Todospoderosos

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Sólo somos mamá, mi hermano y yo. Normalmente sólo somos mamá y yo ya que mi hermano está en un internado en Francia pero viene todas las vacaciones, con excepción de la anterior, a visitarnos. Él y yo somos cómplices en todo, es mi mejor amigo a pesar de que es mayor que yo. Por fin son vacaciones y muero por verlo. Lo extraño muchísimo, lo mataré por no haber venido las vacaciones pasadas. Le dijo a mamá que si podía traer a unos amigos del internado, por lo que entendí son super amigos y quiere presentarlos a la familia. Iremos por ellos en un par de horas.

-¿Ya estás lista?- pregunta mamá abriendo la puerta de mi recamara.

-Casi- contesto poniéndome la blusa.

-Apurate, si no llegaremos tarde gracias al tráfico- dice sonriendo.

Una vez lista bajo las escaleras saltando hasta llegar donde mi mamá.

-¿Qué te he dicho de usar ese short?- pregunta.

-Oh vamos, no seas tan exagerada- le contesto, jura que el short es demasiado corto y revelador, ¿qué short no es revelador?

-Sólo porque no hay tiempo- dice agarrando las llaves del auto.

En todo el camino me siento ansiosa y emocionada por ver a mi hermano, pero también por los amigos, dicen que los francés son super calientes. Veamos.

Llegamos al aeropuerto justo a tiempo. Le sonrío a mamá emocionada, ella también extraña a su hijo. Caminamos hasta la sala donde debe de estar Javier. Cuando lo veo corro hasta él.

-¡Javier!- grito y me lanzo a sus brazos, él me atrapa al mismo tiempo que me carga hasta que mis pies dejan de tocar el suelo y da pequeños giros.

-Te odio- le digo una vez que me baja- vuelve a faltar otras vacaciones y te cortó el pene- le digo con una sonrisa maliciosa.

-¡Mariana!- grita mi mamá asombrada. Pero después me ignora para abrazar a su niño y decirle que no se le ocurra volver a faltar otras vacaciones pero más sutilmente.

-Yo también las extrañe- contesta abrazándonos una vez más.
Hasta ese momento me doy cuenta de que hay dos hombres parados detrás de Javier que parecen sacados de mis sueños más eróticos, paso saliva sin dejar de mirarlos a ambos. Los dos son altos y con brazos muy fuertes, debido al rugby seguramente, uno es negro delicioso, literalmente, delicioso y otro es bronceado con unos ojos verdes impresionantes, los dos sumamente varolines y calientes, jodidamente deliciosos.

Me separo del abrazo de mi hermano para poder respirar. Siento un escalofrío recorrer todo mi cuerpo cuando los dos me miran al mismo tiempo, recorren mis piernas casi al mismo tiempo hasta mis pechos y luego mis labios. Hace demasiado calor.

-Mamá- dice Javier- ellos son mis amigos de los que te hable- dice señalándolos y hasta ese momento dejan de verme.

-Hola señora, mucho gusto- dice el negro con un acento francés delicioso como él- mi nombre es Alesso- dice dándole la mano a mamá. Que manos.

-No me digas señora, dime Ana- dice mamá con una sonrisa encantadora. Já, el efecto de los hombres guapos.

-Hola- dice el bronceado con un acento que no se reconocer pero que es igual de caliente que el de Alesso- Ana- sonríe de lado. Impresionante, pueden tomarme los dos aquí y ahora sin problemas- yo soy Marcus- continúa y mamá vuelve a sonreír encantadoramente. La perdimos, no es como que yo no esté igual.

-Un gusto muchachos- dice mi mamá- ella es mi otra hija Mariana- mamá me apunta y yo sudo frío cuándo vuelven a mirarme. Creo que puedo sentir como mi coño se humedece.

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