Valentina no sabía cuánto tiempo había pasado, pero estaba que no era el suficiente como para recuperarse de la impresión que lo que acababa de descubrir. Se había acercado a esta chica lista para despotricar en su contra y ahora todo ese cúmulo de pensamientos y sentimientos se mezclaban en su interior unos con otros.
—¿Sigues ahí? — cuestionó la pelinegra al no escucharla por un rato.
— Ah, s- sí... aquí estoy — confirmó titubeando.
— ¿Sí quieres ir a comenzar lo del proyecto?, No tiene que ser la biblioteca, sólo necesito que haya una mesa o una superficie sólida donde apoyar mis cosas para escribir.
— No — Respondió automáticamente. Aún se sentía en shock. Le estaba costando un poco procesar toda ésta información.
— Okay. ¿Quizá en otra ocasión?, no creo que sea nada difícil la verdad. Ya hemos hecho algo similar antes.
Lo primero era explicar que se estaba equivocando de persona.
— No, yo... ah... no soy, no soy tu compañera de clases. No soy Renata — aclaró.
— ¿No?
— No
— Bueno. Entonces, ¿qué onda?, ¿en qué te puedo ayudar? — preguntó. De nuevo sonando tan animada como al principio.
— ¿Cómo? — Valentina se estaba empezando a desesperar consigo, las palabras no parecían estar de su lado ahora mismo.
— Digo, llegaste y me interrumpiste jalando el audífono fuera de mi oído así como así, y dijiste que me estabas buscando para hablar — A pesar de que sus palabras parecían un reclamo, su tono no le parecía tan agresivo — ¿Necesitas algo? ¿O sólo querías sentarte a platicar? — ahora sonaba hasta un poco esperanzada.
— No — se apuró a decir, más por reflejo que por cualquier otra cosa.
— Oh, entiendo. — el optimismo en su voz desapareció de inmediato. Bajó la cabeza y como un reflejo escondió el bastón detrás de su cuerpo de manera instintiva.
Si mal no recordaba, en cada uno de sus desafortunados encuentros, ella había estado completamente sola y el corazón de Valentina se encogió al pensar en la posibilidad de que eso se debiera a su discapacidad, de que ésta chica hubiese sido hecha a un lado o rechazada sólo por su condición. Su reacción le decía que esto había ocurrido quizá más de una vez.
— La verdad es que te confundí con alguien más — improvisó — disculpa.
— Ya. Bueno. Pues no pasa nada. — dijo sonriéndole dulcemente.
Ahora le era fácil notar la manera en que siempre miraba hacia algún punto en dirección a dónde escuchaba venir su voz, pero nunca en ella con precisión.
— Pero yo te conozco, ¿no es así?, — intervino de nuevo, provocando que la castaña frunciera el ceño. — Tu perfume, lo he olido antes, y es muy particular. Recuerdo haberlo pensado alguna vez anteriormente porque... hueles muy bien — explicó sonrojándose un poco al decir la última parte. A Valentina le pareció encantador— pero la neta no puedo acordarme de dónde. ¿Sabes?, los ciegos desarrollamos mucho los otros sentidos para adaptarnos a la falta de la visión. Desearía que algo así pasara con la memoria porque soy malísima para recordar cosas. Lo siento si ya nos habían presentado y no te reconozco.
— No, nunca nos conocimos antes. — reaseguró — Pero, puede que nos hayamos encontrado alguna vez por algún pasillo. La universidad no es tan grande. — No le veía el caso a reclamarle nada. De hecho, ya no sentía necesidad alguna de hacerlo.
YOU ARE READING
Bendita tu luz
FanfictionJuliantina | AU | MiniFic Estúpidas tareas. Estúpida clase. Estúpida chica grosera con sus estúpidos ojos bonitos.