CAPITULO 5

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La cara de Liam resumió lo que sentía.

-Debes creerme. Te digo la verdad -manifestó Danielle.

-Mira, esto no es... -sonrió irónico alzando la comisura del labio-. Va, ¿quién te envía?¿Es Louis?
-No conozco a ningún Louis.
-Pues entonces hay una cámara oculta, vale.
-No se trata de eso, por Dios.
-Escucha, no sé quién eres, y como broma no está mal. Pero déjalo ya,¿de acuerdo?
-Dios... Dios... -gimió ella-. No lo recuerdas. Estás aquí, pero no lo recuerdas. Dios... -se llevó una mano a la frente y la apoyó en la palma, como si le pesara una tonelada.

Contuvo las lágrimas. O tal vez no le quedaban más.
-¿Tú crees de verdad todo lo que me estás diciendo? -preguntó él.
-No se trata de lo que crea o no. Yo sí lo recuerdo. Dicen que los reencarnados no recuerdan nada de sus vidas anteriores, a no ser algunos flashes o escenas que sueñan y que no saben de dónde proceden. ¡Pero yo lo recuerdo! ¡Me juré que lo recordaría, morí sabiendo eso! ¡No habría hecho lo que hice si no fuera así! ¡Lo recuerdo, santo Dios!

-Esta bien: tu lo recuerdas. Pero aun asi, ¿no te parece increíble?
-¡No es increíble! -se desesperó Daniela-. ¡Tu estas aquí!
-Pudo haberse sentado otro, uno cualquiera. ¿Cómo sabes...?
-Me tomas por idiota. Eres tú.
-¿Porque estas tan segura?
-Tus ojos. Tu mirada. Es tu alma la que esta ahí dentro -le puso un dedo en el pecho-. Tu alma, que antes fue la de Andy.
-Entonces,  si no recuerdo nada, es que yo no te quería tanto.
Era una verdad dolorosa. Daniela se enfrentó a ella.
-Tu me querías tanto como yo a ti. De todas formas... ¿Puedo hacerte una pregunta personal?
-Sí -la invitó.
-Andy tenía una marca de nacimiento en mitad de la espalda. Una mancha oscura de cinco centímetros de largo por dos de ancho. Parecía un signo de exclamación con el punto arriba. Le tenía mucho cariño porque decía que era... -se detuvo al ver su palidez-. ¿Qué te pasa?
Liam no contestó.
-¿Tienes esa mancha? -preguntó Daniela.
Siguió mudo. Y más pálido.
-La tienes, ¿verdad?
No hubo respuesta. Casi pensó que ella se le iba a echar encima para quitarle la camisa. En lugar de eso, continuó hablando.
-Hay más cosas. Andy era un fanático del número siete. Decía que era su número de la suerte.
La palidez se multiplicó.
-¿Quieres que siga? -dijo Daniela.
Liam asintió con la cabeza.
-También quería ser bombero..., no fumaba y odiaba el tabaco..., se ponía siempre el primero el calcetín del pie izquierdo.
Liam no sabía si tener miedo o echar a correr, si seguir creyendo que ella estaba loca o... Rendirse.
Todas aquellas tonterías o manías a las que nunca había dado la menor importancia, de pronto se convertían en evidencia de un pasado desconocido.
Y su mancha.
-No...  Es... Posible -farfulló.
-Eres tú, cariño -aseguró ella, empleando por primera vez una palabra de corte sentimental directa-. Eres tú y soy yo. Nos queríamos demasiado para esperar mil años. Han bastado veinte.

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Siento no haber subido antes.

Buenas noches amores. (Aquí son las 00:45)

Muchos besos.

97 formas de decir ''te quiero''Where stories live. Discover now