« Capítulo Trigésimo quinto»

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« Las despedidas son agridulces,

pero no es el fin, veré tu rostro otra vez.

Me encontrarás.

Sí, me encontrarás,

en lugares que jamás hemos visto,

por razones que no comprendemos.

Caminando en el viento »

👑One Direction. Walking in the wind👑


El príncipe Michael fue golpeado una vez más por los recuerdos. Como había abrazado al príncipe Luke mientras charlaban por horas. Como sus piernas estaban enredadas las unas con las otras, mientras estaban compartiendo momentos tan íntimos como aquellos, en donde la corona quedaba fuera.

Luego de aquello, Michael lo convenció que no podía irse del reino sin una de las tartas que preparaba el cocinero Louis, por lo que  lo convenció a ir hasta los jardines frutales, en donde él mismo le enseñó a ver los duraznos perfectos para la preparación. Fueron hasta las enredaderas en busca de frutillas y los árboles de cereza. Luke siguió las órdenes de Michael de como quitar los corazones de los duraznos y cereza, manchando sus manos bajo la sombra de los árboles, mientras Sir Harry y Calum charlaban en una de las bancas, prometiéndose que pronto volverían a verse.

Luego de eso le llevaron los ingredientes a Louis que por supuesto se puso manos a la obra a realizar dos tartas, una para el príncipe Luke y una para el príncipe Michael, para que endulzara su vida apenas el rubio príncipe se marchara.

Se encerraron aquel día en el estudio del príncipe Michael, quien aprovechó la presencia de Luke para comenzar con el bosquejo de un cuadro mientras él le hablaba incluso de las cosas más descabelladas. Luego el rubio príncipe vio el avance de Michael feliz y comenzaron a tocar piano, uno junto al otro, Michael cautivando a Luke con su voz, con sus líricas. Incluso se permitieron bailar sin música, solo escuchando sus respiraciones, bailando un vals silencioso lleno de sentimientos.

Cuando el sol se escondió, comenzó la despedida. En el estudio, Calum irrumpió murmurando que estaba todo preparado y que cuando estuviese listo el príncipe Luke, podían partir. Los dejó a solas, conociendo que preferirían una despedida más privada.

Apenas Calum los dejó a solas, Luke acunó el rostro de Michael entre sus manos y chocó sus labios, convirtiéndolos en una danza, un vals de despedida por una temporada. Luego de aquel gesto que pareció eterno, Michael acunó el rostro de Luke y acarició sus mejillas, observó sus ojos azules con una sonrisa triste. No quería que se marchara, pero él necesitaba tiempo y Michael también necesitaba su tiempo para disponer de toda su atención para concentrarla en la corona, para que el plan que había ideado con Lauralie rindiera frutos y fuera el mejor monarca que su reino pudo tener en generaciones.

—Prométeme que serás responsable, un príncipe que no acude al alcohol ni vicios, un príncipe ejemplar que llevará la corona de su reino con orgullo —susurró Luke tan cerca de Michael, con sus frentes juntas, con sus ojos cerrados, con sus labios rozando los del príncipe pelinegro.

—Prometo ser el mejor por mi, para mi reino y que te sientas orgulloso de tu amigo Michael —susurró el pelinegro, acariciando el cuello del príncipe rubio que se marchaba.— Prométeme que no olvidarás lo que ha sucedido en mis tierras, que no te olvidarás de lo que me haces sentir y de lo que tu sientes —susurró Michael en un susurro tan bajo, como si en serio debieran proteger ese secreto del mundo entero.

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