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Brandfor un pequeño reino, el cual era solidario, noble y tenía otras características que lo hacían verse de "ensueño", parecía como si viviesen en paz y armonia, sin peleas o conflictos, trataban siempre de utilizar el diálogo, «la violencia no ayudaba para nada» puede que ese sea uno de sus lemas, como cada Reino tiene sus reglas, este no se quedaba atrás, procuraban acatar cada una de ellas, no querían decepcionar al rey Geof.

Un dulce joven caminaba por el pueblo,se había alejado del Palacio para vivir como alguien normalnormal,  solo por un simple momento, tenía mucha curiosidad y el solo quería divertirse, a pesar de su edad en la cual ya debería madurar seguia comportándose como un niño pequeño, sus padres los Reyes no tenían ningún inconveniente con ello, para ambos su prioridad era ver a su hijo feliz y contento, así era como funcionaba todo en ese pueblo.

Sus caderas se meneaban a la par del cantar de los pajaros, como si estuviesen sincronizados, en su cabeza se encontraba puesta una corona de flores que habían hecho unos niños para el dulce príncipe, el cual era bien recibido en todas partes, su nacimiento había sido tan celebrado en cada familia, y como no, los Reyes habían perdido la esperanza de tener hijos después de Alissa, cuando se enteraron que la Reina Karen tenía problemas, así que después de varios intentos se dieron por vencido, hasta que días después la mujer se dio cuenta que tenía síntomas de un embarazo, no dudó en percatarse de ello y saber que era cierto.

Después de eso todo había marchado demasiado bien, eran demasiado felices con aquella noticia, Dios, se habían vuelto locos, no paraban de hablar de ello, y es que en verdad era una buena noticia, un milagro para todos.

El día era soleado, con los plebeyos caminando hacia sus respectivas ceremonias, eran personas que les gustaba hablar sobre temas religiosos, la escuela también daba algunas clases y no podían negarse, pero además de eso eran liberales, no tenían pena de hablar de un tema, ya que con el paso del tiempo las mentes cambiaron, claro, no todos iban a tomarlo para bien pero la mayoría lo hacia, y con eso bastaba.

Podías ver a varias parejas del mismo sexo tomados de la mano y besarse, como en este momento que el castaño observo por el rabillo del ojo a dos chicas besarse tan apasionadamente sin perder el toque tierno, soltó un suspiro, el también quería estar enamorado, sentir esas emociones que sus amigas Juline y Clarisa hablaban, esas dichosas "mariposas en el estómago", le gustaba sentarse en el pasto verdoso del jardín y leer miles de libros acerca del amor, cuentos de hadas, y mucho más, imaginaba diferentes escenarios, su príncipe llegando a rescatarlo de una torre, o encontrarse con su hada mágica y le ayudará a ir a una fiesta.

Apartó su mirada cuando aquellas chicas se habían separado y lo miraban, sus mejillas se habían tornado rojizas por la pena que había sentido al estar evadiendo a las jovencitas, siguió su paso hasta llegar a la Biblioteca, una campana sonó en el lugar indicando que una nueva persona había llegado, como era de esperarse todos giraron sus miradas hacia el, le gustaba llamar la atención pero ahora no quería hacer eso, camino con la cabeza gacha, encontrando el suelo divertido, sus manitas se encontraban hechas puños, si su abuela le hubiese visto le habria mencionado o más bien reprochado "un príncipe siempre tiene la cabeza en alto", sin embargo el aún no estaba listo para ser un príncipe, ni mucho menos convertirse en futuro rey, porque sabía que eso traía demasiada responsabilidad.

A lo lejos vio a su querida amiga Juline, tan sofisticada y resplandeciente con su vestido de olanes largos, un rosado pastel, portaba una figura envidiada por muchas chicas, aunque a el no le importaba el físico, apresuró su paso y la saludo con un beso en la mejilla, sabía que no era un acto tan adecuado y respetuoso, pero vamos, era su amiga, tenían confianza.

—Leeyum— susurro bajito por los demás presentes, ambos tomaron asiento en una de las bancas —¿Tus padres saben que estas aquí?— en su mirada se encontraba la curiosidad expuesta, el contrario negó y la chica río mientras negaba —Debi imaginarlo, pero me hubieras avisado y hubiésemos venido juntos—

—Lo siento— no hizo más que encogerse de hombros y tomar un libro que se encontraba en la mesa para hojearlo, se veía realmente interesante.

