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Un par de noches después, JiMin se hunde en el colchón y el montón de sábanas que abrazan su cuerpo desnudo, mientras su cuerpo es embestido a un ritmo que le eriza la piel y le fractura los pensamientos de algún extraño modo.

El sexo es increíble y aunque no tuvo más experiencias antes que YoonGi, casi puede apostar que todo ese placer se debe a la forma en que es tomado, tan brusco y a la vez cuidadoso, a un ritmo que le hace sentir bien porque lo disfruta, independientemente de cualquier otra cosa.

Sus pensamientos están bloqueados, mientras las embestidas se vuelven más profundas y el aroma a sudor y rastros de colonia del cuerpo contrario, le hacen gimotear desesperado, intentando alcanzar la esponjosa nube que parece flotar sobre él, mientras los dedos de sus pies se contraen y su respiración se vuelve errática.

No puede evitar sisear ante el escozor en la sensible piel de su cuello e instantes después, en la de sus pezones.

Tiene chupones por todo el cuerpo y no le importa tanto, porque para empezar, no puede ser malo si lo está disfrutando hasta esos extremos, donde no es más que un montón de gemidos tras gemidos.

Su cuerpo se contrae hacia arriba, cuando las manos de YoonGi aprietan deliciosamente su cintura y sus ojos se cristalizan ante la explosión de placer que parece aplastarle cuando su punto es golpeado bruscamente, una y otra vez hasta que ya nada parece ser suficiente y tiene que tomar su miembro y frotarlo contra su caliente mano, aliviando el dolor y la tensión.

No sabe como se ve justo en ese momento, pero cuando el mayor le medio sonríe desde arriba y le embiste profundamente, JiMin sabe que algo está haciendo bien.

La reacción de su cuerpo es instantánea y pronto logra eyacular ante la atenta mirada del mayor, lanzando cintas blancas sobre el vientre de YoonGi y apretando su cuerpo, lo suficiente como para que el mayor gruña en voz alta y le embista tan profundo que JiMin tiene que abrir la boca para llevar oxígeno a sus pulmones.

La calidez pronto es absoluta, con YoonGi llenandole el interior, y apenas es capaz de apoyar los pies sobre la cama y dejar libre la cintura contraria, ante los espasmos que le siguen a su orgasmo.

YoonGi se apoya un momento sobre él y pronto rueda al otro lado de la cama, respirando rápidamente y carraspeando para buscar su voz.

JiMin, quien aún se mantiene con las piernas extendidas y un desastre entre las mismas, es muy poco consciente del momento en que es cargado fuera de la cama y apoyado sobre el sofá dentro de su habitación.

Siente que todo continúa flotando a su alrededor y escucha de fondo el sonido de la regadera, un momento después, es cargado de nuevo.

YoonGi no habla mucho después de eso, pero se encarga de lavarle el cabello y frotarle la espalda, suspirando cada vez que el cuerpo del menor parece tambalearse.

Pero incluso cuando se mantiene en silencio, una sonrisa se desliza por los labios de JiMin.

Así debe sentirse ser amado y cuidado a la vez.

YoonGi sin embargo, se mantiene sereno mientras observa los párpados caídos del menor. Él aguarda, lo suficiente como para saber que JiMin se ha quedado dormido y le ha dejado la tarea de arreglarlo y llevarlo a la cama.

Mientras lo hace, YoonGi no puede evitar pensar más de lo que debería, después de haber tenido sexo. Y es por esa precisa razón, que el sueño tarda más de lo necesario en llegar.

Si, esta siendo una madrugada de puta madre.

Pero definitivamente, nada lo preparó para el berrinche al que tuvo que someterse temprano por la mañana.

Más que esto © YoonMinWhere stories live. Discover now