Hija de Slenderman sin saberlo. (Editando)

Mi hermano está cambiando.

 Jeff POV.

—Nos vemos luego, Jeff the killer.

Al escuchar eso, me quedé en shock, volteé rápidamente, pero no había nadie.

Salí corriendo, tenía que decirle a Slenderman, aunque muriera en el proceso.

Llegue a la creepy-house y abrí la puerta de golpe.

—¿¡Y a ti que bicho te picó ahora!?— Me preguntó Jane, creo que, molesta. Pero no le di importancia.

—¿Dónde está Slenderman?— Pregunté, para que callara la tabla y porque necesitaba saberlo.

—Está en su laboratorio, ¿por qué?— Respondió E. Jack, haciendo otra pregunta luego.

—Debo hablar con él— Respondí, mientras corría al laboratorio.

Entré sin tocar y cerré la puerta tras de mí.

—Que no te he dicho que...

Lo interrumpí, dejándolo con la frase en el aire.

—Una chica del colegio me descubrió y sabe que soy Jeff the killer— Dije lo más rápido que mi voz dio— ¿Slender?— Lo llamé al ver que no reaccionaba. Iba a llamarlo de nuevo, pero...

—¿¡QUE TE QUÉ!? ¿¡QUIÉN TE DESCUBRIÓ!? ¿¡COMO PASÓ ESO!?!?— Slender empezó a gritar histéricamente.

—Te juro que no lo sé. Lo que pasó fue...

Le expliqué todo lo sucedido, lo cual no era una anécdota muy larga, pero sí muy increíble.

—Tienes que encontrarla y traerla, ya sea viva, o muerta— Habló, con un tono de voz que, sinceramente, asusta bastante.

—Ok...

Elisa POV.

Después de ese hermoso encuentro, con uno de los asesinos más buscados de todo el país, fui a casa.

En el camino a mi casa, me puse a pensar ¿Por qué Jeff me había protegido de las zorras? Él no sabe que soy una asesina, para protegerme. Y si lo supiera, técnicamente, sería su competencia, por lo que aún no me quedaba del todo claro porqué me protegió.

¿Será que le caigo bien? No, imposible. Si no me conoce, total, ni hablamos en clase

¿Será que le atraigo? Pff jajaja, que pensamientos los míos, ¿yo? ¿atraerle a uno de los asesinos más buscados del país? Jajajaja bueno, como sea, por los momentos olvidaré el tema, aunque después aclararé mejor la cosa.

Al llegar, vi a mi hermano cocinando. Lo saludé y subí a mi habitación

—Elisa ¿puedes venir un momento?— Gritó mi hermano desde la cocina.

—Ya voy— Grité de vuelta y bajé.

—Hermana, tú bien sabes que nosotros no somos hermanos del mismo padre— Dijo con tono de angustia.

—Sí, sí lo sé.

—Pero aun así, yo te quiero mucho y tengo entendido que tú también— Seguía hablando con esa cara de angustia total.

—Sí, te quiero mucho y lo sabes— Continuaba siguiéndole el juego.

—Y también creo que me puedes tener confianza, ¿verdad?— Preguntó, ya sabía a donde iba esto.

—No te diré a donde salgo, ni a qué, por las noches— Dije directa, ya sabía que de eso se trataba.

—¡Por favor, Elisa! ¡Vas a tener que decirme! ¿¡Qué creías!? ¿¡Que te iba a dejar salir, así como así, todo el tiempo!? ¿¡Crees que, por no tener padres, puedes hacer lo que quieras!?— Estaba gritándome, mientras dejaba de cocinar y se daba la vuelta.