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El ambiente estaba un poco tenso, el avión privado de la compañía no se encontraba listo aún y había una reunión con clientes importantes en una hora en Japón, Jumin y yo debíamos de haber salido del país hace media hora y aun nos encontrábamos en al aeropuerto, él se mantenía con los ojos cerrados, sus brazos y piernas cruzadas manteniendo la calma mientras yo estaba un tanto nerviosa escribiendo a las secretarias de los clientes para atrasar la reunión una media hora más.

Era una reunión importante ya que se hablaría de finanzas y negociaciones, no solo iba a estar presente los clientes sino las asistentes de cada inversionista y un contador en la misma mesa que todos nosotros, era la primera que viaja al extranjero por trabajo y estaba ansiosa porque nada había salido como lo planee, además no sabía si el señor Han se encontraba molesto por no haber revisado antes que todo estuviera listo para salir.

─No te preocupes, asistente Oh ─lo volví a ver rápidamente pero el seguía con sus ojos cerrados─. Esta bien, no es como si el tiempo se acabará ─abrió sus ojos y me miro sonriendo de lado.

─Lo sé, señor, pero es culpa mía por olvidar cosas básicas.

─Si no cometieras errores, me preocuparía seriamente por si eres un robot. Por favor intenta relajarte.

Suspire aliviada, antes me regañaba con el mínimo error que tenía y me sobreexplotaba para que aprendiera "cosas básicas" que necesitaba saber para trabajar con él, recordaba cuando decía que como era posible que no supiera doblar una corbata, ¿así de ineficiente era su asistente? Aquellos recuerdos de como fueron las primeras semanas trabajando para él inundaron mi mente, al principio fue extremadamente difícil y cuando llegaba a casa lloraba de lo duro que podía ser conmigo, al tiempo entendí que lo hacía para que mi trabajo superará sus expectativas, ahora mismo le agradecía por eso.

─Gracias, señor Han ─le sonreí gentilmente.

Sonrió ligeramente, casi innotable pero lo hizo, volvió a cerrar sus ojos mirándose tan despreocupado, en eso el encargado del despegue se acercó a nosotros haciendo una reverencia antes de hablar.

─Señor, el avión esta listo para retirarse. Disculpe las molestias.

Jumin se levantó sin decir una palabra caminando hacia la entrada del aeroplano, yo cogí mi bolso y lo seguí rápidamente. Cuando estuvimos dentro del avión, ambos sentados y con el cinturón abrochado, no se tomo mucho tiempo para estar encamino a Japón, ahora sí podía relajarme completamente, miré a mi jefe que se encontraba mirando hacia afuera. Ambos íbamos con nuestras mejores presentaciones, él usaba un traje azul marino con un chaleco gris, y yo utilice la tarjeta de crédito de la compañía para comprar el vestido que estaba usando, quería que mi vestido y la corbata roja de él combinaran como lo hacían, había sido una buena compra.

─Asistente Min.

─¿Necesita algo, señor?

─No, solo quería hablar contigo. ¿Cómo estás?

Sonreí al escucharlo decir eso, estaba conociendo la versión dulce de él, que no era el tipo frío y robótico que decía Zen y mucho menos era el mal jefe del que siempre decía Jaehee, era cierto que con este trabajo la vida propia se reducía y que las horas de estrés por la explotación eran un dolor de cabeza, pero sabía que el trabajo de Jumin era mil veces peor y que nosotras como asistentes, solamente éramos una ayuda. Me volví buena amiga de Jaehee antes de que abriera su café, había visto lo desgastada que estaba de trabajar con él y la entendía, pero quizás yo estaba muy cegada y desperada al no encontrar trabajo que decidí trabajar para el jefe apático del que había renunciado ella.

Quizás yo había tenido suerte o el amor que surgió cambio las cosas, aunque me parecía patético si había sido eso, aún me preguntaba porque Jumin era tan diferente conmigo a lo que fue con Jaehee, aunque después de ver la carga y el sufrimiento que él le proporciono a ella, cualquier jefe trataría mejor a sus empleados... al menos esperaba que fuera algo así y no solo porque era yo.

─Estoy más relajada ahora que todo salió bien, ¿cómo se encuentra usted?

─Estoy bien, me alegra que estés mejor.

Había pasado una hora hablando con él sin aburrirme, desde que se confeso ante mi podía decir que las cosas parecían tomar un ritmo perfecto entre nosotros dos, me alegraba saber que quizás había encontrado el amor, intentaba no ilusionarme, pero quizás ya era un poco tarde para echarme para atrás. Dios Jumin, deja de enamorarme.

