Epílogo

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Los detalles más pequeños en realidad son los mejores y Emilio ha procurado ser demasiado detallista conmigo sin darse cuenta, definitivamente fue el mejor compañero que pude elegir.

Nuestra relación marchó muy bien después de varios meses y ahora nos encontrábamos cumpliendo plenamente 6 años de novios, demasiado diría yo.

Hubieron muchos momentos de incomodidad por medio de ambas familias, la madre de Emilio se la pasaba diciendo constantemente que si cuando nos casaríamos o cuando pensábamos juntarnos, mi madre haciendo comentarios de que ya quería ser tía o cuando iba a deshacerse de mi. El padre de Emilio y el mío mandando indirectas de que ya querían su privacidad con nuestras madres. Todo un caos.

Mientras, Renata y Romina disfrutaban su noviazgo, al final cupido igual las había flechado, Romina al instante de que su relación se completo dijo: Siempre lo supe.

Inclusive nos llamó tontos al no darnos cuenta que siempre fuimos destinados.

Era feliz con todos en la misma sintonia.

En estos momentos no puedo ocultar mis nervios por que estoy preparándome para una cena que me organizó Emilio, en unos minutos pasará por mi y aún no me decido si el oufit que ocupe es el mejor para lo que sea que ocurra esta noche.

Me decido por el croptop negro, pantalones rojos con un cinturón negro y mis botines. Tomó una chaqueta de cuero por el frío que hace, peinó un poco mis rizos y coloco un bálsamo en mis labios. Decido ponerme el collar de corazón que me regalo hace días, y no puedo evitar reír de los nervios, tengo notoriamente mis mejillas sonrojadas.

Relajate Joaquín, sólo es una cena ni que fuera a proponerte matrimonio.

Me trato de recomponer un poco y doy un ligero brinco cuando escucho el claxon de su auto. Me asomo por la ventana, Dios es tan hermoso, su chaqueta de cuero con una camisa por dentro de color rosada y pantalones blancos, me sorprendo un poco cuando le veo puestos los botines que le regale en nuestro quinto año de novios.

Nuestras miradas se encuentran y siento como la calidez me invade, es algo que a pesar del tiempo no se va, me sonríe tiernamente y le devuelvo el gesto haciéndole una pequeña seña de que ya bajaré.

Cuando bajó las escaleras lo más rápido posible me topo con mi mamá en el sofá viendo una película vieja.

—Emilio llegó, tengo que irme —mis manos sudan conforme pasa el tiempo, mi madre me regala una sonrisa, trato de hacer lo mismo pero no puedo.

—Relajate niño, hasta acá huelo tus nervios —su tono de voz sale burlon y ruedo los ojos. Escuchamos unos ligeros toques en la puerta y siento a mi orejas arder, ella se ríe.

—¡Mamá! —musito irritado.

—Es divertido verte de esta manera no te quejes —dice para después alejarse y abrir la puerta, dejando a mi vista a un Emilio completamente inquieto.

Le ofrece un ramo de rosas a mi mamá quien lo recibe gustosa: —Buenas noches Eli, vengo por Joaquín lo traeré temprano.

—Por dios son tan cursis, seis años y todavía sigues las reglas —escupe divertida mientras coloca las rosas en la mesita de la sala—. Diviértanse todo lo que quieran sólo cuidamelo.

Emilio asiente y se acerca hasta a mi, siento como mi pulso sube conforme cierra la distancia y deposita un beso suave en mis labios.

—Eres increíblemente sexy y hermoso —bajo mi mirada hacia mis pies, creo que esta noche he superado mis sonrojos.

—Gracias —murmuró apenado y me obligó a mirarlo—. Tu estas muy guapo —le guiño un ojo y ríe bajito, toma mi mano y coloca alrededor de ella una pulsera de tela con una rosa roja en ella, definitivamente hermosa.

Puesto de Besos [Emiliaco] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora