🐻: ❝ El Beta ❞

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[ADVERTENCIA: MANIPULACIÓN, VIOLENCIA, MENOSPRECIO, INDUCCIÓN DE CULPABILIDAD, POSESIVIDAD

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[ADVERTENCIA: MANIPULACIÓN, VIOLENCIA, MENOSPRECIO, INDUCCIÓN DE CULPABILIDAD, POSESIVIDAD.]

El cielo estaba tintado con diversos tonos grisáceos, anunciando el calibre de la tormenta que caería sobre el pueblo. Solo fue cuestión de minutos para que el aguacero azotara contra Karmaland, mientras que el suave golpeteo de las gotas de lluvia estrellándose contra el panel de cristal de la ventana mantenían al Omega despierto. El castaño no había logrado conciliar el sueño en toda la noche, sobretodo no después de todo lo que había sucedido. Incluso todavía podía percibir el leve rastro de durazno entremezclándose con la fragancia de las peonías, impregnados en las sábanas de su cama y en su jersey.

Por suerte, el beso no había llegado más allá que solo el simple contacto entre sus bocas. Sin embargo, cuando logró percibir las bruscas manos de Mangel bajar hasta sus muslos apretándolos con notable lujuria, lo detuvo a tiempo. No quería cometer un error por culpa de su juicio nublado, ni mucho menos quería arruinar su amistad con el Beta por un simple descuido.

Su cabeza era un lío de pensamientos, y solo quería descansar. Se dejó caer sobre la superficie acolchonada de su cama, desplomándose por completo y deseando por un momento de paz. Pero, el leve rastro de durazno impregnado en sus sábanas lo mantenía despierto, haciéndolo recordar el beso que le habían robado. Rubén tocó sus propios labios con suavidad, todavía podía percibir la calidez del beso sobre su piel, envolviéndolo con su calor y causándole un escalofrío que recorrió su cuerpo por completo.

Le habían robado su primer beso, y él lo había aceptado.

-Mierda...- Murmuró para sí mismo en la soledad de su habitación y sus pensamientos intrusivos, la había cagado.

¿En qué rayos estaba pensando?

¿Por qué no se detuvo?

¿Por qué decidió seguirle el juego?

Su juicio estaba cegado por el dolor de su corazón y aunque no quisiera admitirlo en voz alta, estaba profundamente arrepentido de haberle correspondido el beso. Frotó sus ojos con frustración, mientras soltaba unos inaudibles gruñidos en los que se maldecía a sí mismo en otro idioma, pero sobre todo a su tonto e iluso corazón. Tenía que aclarar las cosas con Mangel, antes de que fuera demasiado tarde.

Sin embargo, su celular vibró sacándolo de sus pensamientos. El aparato yacía sobre la mesita de madera, emitiendo sonidos por los múltiples mensajes que recibía. Rubius trató de ignorarlo por completo, hasta que la curiosidad pudo con él. El brillo del móvil lo cegó unos segundos, pero no tardó en acostumbrarse a la luz que emitía. Tenía varios mensajes sin revisar, algunos eran de Luzu, otros de Alexby, pero había un chat que le llamaba demasiado la atención por tener más mensajes acumulados: Vegettita, así lo había apodado.

Tenía un total de 52 mensajes del Alfa.

Su corazón empezó a latir con fuerza, sintiendo como su pulso se elevó de golpe en cuestión de segundos. El Alfa le había mandado más de 50 mensajes, y seguía recibiendo cada vez más. Rubius casi dejó caer el móvil al ver la cantidad de mensajes sin leer, no se atrevía a revisar el chat, al menos no por ahora. Lo único que pudo alcanzar a leer fueron los últimos dos mensajes que Vegetta le había enviado hace unos segundos, el Omega se agradeció silenciosamente por tener activado la vista previa de las notificaciones, así no tendría que entrar el chat y se ahorraría la vergüenza de dejarlo en visto.

❝ALFA❞〔rubegetta 2°〕Where stories live. Discover now