún más limitado para Amelia. La vi empujando contra la parte inferior de la cama, y yo no sabía qué hacer.
—Uh... es sólo que tenía tarea. —sonreí, tratando de no mirar la difícil situación de la morena.
—Esta cama es incómoda, Luisita. —dijo saltando de arriba a abajo. Por el rabillo de mi ojo vi a Amelia con una mano en la boca tratando de detener sus propios gemidos por la presión causada sobre ella. Me miró con una expresión de dolor y supe que me estaba diciendo que me deshiciera de él de inmediato.
—Pa, ¿Te importaría hacerme algo para desayunar mientras me baño? Tal vez un sándwich. —por favor, que diga que sí.
—Claro.
Gracias al Señor. Se levantó y cerró la puerta tras él. Corrí hacia Ameli y tan pronto como la toqué, mi papá volvió de nuevo asomando la cabeza por la puerta.
—¿Qué tipo de sándwich? —miré abajo y la vi, estaba a punto de estornudar y tenía las manos debajo de su cuerpo.
—Um... —poco a poco metí la mano debajo de mi cama, le cogí la nariz y la boca con la mano. Desde el punto de vista de mi papá solo se veía como si estuviera buscando algo. —Cualquiera, no me importa. Sólo estoy muriendo de hambre. —sonreí.
—Bien nena, no tardare mucho tiempo. —dijo y se fue de nuevo. Amelia estornudo en mi mano y se golpeó la cabeza en el suelo, la solté de inmediato para que pudiera recuperar el aliento.
—Lo siento mucho. —susurré. —¿Estás bien? ¿Te lastimaste?
Ella sacudió la cabeza, acarició mi mano y exhaló. Corrí hacia la puerta para ver si mi padre no estaba por ahí, Amelia mientras se arrastró con dificultad tratando de salir debajo de la cama. Apenas se puso de pie, la empujé dentro de mi armario, ya que era un poco más cómodo. Le di un beso en los labios y cerré la puerta.
Mi padre regresó unos minutos después con un plato en la mano, se sentó en la cama a mi lado mientras yo comía, percibí que me miraba como si quisiera decirme algo, así que lo miré pero tenía miedo de encontrarme con una mirada severa en su rostro.
— ¿Luisita estás ocultando a alguien en tu habitación? —preguntó mientras miraba a su alrededor. ¿Qué carajo?
Me atragante con la comida. — ¿Eh? —tosí.
—El auto en el garaje, ¿de quién es?

La profesora de ingles - LuimeliaWhere stories live. Discover now