Heart's a mess

743 73 11
                                    


Steve estaba sentado en el suelo de la sala de estar, abrazando una almohada como si su vida dependiera de ello; miraba la televisión apagada, como si en verdad estuviera mostrando algo dentro de aquella caja negra. Pero en su cabeza, él podía ver en la televisión todos los momentos que había vivido con su hermoso castaño, podía verlo sonreír de la manera más sincera del mundo cuando estaban juntos; así como también podía ver todas aquellas miradas apagadas y sin vida en los ojos oscuros de Tony.

¿Por qué no hizo nada? Era la pregunta que más se hacía en la cabeza, tuvo todas las oportunidades para hacerle la pregunta pero nunca las alcanzaba; y era sencilla la respuesta: por qué era un cobarde y tenía miedo de cagarla con Tony. Porque sabía que cuando el castaño desviaba una pregunta, no la respondería, muchas veces tuvieron problemas con eso. Que cada vez que Steve quería conocer más de Tony, esté o no le era del todo sincero, o se ponía irascible ante todo comentario, arruinando muchos momentos, arruinando muchas cosas. Por eso Steve, cuando el castaño le desviaba la pregunta, lo dejaba ser. Tal vez eso era su error.

Pero Steve tenía miedo, miedo de perder lo que había ganado con Tony, de perder al castaño por sus preguntas. Lo gracioso es que ahora casi lo pierde por no hacerlas. Y ahora se daba asco por haber tenido sexo con Tony, no se pudo esperar ni un poco para entregarse al castaño; Steve seguía siendo un poco inseguro con respecto a sus relaciones y la relación que tenía con Tony era demasiado especial que nunca quiso arruinarlo. Se sentía inútil ¿Qué clase de novio era? ¿Qué clase de novio fue?

No se merecía al castaño, no se merecía nada. Sollozó mientras los recuerdos felices volvían a su cabeza, unos pasos se escucharon y él se limpió las lágrimas.

-¿Cariño, qué pasa? - la suave voz de su madre le hizo querer llorar más. - Steve ¿Estás bien?

-¿Soy una buena persona mamá? - preguntó en un frágil hilo de voz.

-Claro que sí, cariño. - la mujer se sentó a su lado, abrazándolo. -¿Es por Tony?

El rubio asintió.

-Cuando nos fuimos a su casa, me contó todo. - Steve se estremeció.- lo que le hizo esa bruja.

-¿Te lo dijo?

-¿Tú lo sabías? - miró a su madre.

-Howard me lo dijo, vino a hablarme ya te dije. - acurrucó a su hijo en un abrazo.

-¿Y por qué no me lo dijiste? - estaba indignado.

-No tenía por qué decírtelo, Tony era el único que lo tenía que hacer. -

Se quedaron callados unos momentos, Sarah podía sentir el corazón roto de su hijo, roto por algo que le hicieron a un ser querido; de alguna manera María si llegó a hacer daño a su hijo, a sus dos niños. Tanto a Steve como a Tony y nunca se lo perdonaría, nunca.

-¿Por qué hay personas que lastiman a sus propios hijos? - se preguntó a sí mismo.

-No lo sé, cariño, sabes que tu abuela era muy fría conmigo, pero nunca llegó a ese punto. - recordó sus días como una niña.

-¿Qué hago mamá, qué hago para recuperar a Tony?

-¿Lo amas?

-No sabes cuanto. - una lágrima cayó de sus ojos azules.

Sarah tomó la mano de su hijo, le dio un beso en los nudillos.

-Entonces sabrás que hacer, Steve. -

-------------------------------

Tony tenía los brazos cruzados sobre la mesa, con la cabeza oculta en medio de ellas. Tenía mucho sueño y estaba demasiado cansado de las cosas, el corazón le estaba pesando como nunca, sólo quería regresar a la calidez de aquel vacío que sintió. Tenía frío, mucho frío pero estaba muy abrigado.

Teenage DreamDonde viven las historias. Descúbrelo ahora