Epílogo

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P.O.V JADE

Miré el cuerpo de mi hermano.

No podía ser que hubiésemos hecho todo esto para acabar así.

Mi cabeza se negaba a aceptar que esto estaba pasando.

Miré a Lea, la cual estaba llorando desconsoladamente. Puedo imaginarme lo que duele perder a tu mate, más aún cuando ellos ahora estaban mejor que nunca.

Mi cuerpo no respondía, solo podía mirar a las personas a mi alrededor, estaba en estado de shock.

Andrew lloraba en silencio, mi padre había caído de rodillas al suelo, mirando el cuerpo de su hijo.

—No puede estar pasando esto... —murmuró Andrew con toda la cara llena de lágrimas. Se acercó a Nico— Me prometiste una maldita comida después de esto. Iba a presentarte a mi mate. ¡No puedes irte sin más! —gritó, destrozado.

Andrew era como un segundo padre para nosotros, nos amábamos mutuamente. Para él perder a Nico era perder a un hijo.

—Tenemos que llevarlo a la manada, ya—sentenció Hayan, no tenemos nada más que hacer aquí.

Levanté la vista, todo estaba cubierto de rojo, extremidades, restos de cuerpos de vampiros, brujos y hombres lobo.

—Quedáos algunos y quemad los cuerpos. —ordené. Todos asintieron. Comenzando el trabajo— coged a mi hermano, tenemos un largo camino.

Lo sujetaron por brazos y piernas, listos para llevarlo.

Los demás se marcharon, detrás de Nico.

Yo me quedé mirando todo.

Al cabo de unos minutos me rompí. Caí al suelo, sollozando y llorando por mi hermano. No podía estar muerto.

Mi padre vino en mi busca.

—Jade. —me llamó, su voz se notaba rota— Tenemos que irnos, no puedes quedarte aquí.

Me giré para mirarlo.

—¿¡Por qué no ha dejado a nadie que lo hiciese!? ¿¡Por qué se empeñó en luchar contra él!? ¡Él sabía que no debía fiarse de que jugara limpio! ¡Sabía que podría tener algo guardado! —grité, estallando en lágrimas.

Mi padre me abrazó.

—Sabes que tenía que vengarse por Carlos, por sus padres, por vuestra relación con él.

Me quedé varios minutos ahí, en mitad de los restos del clan vampiro, desahogándome entre cadáveres que comenzaban a quemarse en hogueras.

Mi padre me sacó de allí, casi a rastras.

No quería tener que volver a ver su cuerpo. No podría.

¿Cómo se supone que debo aceptar el hecho de que por primera vez voy a estar separada de él? ¿Cómo sobreviviré sin verlo beber o entrenando cuando está estresado? ¿O de que siempre me esté molestando y yo a él? ¿De ver como su cara se suavizaba cada vez que me acercaba a él?

No estoy preparada para decirle adiós, para no volver a verlo sonreír nunca más.

Era injusto, él ha sufrido bastante en esta vida, perdiendo a Ada, a Carlos y casi a mi padre. Ahora que había encontrado a Lea y era feliz, no podía acabarse su vida.

Había recuperado las ganas de vivir, irradiaba felicidad, este era su momento, tenía todo lo que siempre había querido.

¿Cómo se nos ha podido ir tanto de las manos?

La sombra del Alfa |Mamm2|Where stories live. Discover now