paresco una bebita

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“pero mami, yo no quiero salir vestida  así, por favor, parezco una bebé” mami ni papi me hicieron caso, y sin tener ninguna opción, me llevaron hasta el restaurant del hotel.  
 
Mientras esperábamos por una mesa, me di cuenta de que mucha gente estaba mirándome. Vi a un niño como de mi edad, mirándome y apuntándome para que sus papás pudieran verme. Lo único que podía hacer era mirar hacia otro lado y ponerme roja de la vergüenza.
 
Cuando nuestra mesa estuvo lista, la mesara nos lo indicó y nos ayudó a instalarnos. Mami le dijo unas cosas al oído, y la mesera se marchó. Estaba a punto de sentarme en una silla, cuando el mesero regreso empujando una silla alta de bebé y con una cosa de plástico amarilla con cordeles amarillos. Mami me dijo “arriba mi amor” sosteniendo la silla de bebé mientras la mesera le quitaba la bandeja del frente.
 
Empecé a negarme, pero mami me tomo por debajo de mis brazos, y me sentó en la sillita. Todo paso tan rápido que estaba en shock y no me dio tiempo de decir una palabra. Cuando estaba sentada en la silla, la mesera volvió a colocar la bandeja y fue ahí cuando me di cuenta que la cosa amarilla de plástico era un babero. La mesera me lo puso. Era de una tela amarilla, con un plástico protector al frente, y un dibujo de un osito en pañales, y letras al frente “Bebé de Mamita”
 
Mami pensó que el babero era adorable y le preguntó a la mesera donde podría conseguir uno. La mesera dijo que ellos tenían muchos, y que podía quedarse con ese.
 
Yo solo quería desaparecer, y unas cuantas lágrimas empezaron a salir de mis ojos.
 
“no estés triste amorcito, puedes pedir lo que quieras” dijo mi mamá mientras me leía el menú de niños. Me negué a contestar que quería.
 
La mesera regresó para tomar nuestra orden. Papi ordeno carne y mami pollo. Mami me preguntó otras ves que quería comer, y como no dije nada, me ordeno un perro caliente con papas fritas y leche, y le dio a la mesera mi taza de Mickey Mouse. Mami y papi ordenaron gaseosas para ellos.
 
Me sentía como un bebita  sentada en una sillita alta junto a la mesa.
 
La mesera regresó con las gaseosas y mi leche. Cuando puso la taza en mi bandeja, accidentalmente la golpeé con mi codo, la taza se volteo, y deje  caer la leche sobre toda la bandeja y el piso. Entonces la mesera limpio el desorden con un trapo, y dijo que volvería a llenar la taza. Mi madre agarró la taza, la guardo y dijo “mejor cambiamos la taza para que esto no vuelva a pasar” y sacó de su bolsa un biberón, dándoselo a la mesera.
 “Esto estará mejor”, dijo mami “eso creo también” contesto la mesera, y se llevó el biberón a la cocina.
 
“pero mamita, yo no quiero un biberón”
“debiste pensar en eso antes de decidir botar toda tu leche”
 
Antes de que pudiera decir una palabra, la mesera regresó con mi biberón de leche y lo puso en mi bandeja. La mira enojado y me negué a tomarme la leche.
 
“mami, ya no soy un bebé”
Entonces mi papá dijo “deja de quejarte mía, tu mamá tiene mucha razón, tiraste toda tu leche. Pero si botas el biberón la leche no se va a derramar, y mami o yo podemos juntártelo y dártelo otra vez”.
 
Empecé a llorar, y papi dijo “he yo creí que eras una niña grande. Ahora deja de llorar antes de que me enojé y te de razones para llorar pero esta vez de verdad”. Traté de parar de llorar pero estaba todavía sollozando.
 
La mesera trajo la comida. Mami tomó mi plato y cortó el perro caliente en pedazos pequeños, luego lo puso la bandeja de mi sillita para que me lo comiera. Tuve que comer con las manos porque mami no me dejó usar un tenedor después del accidente con la taza.
 
Me quedé muy quieta, sin protestar ni llorar, porque no quería que mi situación empeorará.

MIA   M. G.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora