V

1.4K 202 13
                                    

Estaba por abandonar la biblioteca, cuando una mano se posó en su hombro, sobresaltándolo, de no ser porque estaba en una biblioteca, habría gritado.

-Ya vamos a cerrar jovencito, es hora de que te vayas –La anciana de la biblioteca lo había asustado, miró a su alrededor y ya no había nadie. Disculpándose con la anciana, tomó los libros y después del pertinente registro, se retiró.

Estaba oscuro, el clima era frio, soplaba el viento, dándole a la noche un aspecto tenebroso. A paso apresurado emprendió rumbo hacia la cabaña, le tomaría alrededor de 15 minutos llegar. Decidió tomar un atajo por el parque, aunque había dudado si entrar o no, los arboles gigantes y la falta de iluminación lo hacía sentirse incómodo. Se sentía observado, sentía como lo acechaban en la oscuridad.

-Dipper... -Por un segundo se congelo en su lugar, de nuevo esa voz se hacía presente en su cabeza.

-Sal de mi cabeza, tu, estas muerta, no puedo recordar porque o como, pero tú ya no estás aquí. –Habló en voz alta.

-Pase lo que pase, no vayas al bosque Dipper...debes irte...él se acerca... -Repitieron en su cabeza. De repente, el sonido de una rama rompiéndose se hizo presente, sacándolo de su trance.

-¿Hola, hay alguien ahí? –La típica pregunta estúpida de las películas de terror. Se golpeó mentalmente. El sonido se detuvo. Decidido, emprendió rumbo de nuevo a la cabaña. El sonido de pasos se hizo presente, aparte de los suyos, asustado comenzó a caminar más rápido hasta que comenzó a correr. Sentía claramente como lo perseguían.

Corriendo a prisa voy, me persiguió

Y no paro, tú las traes, tu, tú las traes

-Tú, las traes, recuerda, tu las traes –Escuchó por última vez la voz de su hermana en su cabeza. Cerró los ojos con fuerza sus ojos por un instante, grave error, si estaba corriendo. Haciendo que tropezara, cuando levantó la mirada, una sombra se hizo presente, estaba a punto de gritar cuando el extraño le alumbró con la linterna de su celular.

Me atrapo, me empujo y las palabras me quito

Tú las traes, tú, tú las traes

-¡Perdón, perdón por asustarte!, pero te vi salir de la biblioteca y no sabía cómo hablarte –Dipper miró al recién llegado con desconfianza. -¿Eres Dipper Pines no es así? No estaba seguro, por eso no te hablé –El rubio de ojos ámbar lo miraba con una amplia sonrisa, le extendió una mano para que se levantara.

-¿Quién eres, como sabes mi nombre? –Preguntó todavía asustado, dudando si tomar su mano.

-¿No me recuerdas? ¡Soy yo, Bill! –Exclamó levemente ofendido. -¿Acaso no éramos mejores amigos?

-¿Bill? –Un fugaz recuerdo llegó a su mente. -¡Bill Cipher! –Exclamó tomando la mano que le era ofrecida finalmente, al levantarlo Dipper se arrojó a los brazos del rubio. -¡Mírate nada más, eres todo un galán! –Luego le propino un golpe en el hombro. -¡No vuelvas a asustarme de ese modo, casi me da un infarto!

-Lo siento, lo siento, no estaba totalmente seguro si eras tú, además, últimamente han desaparecido personas, debía ser cauteloso. –Explicó.

-Bueno, tienes razón, ¿Quieres acompañarme a la cabaña? Aquí hace frío y está oscuro.

–Claro, no tengo nada que hacer –Sin más, emprendieron rumbo a la cabaña. Sin que Dipper se diera cuenta, los ojos de Bill brillaron en la oscuridad y sus pupilas se volvieron alargadas, como las de un gato.

-No confíes en el Dipper –Susurró la voz, pero no pudo ser escuchada por Dipper, puesto que un trueno resonó en el cielo, asustando a ambos jóvenes.

Tag you're itWhere stories live. Discover now