Él no era más que un niño cuando su tormento comenzó...
Quién generaba felicidad, comenzó a generar desgracias. Poco a poco se ganó aquella fama digna del villano de aquella historia incierta. Que sólo llegó para entrometerse en el destino ya escrit...
Me gustó la última parte de este episodio y no soportaba la intriga de saber que opinaban ustedes así que lo subí. ¿Qué opinan?
Narra Marinette
Me veo horrible... Estoy tan demacrada. No puedo creer que haya dejado que Felix me vea así... Lo peor es que no tengo demasiado tiempo para maquillar estás ojeras, más grandes que el Everest. No debí decir que iría... Pero vino por mi, se preocupó por mi... No puedo rechazarlo.
Hice lo que pude para hacer un maquillaje sencillo mientras me cambiaba y comia el desayuno que mi madre me trajo, todo al mismo tiempo. Al cabo de 15 minutos ya estaba bajando a la pastelería, dónde Felix me esperaba comiendo un macarons y hablando entretenida mente con mis padres... Parecían llevarse bien.
Marinette: ¡Ya estoy lista! - Dije velozmente, haciendo que mis padres y él voltearan a verme.
Se generó un silencio mientras examinaban mi estilo. Mis padres parecían contener una risa y Feliz tenía dibujada una sonrisa que no pude comprender del todo.
Sabine: M-Marinette... - No pudo aguantar más, y rió junto a mi padre. - hija... ¿Has visto como estás? - Hablaba entre carcajadas. Arqueé una ceja y levanté una bandeja pera ver mi reflejo.
Una coleta más arriba que la otra; el maquillaje mal difuminado, con el brillo labial corrido, y la ropa sucia con restos de maquillaje. ¡Que vergüenza...!
Marinette: ¡Ay, no! - Iba a salir corriendo a mi cuarto pero mi padre me sostuvo del brazo.
Tom: Hija... No es tan grave. Te ves hermosa sin importar lo que te pongas.
Marinette: ¡Voy a ir a la escuela y estoy hecha un desastre!
Sabine: Quedan pocos minutos para que las clases comienzen... Deberías partir ya, para que Felix no llegue tarde. - A mi pesar, mi madre tenía razón. Estaba haciendo perder el tiempo a quién se había preocupado por mi.
Marinette: - Suspiré. - Me lavare la cara y podremos irnos... - Desvíe la mirada con vergüenza, no me atrevía a verlo. Si lo veía sentiría que iba a morir ¿Si me juzgaba o algo peor?
Lave mi rostro y quité todo resto se maquillaje, tanto se mi cara como de mi ropa. Al final aquella ojeras seguían notorias, pero eran mejor que las ojeras brillantes por iluminador. Tomé mi mochila y fui hasta ellos otra vez. Felix se levantó de la silla y también se colocó la mochila. Nos acercamos a la puerta al mismo tiempo, quedando frente a frente... Aunque no me atrevo a levantar la mirada
Felix: Mucho mejor... - Susurró, haciendo que mis mejillas tomarán un poco de calor. - Un gusto volverlos a ver, señores Dupain-Cheng... Y gracias - Asintió cortésmente, como modo de despedida. ¿Por qué les agradece?
Marinette: Adiós papá... - Le di un beso en la mejilla y el me abrazó cariñosamente. Luego me acerque a mi madre - Adiós mamá... - Le di un beso en la mejilla y ella aprovechó para susurrarme algo.
Sabine: Hija... Intenta no pensar demasiado en el pasado y disfruta del presente ¿Si? - Me alejé un poco, para dedicarle una mirada de confusión; pero ella sólo me sonrió y me hizo señas de adiós. - ¡Adiós Felix! Siempre eres bienvenido en nuestro humilde hogar...
Tom: ¡Claro que sí! Y además... Más bien gracias a ti.
Hay algo que no me están diciendo... Se comportan misteriosos, como si algo me ocultaran.
Felix: ¿Vamos? - Me miró fijamente, con sus ojos celestes que tanto me gustaban... Tenían un brillo peculiar, que nunca antes había visto. Asentí atontada; hipnotizada por aquel misterio que sus ojos, que aparentaban frialdad, me brindaban.
Salimos de la tienda y comenzamos a caminar en silencio, él unos pasos delante de mi. No me molesta en absoluto, no sé porque me gustaba admirar su forma de caminar. Pero de repente, algo extraño pasó; él dobló una esquina antes de llegar a la escuela.
Marinette: ¿Eh? ¡Felix! ¡La escuela es por allá! - Lo alcance corriendo pues seguía caminando, sus piernas largas eran difíciles de alcanzar; tenía que aumentar el paso para seguirle el ritmo. De pronto se detuvo y se volteó a verme.
Felix: ¿No quieres ir a la escuela, verdad? Yo Tampoco... Así que vayamos a otro sitio. - Mis ojos se abrieron como platos. Jamás hubiera imaginado este tipo de acciones por parte de Felix; Faltar a clases, escapar... No es en absoluto algo que me hubiera esperado.
Marinette: P-Pero... - Las palabras no salían, estaba atónita.
Felix: No tengo intenciones de obligarte... Tú decides - Se me acercó un poco más y extendió una mano hacia mi - Vas a la escuela y ves la repugnante satisfacción de mi primo o... te escapas conmigo - Las últimas palabras hicieron eco en mi cabeza.
¿Escaparme con él? Sonaba tan comprometedor; algo así como un secreto, una travesura entre ambos que nadie debía saber... Era muy cautivadora su propuesta, no podía negarlo. Ahora mismo, sabía que si entrelazaba su mano con la mía... Estaría mordiendo el fruto del Edén, y Felix, era la tentadora serpiente que me incitaba lo prohibido.
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Cautivada por el pecado de romper una regla, me entregué al fruto y a la serpiente... ¿Qué mal podría hacerme?
Una corriente eléctrica recorrió mi cuerpo y allí lo comprendí todo, como si hubiera comido del fruto del conocimiento. Tan sólo cuando entrelacé mis dedos con los suyos, supe la verdad. El conocimiento de mis sentimientos, me había hecho darme cuenta de eso que tanto me confundía... A lo mejor, él era quien realmente me cautivaba y no los demás. A quien los demás consideraban malo, un pecador... ¿Caí en las garras del diablo?
Aclaro que no soy religiosa ni mucho menos, ¡Tampoco Marinette! 😆 Solo que de repente me vino la inspiración para hacer una metáfora con la biblia y esas cosas. Sorry si ofendí la sensibilidad de alguien, pero todo tiene que ver con todo... Pronto sabrán porque la metáfora. Espero les haya gustado, y no duden en comentármelo si es así.
