Capítulo III.

201 16 6
                                    

-Como ven, ya es catorce de Noviembre. -empieza el profesor. -lo que significa, que tienen que hacer su trabajo final, o sea su trabajo de grado. Mucha suerte a todos.

Ivonne no prestaba atención. Lo único que hacía, era mirar a todos sus compañeros, para ver quien tenía ojos azules.

''Te daré una hermosa pista. Tengo ojos azules"

Esa parte de la carta, la hizo pensar todos estos días. Había mirado a todos los estudiantes de la universidad, pero ninguno le cuadraba. Su amiga Norma se estaba burlando de ella por eso. Decía que era una tonta por creer en eso.

De nuevo, empezó a mirar a todos sus compañeros. Que por cierto, la quedaban mirando como bicho raro.

Mateo: Ojos azules, cabello negro, piel blanca, y raro, (Como aquel chico misterioso dice qué es) Pero algo no le cuadraba: Tenía novia.

David: Ojos azules, cabello castaño, y morocho, pero demasiado lindo para su gusto.

Matías: Ojos azules, cabello rapado, piel morena, pero demasiado rudo para escribir palabras tan bonitas.

Josué: Ojos azules, piel blanca, y rubio, pero demasiado coqueto para ser: ''Chico enamorado''

Santiago: Ojos azules, estatura media, cabello negro, inteligente, atractivo, y demasiado raro. Pero se pasaba de ''Nerd''

Pero... Las apariencias engañan, ¿No? Definitivamente, estaba loca. ¿Por qué se preocupaba por saber quién es? O peor aún, ¿Se enamoró de su admirador?

¿Y si es un viejo de setenta años? ¿Y si es un chico de quince años? ¿Y si es un pedófilo? ¿Y si es alguien que quiere secuestrarla? ¿Y si es una broma de mal gusto? ¿O es un niño inmaduro que no tiene nada que hacer? Aún así, ella nunca se iba a rendir. Aunque la pista que le dió aquel chico, no era muy viable tampoco. Ivonne solo deseaba que en la próxima carta le diera otra pista. O mejor... le dijera quién es.

Ivonne sale corriendo en cuanto termina la clase, literalmente, de la universidad. Tenía que alcanzar a Santiago, (Al único que se acercaba a la personalidad de aquel admirador)

-¡Santiago! -grita Ivonne llamando su atención.

-Ivonne, -sonríe con amabilidad. -¿Por qué estás agitada?

-Yo... -duda. -Mmm, ¿Puedes prestarme los apuntes de hoy? Me... me atrasé. -mintió.

-Claro. -dice, y saca de su mochila una libreta. -Aquí está. Eso sí, lo necesito para mañana, hay mucho trabajo que hacer.

-¡Muchas gracias! Te lo traeré mañana. Adiós. -dice, y se despide.

Ivonne se había inventando aquella excusa solo para ver la letra de su compañero. O de pronto... si tenía algunas notas por ahí. Ya que ella notó que el pelinegro no para de escribir.

Aunque por otro lado, no quería que fuera él.

Ivonne llega a su casa, y lo primero que hace, es subir a su habitación, y abrir el cuaderno. Pero antes, encuentra un sobre azul, (Como siempre) En su cama. Aunque le pareció extraño, ya que su admirador le envía cartas cada quince días, y no han pasado. Sin embargo, no tardó en abrirla. Deja el cuaderno a un lado, y comienza a leer.

Carta cinco:

14/11/2014

''Querida Ivonne:

¿Cómo has estado? Espero que bien.

Apuesto a que te estarás preguntando porque te envié esta carta hoy. Bueno, la verdad, es que tenía muchas ganas de escribirte, y esperar a que pasaran quince días, se veía eterno.

También envié esta carta hoy para decirte algo. Pero te lo diré al final.

Ivonne, desde un principio te dije que te escribía porque soy tímido. ¿Lo recuerdas? Bueno, mi timidez nunca va a pasar, Ivonne. En la anterior carta te dije, que probablemente esa palabra me devoraría, y creo que así está pasando. ¿Pero sabes algo? Pasa solo contigo. No sé porque, Ivonne. Cuándo te veo, mi cara se pone roja como un tomate, y me pongo nervioso. (No me quiero ni imaginar cómo será si estoy frente a ti) Haces que sonría como estúpido, y como un completo idiota.

Te amo, Ivonne. Ojalá pudiera decírtelo de frente, para después besarte. Es lo que más deseo en esta vida, Ivonne. Besarte, tocarte, sentirte, y sobre todo, tenerte a mi lado. Y ojalá esto que te estoy escribiendo, pudiera decírtelo de frente. Esto, y mucha cosas más. No las escribo por lo mismo, porque quiero decírtelo de frente. ¿Sabes? Nunca había deseado algo tanto como lo que deseo ahora. Nunca me había enamorado como lo estoy de ti. Nunca había escrito una carta para alguien, hasta que llegaste tú. Nunca me había inspirado en alguien, hasta que llegaste tú. Nunca había visto a alguien tan hermosa como tú. Nunca se me salía la sonrisa de estúpido, hasta que llegaste tú. Nunca me había desvelado, hasta que tú apareciste. Creo que tú eres la que haces que mi mundo sea diferente, que mi destino sea diferente, que todo... ¡Que todo sea diferente!

Espero que no pienses que escribo esto sólo para quedar bien contigo. Pero es lo que siento, Ivonne. No sé porque pienso que después de lo que te voy a decir, no vas a querer recibir más mis cartas.

Bueno, aquí va. Te diré quién soy, Ivonne.

Soy aquella persona misteriosa en la universidad, que nadie conoce. El experto, e inteligente. Aquella persona que revisa los trabajos finales de los alumnos. Aquella persona que tiene miedo de ser descubierto solo por timidez, miedo, e inseguridad. Soy esa persona que cualquier individuo rechazaría. Soy un profesor miedoso, con un trabajo extraño. Soy esa persona de la cual todos hablan en la universidad por ser muy ''Inteligente'' y que no se muestra. Estoy escribiendo esto con lágrimas en los ojos, Ivonne. No quiero ser rechazado, y menos por ti. Por la persona que amo.

Ivonne por favor no te enojes conmigo.

Te ama, y te amará,

Antonio, tu admirador, y misterioso chico.

PD: ¡Te amo, hermosa!"


Ivonne se da cuenta que estaba llorando, cuando ve una lágrima en la carta. Nadie en su vida, le había escrito algo tan hermoso como lo que escribió él. Sentía como su corazón palpitaba fuertemente, y las lágrimas no paraban de salir. ¿Por qué tenía que pasar así? ¿Por qué él? ¿Y porque él se enamoró de ella? Y ahora, con esta carta, Ivonne se dió cuenta de algo...

Se enamoró de su chico misterioso.

Cartas a IvonneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora