03

5.1K 627 416
                                    

Camino casi sin dirección dentro de la escuela, se me había hecho demasiado tarde, puedo notar que son escasos los alumnos que me encuentro en mi camino pues la mayoría está en clases, solo puedo pensar en la maestra Irlanda ya que es muy estricta con los horarios y estoy cien por ciento seguro que no me dejará pasar, para acabarla tengo que entregar mi proyecto.

Estoy a pocos metros de mi salón cuando chocó con alguien, el impacto no ha sido nada grave pero si para que mi hombro duela.

—¿Por qué no te fijas? —grita una voz femenina, levantó la mirada y me encuentro nada más y nada menos que con la media hermana de Emilio. Seidy Bercht.

—Disculpa, llevo prisa —de pronto me siento cohibido. Su estilo es muy extravagante, un moño que se hizo sin prestarle mucha dedicación, mientras que en sus labios lleva un labial rojo y la vestimenta negra que suele usar.

—Ten más cuidado —escupe fría—. ¿No eres el amigo de Emilio?

—Si —murmuró.

—Lo sabía —afirma sonriente—. Ten más cuidado, en mi casa no etrd así.

La miró incrédulo: —¡Pero ahí no ando a toda prisa!

—Lo sé —ríe sin gracia.

—¿Ok? —contestó nervioso.

—Suelo decir cosas sin sentido.

Mete a su boca una paleta que llevaba en la mano, la chupa sin preocuparse.

—Hey —me toca el hombro, la miró.

—¿Qué? —contestó un poco apenado.

—Emilio me contó que tu grupo llevará acabo un puesto de besos ¿Es cierto? —asiento—. ¿Estará Diego en él? —pregunta disimulando su interés.

—Si —murmuró.

—Excelente —sonríe—. ¿Tu estarás? Emilio me contó pero quiero escucharlo de ti.

—Emilio no te mintió.

—¡Maldito! —se rasca la nuca—. Tienes suerte —bufa. ¿Qué? ¿Suerte?

—¿A que te re-

—Nos vemos —se da la media vuelta sin permitirme hablar, su mochila me da un ligero golpe pero no parece importarle, desaparece por el pasillo. ¿Suerte? No cabe duda que si es rara.

Continuó mi camino con algunas dudas.

[...]

—No puedo creer que le rogaras a la profe por más de 30 minutos Joaquín —dice Melissa mientras ríe—. Te superaste pero pensé que no lo lograrías —palmea mi espalda con cariño. Le sonrió.

Nos encontrábamos en la cafetería, había sido una mañana llena de emociones, tareas y más tareas.

Después del encuentro con Seidy y tardar más de lo normal, al llegar al salón Irlanda - la profa - no quería darme acceso, solo me dejó pasar pero le tuve que rogar por varios minutos cosa que no es lo mío.

—Es una pesada, no entiendo que consigue con que le roguemos, es más, no entiendo por que da limite para entrar al salón —espeta Diego, mientras toma un bocado de su sandwich.

—Son reglas chino y tenemos que acatarlas —se entromete Azul, mientras le da un zape.

—Entiendo que sean reglas, pero son estúpidas por que quien quiera estudiar llegará puntual y quien no pues es su problema, puede colocar retardo sin necesidad de dejarnos afuera —esta vez intervine María, quien tiene una cara de que odia a todos.

Esuchco la pequeña discusión que viene después mientras deboro con muchas ganas mi hamburguesa, había esperado tanto este momento por que ni si quiera había tenido la oportunidad de haber desayunado en casa.

Estoy comiendo más rápido de lo normal pero de un momento a otro siento como alguien toca mi hombro y no puedo evitar brincar del susto, me obligó a tragar lo que tengo en mi boca, derepente la mesa se queda en silencio, cuando por fin estoy repuesto miro hacia arriba para ver de quien se trata.

Emilio. Emilio.

Me sonríe, hago lo mismo.

—Hola —saluda, mientras lleva una mano a la comisura de mis labios para luego quitar algo que de seguro tengo, sus dedos fríos chocan en mi piel, un escalofrío me recorre—. Come más despacio, no queremos que te pase lo que ami —me siento apenado, me estaba viendo ¡Que vergüenza!

Diego ríe al escuchar aquello: —¡Dios mio! Eso sí fue muy gracioso —Azul le da un golpe.

—¡Eso no tuvo nada de gracioso! —recrimina la ojiverde.

Emilio ríe.

Me distraigo fugazmente en la pelea de Diego y Azul, pero Emilio llama mi atención de nuevo.

—Oye —susurra cerca de mi oído, me giro hacia él.

—¿Qué pasa? —mi voz sale descontrolada.

—¿Iras por Ren hoy? —cuestiona.

Niego: —No, mamá pasará por ella —noto decepción en su rostro—. Por qué?

—Mmh, fue agradable aquella vez que fuiste a mi casa, ya sabes, quería saber si se podía repetir pero entiendo.

Parece demasiado decepcionado.

—Pero puedo ir, claro si quieres, no es necesario aceptar por obligación tu me -

—Tranquilo, me encanta la idea —ambos sonreímos, me permito mirar su cara más de cerca, sus pestañas pero lo que más me encanta es su nariz y cejas bien definidas.

Despeina un poco mi cabello. Estoy por añadir algo más pero la voz de María me interrumpe.

—Emilio, mi salón hará un puesto de besos como proyecto ¿vendrás, cierto? —tiene una sonrisa socarrona, de seguro se ha dado cuenta de mi estado al tener a Emilio cerca, oh Dios.

Emilio me mira un momento para luego asentir.

—Claro que si ¿cuando repartirán los volantes para hacer oficial? —cuestiona mientras lleva una de mis papas a su boca.

—En estos días, de hecho estamos trabajando en eso. —se muerde el labio—. Que bien que vengas, estoy ansiosa por ver a quien besaras.

—Seguramente a mi —bromea Diego mientras hace boca de pato.

—¡Diego! —reprocha Azul—. Creeme, Emilio besaría primero a Joaquín que a ti —todos en la mesa ríen, hasta Emilio y siento como mis mejillas se calientan al instante de escuchar aquello—. ¿No es así Emilio? —cuestiona Azul queriendo probar su punto, Diego la mira ofendido.

—Yo -

Diego lo interrumpe: —No digas nada Emilio, no rompas mi corazón —dramatiza.

Emilio ríe de nuevo.

—Fue un gusto chicos, pero tengo que irme —se dirige a mis amigos, todos lo despiden, luego se concentra en mi—. Nos vemos en mi casa, a las 3 —me guiña un ojo y desaparece entre la multitud de alumnos.

—Joaquín —Azul me llama, la miró nervioso.

—¿Qué pasa? —me llevo el último pedazo de mi hamburguesa a la boca.

—En esta semana nos reuniremos en mi casa para hacer la propaganda, el puesto y todo eso ¿Nos apoyaras con eso, verdad?

—Claro Blue, no tienes de qué preocuparte.

—Gracias —me acaricia la mano—. Chicos —los demás la miran atentos—. Tenemos que esforzarnos, tenemos que obtener ese diez.

Todos aplaudimos y gritamos en confirmación montando un espectáculo en la cafetería, pero no le tomamos importancia.














...
¿Alguna teoría, sugerencia, reclamo o duda? 👀

Puesto de Besos [Emiliaco] Where stories live. Discover now