(...)

Al llegar al restaurante japonés Jumin y yo entramos juntos, sostenía su brazo con mi mano derecha e imaginaba que nos veíamos como una pareja real, caminábamos sincronizados y lo único que se podía escuchar mientras llegábamos a la mesa eran mis tacones, cuando estuvimos frente a los clientes saludó a los demás y me presentó frente a ellos, me mantuve junto a él mientras comíamos y después en la reunión, anotaba cada cosa que podía ser importante.

La reunión duro alrededor de dos horas y media, terminó con un apretón de manos con cada negociante ganando más dinero y haciendo un trato exitoso, nos levantamos de la mesa para salir de la misma forma que habíamos entrado, yo sosteniendo su brazo y escuchando únicamente mis pasos.

─Gracias por su ayuda, señorita Oh ─abrió la puerta del auto para que entrará.

─Es solo mi trabajo ─respondí dentro del automóvil negro, mirando como el se sentaba junto a mí y desabrochaba su saco.

Ambos nos miramos con una ligera sonrisa en el rostro mientras nos dirigíamos al hotel en el cual nos hospedaríamos. Lo que más me gustaba de trabajar con él apartarte de poder utilizar su tarjeta cuando tenía hambre, era visitar nuevos lugares y dormir en hoteles de lujo.

Estuvimos en la recepción 5 minutos después de haber llegado a nuestro destino para subir en ascensor a nuestras habitaciones, mi habitación estaba junto a la suya por si necesitaba algo de mí a media noche, cuando las puertas del ascensor cerraron y Jumin marcó el piso 20 carraspeo para mirarme.

─¿Desea tomar una copa conmigo antes de ir a dormir, señorita Oh? Porque nuestra reunión salió bien a pesar de llegar tarde ─sonrió de lado mirándome intensamente.

─Suena bien, señor Han ─asentí con mi cabeza para quitar mi mirada de sus ojos y sonreír.

La música de elevador nunca se había escuchado tan bien como ahora, no dijo ni una sola palabra cuando beso mi cabello, mis mejillas se sonrojaron y escuche una pequeña risita de parte de él al verme así, ¿por qué mi corazón estaba latiendo de esta manera? La puerta se abrió frente a nosotros enseñándonos el lujoso pasillo para ir a nuestras habitaciones, salimos de ahí para quedar frente a la puerta de su cuarto, saco una tarjeta de su bolsillo y abrió la puerta despacio.

Me permitió ver y explorar aquel cuarto grande y elegante de primero, se sentía como un sueño estar allí, tenía un balcón en donde se podía ver el cielo estrellado de Tokio, esta sorprendida, me senté en los cómodos sillones mientras Jumin servía dos copas de vino rosa frente a mí, cuando estuvieron llenas se acercó a mí dándome un vaso a mí.

─Quiero brindar porque ambos estamos juntos y por el excelente negocio que hizo hoy ─alcé la copa mientras sonreía, cuando nuestras copas chocaron cada uno le dio un sorbo al vino.

El sonrió de una manera diferente, no sabía si sentía feliz por su negocio o porque estaba frente a él, pero su manera de sonreír era sincera. Me gustaba verlo, él me gustaba y era magnífico, me gustaba mi jefe.

─Señor Han... ─lo llame acercándome a él.

─Señorita Oh, este vino realmente me hace querer besarla.

No dije nada simplemente me quedé mirándolo mientras mis mejillas tomaban un color rojizo, no sabía qué clase de magia estaba usando Jumin conmigo, pero no podía evitar dejar de sentirme tan enamorada cuando él estaba alrededor. Se inclina hacia a mí para tomar mi mentón y hacer que lo vea directamente a los ojos, se queda viéndome con sus ojos negros penetrantes para sonreírme antes de acerca su cara a la mía, besa mis labios suavemente y sin soltar mi mentón, sus besos se vuelven más intensos.

Siento una pequeña descarga eléctrica cuando sus labios se mueven al compás con los míos, sus caricias son lentas pero a la misma vez apasionadas, me hacen sentir como si estuviera volando y su mano sosteniendo mi cara como si no quisiera dejarme ir, cuando se separa de mi con lentitud me besa una vez más con rapidez y también le da un pequeño beso a mi nariz.

─Quisiera hacer esto cada vez que te veo ─susurra con cierta calidez en sus palabras para volver a besar mis labios llevándome a un paraíso que no había descubierto antes.

「 mr. han 」★  mystic messenger  ⟩  jumin hanWhere stories live. Discover now