Capítulo 2

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Abro la puerta de la habitación que me es tan familiar.
Aquella que tiene un poco de todos los instrumentos para ejercitar mi cuerpo.

Me paseo por la estancia, meditando por cuál de estos elementos debería empezar hoy.

Me decanto por golpear el saco.
Me despojo de mi camiseta, soltándola en un banco a la vez que guardo mi teléfono en el bolsillo de mi pantalón, con los auriculares listos para reproducir mis canciones.

Caliento un poco mis músculos, queriendo evitar hacerme daño.

Envuelvo mis manos en una venda blanca, mientras me coloco delante del saco, listo para golpear.

El saco se desplaza de un lado a otro, sacudido por los impactos recibidos.
Lo atizo con fuerza durante algo más de una hora, sintiendo como el sudor recorre mi frente y mi torso.

Cojo la toalla que había dejado preparada y seco mi frente.
Levanto la mirada, respirando entrecortadamente, y localizo a Jade entrenando.

¿Desde cuando está ahí?

—¿Cuándo has llegado? —pregunto acercándome a ella.

Mi hermana levanta la cabeza y me obeserva.

—Llevo ya un rato, ¿Por qué lo preguntas?

—No me había dado cuenta, ni siquiera he notado tu presencia.

—Será culpa de los auriculares que llevas, no sé como no te quedas sordo poniéndote la música tan alta. —musita mientras arregla su coleta.

Niego con una sonrisa en la cara.

—Ya que estás aquí, hay una cosa de la que quiero hablarte... —menciono mientras seco mi cuerpo y suelto la toalla junto al resto de mis cosas.

—Dispara. —enuncia expresando su interés.

—No sé si habrás oído los rumores, pero hay un grupo de hombres lobo en la aldea; los he dejado entrar, por sugerencia de papá, pero quiero que tengas cuidado por si acaso.

Jade rueda los ojos.

—Yo siempre tengo cuidado Nico, sabes de sobra que no soy una persona indefensa, puedo cuidarme tan bien o incluso mejor que tú.
No puedo evitar que una sonrisa arrogante se me escape.

—Bueno, por si acaso, he pensado en ponerte algo de vigilancia.
Me giro, dándole la espalda, ya que conozco cuál va a ser su reacción.

—Oh, eso sí que no, —oigo sus pasos y su mano agarrando mi brazo, girándome para encararla— te agradezco que me hayas avisado, pero no quiero un maldito escolta. Sé cuidarme solita; no necesito a ningún machito siguiéndome para que estés más tranquilo.

Cierro los ojos, intentando calmarme.

—Jade, sabes muy bien que como el próximo Alfa de esta manada voy a heredar todos los enemigos de esta, y los de papá. —Intento hacerle entrar en razón— Eso significa que si alguien quiere hacerme daño va a ir a por lo que más quiero, y eso sois mamá, papá y tú.

—¿También le has puesto un guardaespaldas a papá y mamá?
Niego. Sus facciones se endurecen. Está enfadada.

—Papá tiene ya experiencia en estas cosas, y mamá lo tiene a él. Me fio más de él que de cualquier otro.
—¿Y no te fias de mí? Puede que no "tenga experiencia", —hace comillas— pero me entreno tanto como tú y se luchar tan bien como tú.

—No es lo mismo Jade... Además así estaré más tranquilo. —hago una pausa y la miro— Sé que eres fuerte, créeme, pero prefiero que ataquen a otra persona y tú puedas reaccionar a que directamente te ataquen a ti, creo que entiendes que quiera tu protección.

La sombra del Alfa |Mamm2|Where stories live. Discover now