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Zenitsu se encontraba siendo molestado Kaigaku, diciendo comentarios ofensivos hacia su mente tan frágil.
-¡Vete de aquí, no mereces estar en esta prestigiosa academia!.
Le soltó una patada y el rubio cayo al piso tocando la parte adolorida.
-Pero el abuelo dijo que podía, él cree en mí .
-El maestro no debería andar cargando con una molestia como tú, idiota.
Le solto patada tras patada. Le dolía y mucho, sólo deseaba que se terminará.
Emperaba otra patada pero una voz detuvo al azabache antes de que este se la diera. Luego, el sólo vió como este caía al suelo.
-Eres un poco hombre, Kaigaku.
Una voz femenina, que conocia muy bien, se hizo presente. Alzó la mirada y está relajo su ceño anteriormente fruncido, le tendió una mano al rubio y lo levantó con cuidado.
-¿Estás bien, Zenitsu-kun?.
El rubio sólo asintió con una gran sonrojo en sus mejillas.
Le pediste que se recargará en ti y dejaraon al azabache en aún en el suelo. Antes de que se fueran te grito:
-¡No deberías juntarse con él, es un inutil, (T/N)!...
Eso te enojo bastante y le levantaste el dedo del medio, para retirarte y curar al pobre rubio.
. . .
Estabas tallando la aespalda de Zenitsu con una crema para los moretones. Te dolía ver su estado tan deplorable y triste cada vez que lo curabas.
-Zenitsu, deberías defenderte. No está bien que te dejes molestar por el imbécil de Kaigaku.
Paraste de ponerle la crema. Le miraste mejor y le abrazaste.
-Nuestro abuelo está muy orgulloso de nosotros. No dejes que te venga a bajar tu autoestima.
Él te correspondió y comenzó a llorar, lo consolaste hasta que ya no pudo más y el sueño lo consumió. Lo cargaste y llevaste a su cuarto mientras preparabas la cena en lo que llegaba tu abuelo y Kaigaku. Probablemente se quejaría con este y sólo le ignorarian.
Cuando te ibas a quitar el mandil, alguien te agarró de la cintura. Era Zenitsu y sus ataques de sonámbulo. Soltaste unas cuantas risas y lo intentaste a partar, pero él fue más rápido; te volteo, tomó tu cara y la beso.
