-Sé que eres la chica más guapa de toda la secundaria, pero eso no te da derecho a rechazarme asi. Yo tambien tengo sentimientos, yo valgo más de lo que tu crees -en ese momento puse seguro a la puerta- ¿Qué hay de todas las poesías que te escribí? ¿Qué hay de los regalos que dejaba en tu pupitre después del receso? ¿Eso me ganó por esforzarme tanto? ¿Qué me rechaces? ¡No! Ahora voy a demostrarte que te amo. ¡Ahora lo sabrás a la mala!
Y cuando mi furiosa mirada estuvo muy cerca de la suya, su mano me sorprendió, enterrando una navaja en mi cuello. Mientras ella corría y mi sangre cubría el suelo, yo solo podía pensar una cosa: ¿Qué es lo que dirán mis alumnos? ¿Qué pensarán de su profesor favorito?