22: Lo que crees que soy.

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Credence se sentía incómodo, aunque eso no era algo nuevo en él, siempre había estado incómodo; como si nunca hubiera pertenecido realmente a algo. Y ahora lo entendía, nunca perteneció a algo, porque no era normal. Nunca fue normal, nunca se sintió normal, nadie le veía como una persona normal.

Normal, normal, normal. ¿Qué significa realmente ser normal? Durante muchos años siempre deseo serlo, pero entonces ocurrió todo lo que ocurrió, y descubrió esa fuerza aterradora dentro de él que no podía controlar. Entonces no deseo ser normal, rogó y suplico serlo.

Pero era un monstruo. Una parte de él siempre lo supo, un monstruo no puede ser normal. Era aburrido, insípido y gris. Pero no normal. Durante mucho tiempo siempre se sintió incómodo, poco especial y raro. Y una parte de él estaba bien con eso, lejos de su enorme deseo de sentirse parte del resto, estaba bien ser invisible.

Era invisible, aburrido y raro, pero útil para su madre, para Graves. Eso, a veces, le hacía sentir algo especial. Era útil, aún cuando todos sus demás defectos le acompañaban, podía hacer cosas por otras personas. A veces, obligado por su madre, movido por el miedo, pero durante mucho tiempo estuvo bien con eso.

Pero entonces Graves apareció, le hizo sentir y pensar diferente, le hizo creer que podía ser algo más que una triste sombra. Le prometió cosas imposibles, le hizo sentir esperanzas y... especial.

Sin embargo él solo era como el resto, solo usándolo sin considerarle realmente. Llegó, le engaño, le utilizo como una marioneta y le golpeó lanzandolo lejos cuando tuvo la oportunidad. Igual que su madre.

Y hubiera estado bien con eso, pero le había dado esperanzas, lo que nunca nadie le había dado. Y, siendo arrebatas, temía volver a ser la misma sombra de antes. No quería, no lo deseaba.

La extraña fuerza que siempre había sentido en su pecho, tomó el control de un roto él. Se convirtió en una sombra, pero no en la misma aburrida y poco perceptible sombra, sino una enorme y descontrolada fuerza de destrucción. Era un monstruo, algo raro, diferente, extraño.

Y de repente quería volver a ser el mismo de antes, aburrido, invisible, pequeño y gris. Normal, su normal.

Todo era muy confuso, borroso, se sentía mal, aún más fuera de lugar que antes, un tipo de diferente que no deseaba ser. Estaba en una constante oscuridad de la que no podía escapar, le asfixiaba y mantenía atrapado. Se sentía culpable, creía que aquello era un castigo por haber confiado en las palabras de Graves, por haber quería ser más de lo que era.

Fue acorralado, atacado y lastimado más que cuando su madre lo hacía. Al final, ella siempre había tenido razón, era un ser despreciable, una abominación de la vida, un error.

Morir era lo mejor, al fin conseguiría un final, aunque no fuera el que él esperaba. Tendría paz, quizás. Pero cuando explotó en una enorme masa de humo, aún quedaba una chispa de él.

Cuando volvió a abrir los ojos, ya no estaba en el subterráneo, ya no era una nube gris, ya no era un monstruo; sino un simple y roto él.

Y el señor Scamander, Credence sintió que era más que bendecido por ser encontrado por una persona como él, sintió también que no le merecía.

El señor Scamander era único, increíble y tan amable. Era fuerte, inteligente, compresivo y respetuoso. Y fue la primera persona en decirle que no era un monstruo. Que no era inútil, que no era aburrido o gris, que no era malo ser diferente, que era una maravillosa persona con un poder único y asombroso.

Solo necesitas a alguien que te apoye y te guíe, que crea en ti. Pero también debes hacerlo tú, cree en ti Credence, ve más allá de las crueles palabras de personas que no supieron valorarte. Eres especial, una gran persona que tiene mucho que ofrecer y recibir. Confía en mi.

Y Credence lo hizo. Le costó algo de tiempo, pero aceptó la ayuda de Newt, y poco a poco comenzó a sentir que realmente tenía el control sobre su propia vida.

Estar junto al mago le hacía sentir único de una manera cálida y maravillosa, tener el control de la magia en él le hacía sentir fuerte y capaz, y saber que le gustaba a las criaturas de Newt, le había sentir especial y querido. Pero, sobre todo, Newt Scamander le hacía sentir amado de una forma que jamás creyó posible. Cada pequeño momentos juntos era apreciado, cálido y acogedor.

Credence ya no sentía la necesidad de rezar por ser normal, ya no creía que era un monstruo, porque tenía a Newt, a las criaturas y a sus amigos, para hacerlo sentir tan especial como realmente era.

O.S 🌸 [crewt]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora