3. Sangre Real

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El tipo de la gabardina se queda de pie mientras yo tomo asiento en una de las sillas de la mesa de metal que esta en medio de la pequeña estancia

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El tipo de la gabardina se queda de pie mientras yo tomo asiento en una de las sillas de la mesa de metal que esta en medio de la pequeña estancia.

—Anabelle, un lindo nombre para una linda chica, es un placer por fin tenerte cara a cara. He oído tanto sobre ti que apenas sé cuales creer —su acento es local y está tan disuelto que se me hace familiar, es idéntico al de cierta persona—. Tenemos todo un expediente armado que lleva tu nombre, estoy muy sorprendido de tu acoplamiento, tanto que he tenido que verlo por mí mismo.

Permanezco en silencio mirando al frente sin apenas pestañear, el chico rubio parece curioso de mi reacción a sus palabras, una que no estoy dispuesta a darle. Su efusividad me da ganas de girar los ojos.

Los guardias se han ido y entiendo que el tipo debe ser lo suficientemente poderoso como para no ocuparlos, digo, o es el único con las neuronas suficientes como para sabes que no controlo mis ataques de forma voluntaria. Apostaría a que era un miembro del concejo, solo ellos irradiaban esa aura de poder, caminando como si el aire no los tocase.

—No estoy aquí para hacerte daño, puedo ver lo que sientes —argumenta ladeando la cabeza—. El recelo es comprensible, pero te prometo que soy inofencivo para ti. Solo quiero hablar y convencerte de confiar en mí —se me escapa una risa cínica—. ¿Como podría probarlo? 

Su manera de hablar es suave y su semblante empático me hacia creer que estaba seriamente metido en su papel de mediador.

—¿Vas a dejarme ir?

Me atrevo a darle la cara por primera vez desde que ingrese en la sala, sus ojos tienes el habitual color azul brillante de los novicios, aunque su pelo completamente blanco me da a entender que no es uno de ellos, nunca antes había visto esa anomalía antes, es alto y porque no admitirlo, bastante atractivo, con un porte demasiado elegante para estar en una sala como esta. 

Él también parece tomarse el tiempo para detallarme y eso no me agrada.

—Sabes que eso no es posible. Solo intento que esto no se vuelva insoportable para ti.

—Claro, porque estos tres meses han sido un campo de flores. Pudránse.

—Tengo un propósito para estar aquí, he tenido que rogar para que me dejaran, Anabelle. No somos una amenaza, por el contrario, solo queremos proteger a nuestra gente...

—¿De qué? ¿De mí? Porque yo soy la amenaza ¿No es cierto? Te mandan aquí a decir estupideces luego de tenerme tres meses encerrada en una maldita jaula de metal tratándome como un animal. Siento no tomar en serio las buenas intenciones de un desconocido, para mi mala suerte eso siempre ha terminado en desgracia.

El chico arruga el ceño y creo por un momento atisbar un rubor, algo totalmente imposible puesto que es un vampiro.

—Supongo que debí apegarme a las ordenes desde el principio —murmura luego de un suspiro y extrae de su gabardina una carpeta—. Athea ha enviado esto, yo solo quise hacerte ver las cosas desde otra perspectiva y no esta...aún deseo que así sea.

Cold Blood✅ [Libro 2]Where stories live. Discover now