CAPÍTULO 13

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ALICE

Intenté subir las escaleras de la entrada con las lágrimas a punto de asomar por mis ojos, pero los brazos de Kathlyn me detuvieron.

-¿Estas bien? –pregunta preocupada.

-Si –digo para concluir el tema antes de que empezara e intento zafarme.

-No parece que estés bien, escuché todo.

Había sido demasiado todo lo que había pasado como para que también tuviera que dar explicaciones a alguien que nunca se preocupó por mí.

-Kathlyn, haznos un favor a las dos y mantente al margen de mis problemas –le espeto y corro al cuarto.

Escuché que me seguía pero cerré la puerta, quería dejarle claro que necesitaba estar sola para procesar todo este asunto. Mis hermanas también intentaron hacerme salir, yo solo me quedé ahí sentada en el suelo con la espalda pegada a la puerta. Nunca había llorado tanto como en ese día, ni siquiera cuando descubrí toda la mentira de mi familia y el engaño de Erick.

No desayuné, tampoco almorcé, las horas pasaron lentas mientras mi cabeza se convirtió en un reproductor de video. Dicen que cuando estás cercana a la muerte toda tu vida pasa frente a tus ojos y piensas en todo lo que viviste en solo unos instantes. Lo que algunos no saben es que ocurre exactamente lo mismo al pasar por el momento más perturbador de tu existencia, ese que te lleva al límite, solo que no pasa rápido sino lento y lo vives, lo vives como si fuera parte de una película. Tal parce que todos disfrutaban haciéndome sufrir y que mientras más intentaba devolverles el favor más se ensañaban. 

La solución estaba frente a mis ojos, solo que no la quería ver. Debía dejar de luchar, dejar de resistirme y aceptar el curso natural de las cosas, lo que está escrito no se puede cambiar y no puedes escapar de lo que el destino tiene preparado para ti. Solo tengo que hacer lo que un buen perdedor haría, levantarme y seguir adelante, aceptar la derrota y dejar de lamentarme por ello.

Eso hice, me levante y tomé una ducha, lavé mi rostro varias veces y luego me miré al espejo. Estaba echa un desastre, mis ojos estaban rojos e hinchados y me sentía débil por el ayuno. Fui al cuarto envuelta aún en la toalla y me puse mi nuevo camisón negro, elegido por Andrea, demasiado escotado y corto para mi gusto, pero era eso o seguir vistiendo el camisón viejo que solo un chico usaría.

Estaba secándome  el pelo con el secador cuando tocaron a la puerta.

-¡Adelante!

Dos chicas tímidas asomaban la cabeza como si pidieran permiso.

-¿Ya estás mejor? –dice Aleska en un susurro.

-Trajimos pizza –dice y extiende la mano para mostrarme la enorme caja – ¿Podemos pasar?

-Claro –digo y asiento con la cabeza –muero de hambre.

-Alice, no tienes que actuar como si nada hubiese pasado –comienza a hablar Andrea pero la interrumpo.

-Chicas no quiero pasar la noche también lamentándome de lo sucedido –no quiero sonar grosera pero todo un día había sido más que suficiente.

-Está bien –dijeron a coro.

Un silencio incómodo se apoderó de la habitación entonces decidí romper el hielo.

-¿Cómo va lo del baile? Tienen algo preparado ya.

Ambas se miraron un poco nerviosas y entonces comencé a sospechar que algo pasaba.

-¡Venga!, suéltenlo ya.

Dudaron si contarme o no, podía ver que no querían decir algo equivocado y hacerme sentir aún peor, aunque ya nada podía hacerlo, después de hoy practicaré el arte de la paciencia y eso se convertirá en mi mayor logro.

-Alexa y Mahidevran serán parte del cuerpo de baile –me suelta y casi me atraganto con la pizza.

-¿Están locas?

La Oscuridad Del Príncipe(Segundo Libro De EL PRÍNCIPE DE LA NOCHE)Where stories live. Discover now