CAP. 2 - LA BODA

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Llegó el día. 14 de febrero. Movieron tierra, mar y aire para que fuera ese día, porque les parecía que sería una buena forma de demostrar su amor.

Marcelino no podía estar más orgulloso porque otra de sus hijas se casaba, y nada más y nada menos que con su yerna favorita, con la que compartía tantas cosas, como la afición por el fútbol.

Toda la familia había luchado unida, ante cualquier adversidad, y habían deseado que este día llegara, y que por fin, Luisita y Amelia fuesen felices, juntas, y no solo para la gente cercana, también ante la ley.

Aunque hacía frío, con la ayuda de estufas del Asturiano, lograron crear una especie de invernadero para que ningún invitado tuviese frío.

Estaban todos. Incluso la familia que vivía lejos, vino a celebrar este dia tan especial.

- Mamá, ¡estoy muy nerviosa! - gritaba Luisita por toda la habitación.

- Tranquila hija, que vas a estropear el peinado y el vestido, y estás muy guapa. - intentaba calmarla Manolita.

- ¡Es que no puedo mamá! Seguro que tú el día de tu boda con papá estabas igual.

- Estaba mucho peor... - admitió su madre - ¿Quieres una tila o prefieres una manzanilla? Porque conociéndote, debes de tener el estómago fatal.

María entró a la habitación para saludar a su hermana.

- ¡Pero bueno! ¡Sí aquí está la novia más guapa de toda la Plaza de los Frutos! Cariño, relájate que tus nervios se sienten hasta en Asturias.

- Es que no puedo María, de verdad que noto como el estómago y el pecho me explotarán.

- ¿Pero qué pasa, Luisi? Mírame y dime la verdad, ¿no estarás dudando ahora verdad?

- ¡Pero qué dices María! Claro que no, es que si Amelia se arrepiente... yo me muero.

- A ver Luisi calma... ¡Es normal que sientas eso! Yo también lo sentí el día de mi boda con Ignacio. Sabes que Amelia jamás se arrepentirá de compartir su vida contigo... Y si lo hace, ya estará ahí papá pendiente, para compartir noches de fútbol y tener una de sus charlas. - le dijo María para tranquilizarla.

- Amelia supo ganarse muy bien a papá, todo hay que decirlo...

- Y de eso todos somos conscientes. Cariño no hay nada que temer, tranquila, respira y relájate que hoy es el día más importante de tu vida.

- Gracias María, de verdad, sin ti nuestra historia no sería lo que es.

- Eres mi hermana pequeña, sabes que haría todo por ti... - le dijo María mientras se fundían en un gran abrazo.

Momentos después, ya estaban todos en la plaza. Luisita le pidió a María que fuera su testigo. Amelia se lo pidió a Jesús.

Ambas estaban deseando que toda la ceremonia terminase. Querían celebrar su amor con su gente, y cada minuto que pasaba, para ellas era eterno.

Amelia la esperaba en el altar improvisado hecho con mesas del Asturiano. Estaba igual de nerviosa, porque desde la noche anterior, no veía a Luisita, y con los preparativos, tampoco habían hablado. No pudo evitar una sonrisa enorme, en cuanto sonaron las primeras notas de la marcha nupcial y la vio caminando de la mano de Marcelino.

- Estás preciosa, cariño mío... - dijo Amelia

- Tú tampoco te quedas corta, ¿sabes?

- Amelia eres mi yerna favorita y lo sabes, así que me siento feliz de entregarte a uno de mis grandes tesoros... Cuídala y hazla feliz, como hasta ahora. - le dijo Marcelino a Amelia.

10 de eneroWhere stories live. Discover now