Pronto solo estaba concentrado en el, los versos eran poesía, algo sin duda diferente a lo demás, no supo cuanto tiempo paso leyendo pero se encontró con la ventana, empezaba a oscurecer, su acompañante también se había dado cuenta de ello, así que ambos se levantaron.

—Liam no creas que te dejaré irte solo, así que vamos, mi carruaje nos llevará a tu casa— demandó la mayor.

Ambos ya se encontraban dentro, teniendo una conversación amena, sabían que al bajo lo regañarian por no avisar que iría al pueblo, pero no había tenido otra opción, sabía que se negarian rotundamente, no por el hecho de convivir con los plebeyos, al contrario, ellos estarían de acuerdo con ello pero no querían que su hijo se expusiera, habían divagado que había gente de otros reinos atacando.

Al llegar Juline se despidió como siempre lo hacía y se fue, Liam entró saludando a los guardias que se encontraban en las puertas, fue escoltado nuevamente hasta adentro, llegando a la Sala principal donde se encontraban sus padres angustiados.

—Liam.. ¿donde te metiste? ¿Corazon estas bien?— karen se acercó de inmediato descartando algun tipo de agresión, al fin pudo respirar cuando no encontró nada —Nos angustiaste Liam, sabes que debiste avisar, no puedes caminar solo por ahí, mucho menos ahora—

Estaba más decir que si se sentía culpable, no quiso preocuparles de tal manera cuando tenían problemas, agachó su cabeza como si fuese un  cachorrito regañado, un puchero estaba sobre sus labios y se encontraba abrazándose así mismo.

—oh mi bebé!— se acercó y lo abrazo, acariciando su cabello —Esta bien, se que no fue su intención, hablare con tu padre, ve a comer algo y luego descansas, es tarde— anuncio mientras se perdía.

A Liam le daba curiosidad cuando su padre se encerraba en la Oficina por demasiado tiempo, le daba cierta curiosidad saber que temas abordaban, ya que el no manejaba nada del Reino, no estaba aún preparado, con pasos lentos y silenciosos se dirigió a donde su madre había ido, se sentía como un chismoso pero quería escuchar, quería saber que era eso que los tenía tan mal, los hacia estar a las vivas de posibles ataques, pego su oído a la puerta sin hacer que esta llegase a rechinar, lo siguiente que escucho no podía creerlo.

—No hay nada que hacer cariño— se escuchaba una voz apagada desde el otro lado —O le entregamos a Alissa o nos veremos en serios problemas con peleas y combates— un gemido de dolor fue lo que se escucho.

—¿pero como puedes pedirme eso? Es como vender a nuestra hija a Malik— tal vez no podía observar pero sabía perfectamente que su madre estaría negando y con sus pupilas dilatadas

—Lo se.. Pero encontrare la manera de recuperarla, de hacer alianza— afirmó seguro de si mismo.

Después de escuchar ese pequeño cruce de palabras subió a su morada, metiéndose bajo las sabanas, el apetito se había fugado, solo pensaba una manera de evitar que su hermana se condenara a ello, no lo iba a permitir, eso estaba más que claro, ese día se durmió con un nudo en su garganta por la noticia.




×∆

Esta fic fue creada hace 6 meses, pero fue borrada por razones que desconozco pero hace unos días pensaba en volverla a subir a la plataforma, espero y disfruten, acá abajo dejaré unas aclaraciones que ya estaban.

La historia es algo Chapada a la antigua con lo reinos, pero también incluiremos cosas modernas por lo cual será algo diferente, al igual que usaré mucho mi imaginación, por si encuentran cosas que no van "esa es la razón" Me gusta usar mi cabeza y no sólo ser boluda, escribir me da hambre, mientras me mantengan alimentada la seguiré :)).

No prometo actualizaciones seguidas ya que tengo asuntos personales, pero lo haré cuanto pueda.

Como ahí menciona, no actualizare seguido, ahora es por las tareas y clases en línea pero lo haré lo más pronto posible.

Dulce ContratoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora