Calma

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— Todo se siente surreal — me acomodo mejor en el asiento — Un bebé — exhalo sin mucha profundidad — No es que no esté feliz... pero tampoco puedo decir que me encuentro extremadamente contenta — observo el nublado cielo del centro de Tokio cubriendo casi todo su esplendor esos grandes edificios empresariales — Quiero dormir — bajo mi vista a la avenida — Quiero que todo esto sea un mal sueño — frunzo mis labios — Ya no hay vuelta atrás ¿Verdad? — Apoyo mi cabeza en la ventana — Ahora solo quiero descansar — apretó mis dedos con fuerza — Pero... ¿Qué hago ahora?  — Frunzo la frente — ¿De qué debería preocuparme primero? — Suspiro — El señor Kirigaya ahora será parte de mi vida — rio con tristeza — Por ser el padre del bebé que espero — llevo de manera inconsciente una mano a mi abdomen — ¿Alguien puede decirme que debo hacer? — Niego con la cabeza — Ay, tengo tantas cosas en la cabeza — me quejo — Me violaron — cierro mis ojos —sin embargo no recuerdo nada — el auto se detiene — ¿Debería agradecer o mortificarme por eso? — inhalo aire — Solo sé, que al pensar en eso, me siento totalmente destrozada.

—Señorita Yuuki — abro mis ojos con pesadez al escuchar su voz — Señorita Yuuki — me llama y volteo a verlo — ¿Ha comido algo? — Me mira de reojo mientras conduce, enderezo mi postura — Se ve pálida — observo mi reflejo en el espejo del asiento del copiloto, que lamentable, ni el maquillaje que traigo encima oculta lo mal que me veo.

—No — respondo resignada al no poder mentirle — ¿A dónde nos dirigimos? — Me decido por preguntar intentando cambiar de tema — Ya llevamos más de diez minutos en el carro.

—Almorzaremos donde un conocido— lo miro de reojo — Nos será de ayuda — sonríe de lado — Tiene información útil para nosotros — yo solo me dedico a asentir, no tengo energía para contestar, la verdad no quiero, cierro los ojos y quedo profundamente dormida...

—Señorita Yuuki — siento como unos dedos me tocan el hombro — Llegaremos en cinco minutos — me quejo cuando de mueve una vez más.

— ¿Uhm? — abro mis ojos con desgano — Incluso así — me froto los ojos adormilada — Todo esto que me está pasando parece una ilusión — estiro mis piernas — Un mal sueño — me quedo observando a mi jefe  — Sin embargo todo eso, es un simple deseo, porque sé que esto es real.

— Él hombre al que vinimos a ver se llama Akihiko Kayaba — dice observando el retrovisor — Él era uno de los accionistas mayoritarios de Argus.

— ¿Argus? ¿No es un científico? — Le pregunto y me confirma que así es — He oído hablar de él — me siento adecuadamente — Pero ¿Cómo nos puede ayudar un científico?

—La pondré un poco al corriente — dice concentrado — El día que me fui de viaje — gira a la izquierda — Me reuní con Kikouka un... — mueve su cabeza dudoso — Es una persona que trabaja para el gobierno, me dio mucha información sobre Gabriel Miller y sus contactos — lo miro sin entender — Hay cosas que desconoces — asiento con la cabeza — Luego te las explicaré — me observo en el espejo del asiento de copiloto — Pero en sí, según la información que él me dio — me arreglo el cabello — Este señor nos dará algo que nos ayudará — alzo las cejas un poco intrigada. Al llegar a la casa del conocido de mi jefe, un hombre de cabellos castaños nos esperaba en la entrada, ambos saludamos — Gracias por recibirnos — dice caminando a su lado mientras nos invita a pasar, al ingresar a su hogar dos niños pequeños vinieron corrieron hacia a nosotros gritando.

— Oh — digo sorprendida cuando comienzan a correr a mi alrededor — ¿Son sus hijos? — pregunto y el asiente con una sonrisa en su rostro.

— Haruko, Yoshi, paren — sale una mujer con un delantal puesto — Lo siento mucho — se disculpa apenada alzando a la niña — Esa no es forma de tratar a las visitas — los regaña.

La Amante - Kiriasu LemonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora