Capítulo diecinueve.

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“Sonrisas sinceras"

Me encontraba demasiado cansada, ya que hoy había decidido darle un poco de limpieza a mí habitación

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Me encontraba demasiado cansada, ya que hoy había decidido darle un poco de limpieza a mí habitación. Cabe recalcar que ese "poco de limpieza" se transformó en un completo "mucha limpieza" pues se encontraba más sucio de lo que pensaba.

Me dejé caer de espaldas a la cama, y mí estomago al instante se quejó. Hice una mueca, y maldecí. No debí comer tanto pastel.

Oh. Lo que pasa es que mi madre hizo su típica entrada a las diez de la mañana con un enorme pastel hecho por ella misma. Las letras chuecas lo afirmaban.

—¡Sadie Sink, vinieron a verte!

Mí entrecejo se frunció. Había sólo tres posibilidades, 1- Podría ser mí padre queriendo usar mí cumpleaños como entrada, 2- Mi madre les había dicho a los Wolfhard que hoy era mí cumpleaños, y por última, 3- Era Eva queriendose disculpar o algo así.

Con demasiada fatiga me levanté, y calcé mis pies descalzos. Y con la misma demasiada fatiga bajé las escaleras. Cuando ví a la persona que estaba en la puerta sentí mis piernas flaquear.

No iba a llorar.

Corrí a sus brazos, quienes al instante me recibieron en un fuerte abrazo. No podía creerlo. Ella estaba aquí después de todo, después de toda mí mierda.

—Millie... yo... —Pero me silenció dejando un beso en mí frente. Me sonrío tiernamente cuando se separó, y me extendió una pequeña caja.

—Feliz cumpleaños, cerillito...

Sonreí debilmente, y tomé la caja entre mis manos. Esta al instante se sacudió, y mis ojos se abrieron de sorpresa.

—¿Es lo que creo que es...?

—Sí lo abres vas a averiguarlo, Sadie. —Dijo mí madre desde la cocina. Soltamos una risa.

Abrí la caja, y sonreí abiertamente. Sí, un pequeño y peludo perro.

—Dios, gracias Millie.... —Y la abracé de nuevo.

—No importa.

Me separé, y la miré directamente a los ojos. Los cuales se encontraban cristalizados al igual que los míos.

—Lo lamento mucho, de verdad lo siento... No era mí intención haberte...

—Sadie, basta. No fue tú culpa.

—Pero yo...

—Losé. Pero desde un principio fuiste sincera conmigo y me dijiste absolutamente todo. Fue mí desición quedarme, por eso no puedes culparte.

Siempre Contigo. FαdieWhere stories live. Discover now