Capítulo 26 - Regresó.

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—¡Nos vamos a tus clases de Ballet! —Liam se acercó a mí, con los brazos abiertos y guiñándome el ojo—

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—¡Nos vamos a tus clases de Ballet! —Liam se acercó a mí, con los brazos abiertos y guiñándome el ojo—. Vamos belleza; desempolva el uniforme que nos vamos.

—¿Cuándo ibas a decirme, Yulian? —Mark apareció detrás, por su mirada supe que no estaba contento—. ¿Cuándo ibas a decirme que te gustaba el ballet?

Caminé hasta mi cuarto y me agaché bajo la cama.

Saqué la maleta negra de viaje donde tenía mi niñez escondida.

Mientras sacaba el tutu pensaba en que responderle a Mark, antes de que me preguntara nuevamente.

—No lo sé. No pensé que volvería a bailar, lo siento —musité, mientras miraba mis zapatillas blancas. Todo estaba intacto. Miré a Liam y le mostré la licra y el tutu—. Oye, yo ya no entro en esto.

Asintió.

Terminé de empacar mis cosas y luego me cambié rápidamente el pijama que llevaba puesta.

Me coloqué un jean, una camisa gris y mis converse de siempre.

Mark se despidió de mala gana.

Nos montamos en mi auto y nos fuimos.

Llegamos a una vieja bodega.

Estaba completamente agradecida de que Liam hubiera regresado, y hubiera sido capaz de sacarme de allí; necesitaba un respiro.

Liam me había llevado un nuevo uniforme, igual al que tenía cuando  pequeña, solo que en este nuevo si entraba mi cuerpo.

Liam invitó a Mark a que viniera con nosotros, pero él no aceptó, porque supuestamente tenía unos negocios de los cual encargarse. Sé que Liam solo lo había invitado por educación, porque sé que no quería que viniera con nosotros.

Había algo que rondaba mi cabeza en ese momento, y era ¿por qué Mark dejó irnos solos?, tampoco sé cómo estuvo tan "calmado" cuando Liam llegó a casa, después de lo que había pasado la última vez.

Liam había dicho que iba a volver, que eso no se iba a quedar así, y ahí estaba, pero estaba diferente... eso no me gustaba mucho.

Cogí la bolsa con mis cosas, me bajé del auto junto con Liam.

Me hizo entrar por la puerta trasera de la bodega.

La bodega tenia exactamente la misma decoración del salón de baile al que yo asistía cuando era una niña. Me tomé un momento para admirarlo y recordar, antes de ir a soltar cualquier comentario o cualquier pregunta que pudiera hundirme.

Tenía el piso en madera oscuro, perfecto para poder danzar el día entero. Unos grandes ventanales que permitían que toda la luz natural entrara perfectamente en la habitación. El techo enorme, con unos candelabros preciosos que caían en casi toda la habitación, dándole esa elegancia, y claro; no podían faltar las grandes esculturas echas en flores, en todas las esquinas de la habitación.

Amarrada ✔️ [Libro 1]Where stories live. Discover now