Capítulo 13

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Lauren

Creo que he crecido dos metros y tengo fuerza suficiente para levantar una tonelada.

Tener mi mano en su espalda como un toque posesivo ha generado una sensación de supremacía.

Decir que me alegró cuidar de ella hace un rato, procurando que no tuviese hambre, sed y frío, es minimizar la situación.

En mis retinas quema la imagen suya tomando los primeros rayos de sol.

Tan hermosa. Tan tierna. Tan pura.

Sus mejillas estaban sonrojadas y tenía un aura que sería envidiado por los propios ángeles.

Sus cabellos se movían por el viento y en sus labios había una suave sonrisa.

La angustia que tenía ayer se fue diluyendo y ahora quedaba tranquilidad y bondad. En la postura de su cuerpo se comprobaba.

Casi doy puños en el aire como celebración cuando me dijo que había terminado con Henry.

Debo admitir que sería mejor que aquellos puños fueran a parar en el asqueroso rostro de ese infeliz. Fue un cerdo muy cruel.

Sentí un temblor en mi cuerpo por la adrenalina ante la nueva noticia. Mi respiración se volvió irregular y mi corazón estaba por explotar en mi pecho. No obstante, me obligué a aparentar serenidad.

Estoy orgullosa porque mi chica le puso punto final a eso. No permitió que la menospreciara ni manipulara de tal manera a pesar del dolor que está sintiendo por su más reciente pérdida.

Cuando estábamos de regreso y yo me dirigía a su residencia, juro que quería secuestrarla.

La mimaría, amaría, consentiría y volvería caprichosa.

Estaba ahorcando el volante por tener que separarme de ella.

Maravillosa fue la sorpresa que me llevé cuando susurró con un tono muy dulce que no quería volver aún.

¡Le gusta mi compañía!

Al anunciar que iríamos a mi sitio su semblante se volvió adorable. Voy por buen camino malcriando a mi chica.

Ahora cocinaré para ella y para mi hermana. Me esforzaré el doble.. no no... me esforzaré el triple para satisfacer al máximo su paladar. Querrá probar todo el tiempo nuevas recetas de mi parte. Yo seré quien se ocupe de sus necesidades y mi recompensa será su felicidad.

La guío a la cocina, retiro una silla para que se siente y ella sonríe sonrojándose mientras lo hace.

Cada vez que la observo el aliento abandona mis pulmones. Tanta belleza. Cuanta bondad.

Salgo de mi ensueño y me quito la chaqueta.

Lavo mis manos y comienzo a buscar lo necesario para hacer milanesa de pollo, arroz blanco, patacones y ensalada.

-¿Te gusta cocinar?-- mi garganta se mueve de manera nerviosa por su voz. Me doy la vuelta para observarla. Sus ojos están llenos de curiosidad.

-Sí, es uno de mis hobbies favoritos-- mi tono es un poco ronco.

-¿Y a ti?-- su mirada se empaña con nostalgia.

-Me gusta. Una de mis mayores pasiones es la pastelería-- no me sorprende que tenga ese talento. Ella tiene muchas virtudes.

-¿Cuál es tu comida favorita?-- disimulo en gran medida mi interés picando los vegetales y sazonando la carne.

-Amo el Cordón Blue con ensalada y puré de papas-- suspira cerrando sus ojos por unos instantes. Está imaginando su sabor.

Anhelar a un ángel Donde viven las historias. Descúbrelo ahora