Capítulo 5

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— Es una loca... de las grandes.

— Díselo a Jack. — Contesta el castaño ojiverde mientras de dedica a ver con dos de sus amigos como una chica amenaza a sus amigas.

Ya estaban en el aeropuerto. Todos estaban solos como los niños grandes que eran... menos Jack. El Sr. Frost, ya se había despedido de todos con un abrazo, además de agradecerles por el gran regalo que le hicieron a su hijo, la Sra. Frost, simplemente habla con Jack mientras sin disimulo ignoró al resto del grupo de amigos de su hijo, y Tooth... ella se llevó a rastras a las 4 chicas para hablar con ellas.. o más bien advertirles unas cosas.

Además, ¿recuerdan la poca preocupación que tenía por Elsa? Pues su confianza se fue a la mierda al ver cómo era la platinada, descubrir que era hija de una de las familias más importantes del país y que llevaba puesta la sudadera de Jack.

— Uno, no quiero que duerman en la misma habitación, ojalá no siquiera en el mismo piso de hotel. 2 nada de ropa corta, y no quiero que lo miren cuando se vistan para salir. 3 Hablen lo menos posible con él, no quiero que anden como perras falderas. Y 4, jamás se queden a solas con él. Espero les haya quedado claro. Si no.. se las verán conmigo.

— Estás loca. — Dijo Mérida despreocupada.

Anna y Rapunzel sólo querían reír, era una maldita loca celópata, Jack podía conseguir algo mucho mejor y esperaban que se diera cuenta. Tooth era Chernobyl representado en persona a ojos de las 4 chicas. Mérida estaba disgustada, casi que quería vomitar al ver la actitud de la chica. Había despertado hace nada por arreglar las cosas y era lo que menos quería, pero esa chica se estaba ganando uno que otro golpe de su parte. Le era totalmente desagradable y era una vergüenza para todas las personas que chicas y chicos como ella existan. Y Elsa... sólo quería decirle que se amara un poquito y dejara de pasar vergüenza. Todos la miraban extrañados y riendo. No podía creer que Jack en serio se fuese a casar con ella, y se alegraba de alejarlo de eso aunque sea unos meses, en Nueva York vió a muchos de sus amigos en relaciones tóxicas y todas terminaban rápido, le sorprendía que Jack la hubiese aguantado por 3 años y según su historia aún más.

— Mira, Fairy. — Dijo Mérida antes de que Tooth comenzara a hablar otra vez. — Me importa una reverenda mierda lo que nos digas. Jack es nuestro amigo y me encargaré de que tenga los mejores 3 meses de su puta vida. Con algo hay que compensar los 3 años que pasó contigo y los que por alguna extraña razón van a venir.

— Además, ¿no has pensado en quererte un poco?, ¿Tan insegura eres que tienes que amenazarnos por ir de vacaciones con un A-M-I-G-O de... toda la vida?.

— Me quiero más a mí que tú a ti, cariño... Está claro que por como te vistes no te respetas ni un poco.

— Oh, ya te enseñaré respeto. — Antes de dar un paso, Elsa es detenida por una mano.

— Ni creas que tú la golpearás primero que yo.

— Basta! Tooth, sólo diremos que nos pasamos tus "reglas" por el culo y que disfrutaremos como nunca estás vacaciones. — Dijo Rapunzel tratando de calmar el ambiente.

— Y un consejo. Mientras Jack no está, en vez de buscar catálogos de bodas... busca tu dignidad. — Termina Anna antes de que las cuatros caminen a donde tres chicos reían por la pelea.

Tooth quedó con la palabra en la boca mientras observaba a los amigos de su prometido chocar los cinco con aquellas chicas que ella veía como una gran amenaza, pero ¿cómo era posible? Ella era una chica perfecta y ellas, un cuarteto de chicas que son demasiado masculinas y poco educadas para su gusto, además, ninguna chica se junta con tantos chicos sin querer algo más que amistad, ¿cierto? Para Tooth, esas chicas eran la viva definición de zorras.

Estaban todos preparados para el viaje, Jack se había despedido, los otros no tenían a quién decir adiós, pero eso no importaba, solamente querían irse a las Vegas por 3 malditos meses. Si eran un desastre en una ciudad tranquila, ¿qué iba a ser de ellos en Las Vegas?.

Avanzaron por el aeropuerto y realizaron todos los trámites necesarios, la mayoría del tiempo riendo. A Eugene lo detuvieron y le dijeron que fue seleccionado para una revisión profunda ya que tenía pinta de poder llevar droga y los chicos rieron aún más cuando el castaño se puso a llorar frente al policía que desgarró su oso de peluche pensando que podría llevar sustancias ahí dentro. También rieron cuando detuvieron a Hiccup ya que la foto de su pasaporte era de cuando tenía 17 siendo aún un adolescente sin nada de músculos y su nombre era demasiado extraño por lo que lo acusaron de posible inmigración ilegal, deteniendolo 1 hora de investigación. Por último Kristoff fue detenido por exceso de peso en su maleta de mano y de embarque, la mayoría de todo eran productos capilares, eran tantos que lo acusaron de tal vez llevar para comerciarlos sin permiso legal, 20 minutos perdidos.

 — Aún no estamos en Las Vegas y ya estamos causando problemas. — Menciona Rapunzel — Estamos jodidos.

— Si, si, rubia — Dijo Elsa — Sigue quejándote en el avión, vamos más de 2 horas atrasados gracias a los controles e investigaciones imprevistos.

— Aún no puedo creer que hayan herido a Don oso. — Lloriquea Eugene logrando que todos rueden los ojos.

— Supéralo, Rider — Dice Mérida mientras corre junto al resto del grupo hacía la puerta de embarque.

— Tiene razón, Eugene, aunque debiste superarlo hace unos 10 años.

— No hables, Frost, que yo sé que aún duermes con el peluche que te dió Els cuando se enteró que se conocieron sólo 1 semana después de tus 15. — Se burla Hiccup.

— ¿Aún guardas a Olaf?.

— Por supuesto, Els. Fue el primer regalo que me diste.

Tras decir eso, ambos peliblancos conectan miradas mientras siguen corriendo por el aeropuerto. Aquel peluche con forma de muñeco de nieve era muy importante para aquellos peliblancos pues fue lo que marcó el inicio de su amistad, ya que dentro del mismo hay una pequeña nota escrita en papel arrugado.

"Siempre a tu lado,
siempre mejores amigos."

Aquel muñeco pertenecía a Elsa, era uno de sus favoritos ya que representaba su época del años favorita, el invierno. Cuando se enteró que aquel peliblanco cumplió años una semana antes de conocerse se propuso darle un regalo ya que le agradaba bastante el chico ojiazul. Cuando recordó que a Jack también le gustaba el invierno decidió darle aquel peluche llamado Olaf, pero este estaba roto en la parte de atrás, en vez de cocerlo (gracias a su pánico a las agujas) decidió esconder una nota ya que jamás le pasaría algo entre la felpa.

Cuando se lo dió al chico este estaba bastante feliz por el detalle, era la primera vez que tenía un regalo que realmente significaba algo moral y no material. Se aseguró de siempre tenerlo con él, mucho más luego de ver a aquella chica partir tras sus sueños al otro lado del mundo, era su única esperanza de que volvería y cumpliría aquel escrito.

Y justo así lo fue. Desde ese momento, aquel muñeco tuvo un significado muchísimo más fuerte.


Las Vegas || Jelsa AUWhere stories live. Discover now