•||18. El ultraje de la corona (parte 2)||•✓

62 10 6
                                    

MERY SNNYL

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.


MERY SNNYL.

Mis dedos se deslizaron con brusquedad sobre la cabellera ocre de ese individuo, un hombre cuya presencia solo me causaba repele y náuseas. Pero entendía la devoción que Arkhella sentía por ese ser desagradable ante mis ojos; era atractivo de cuerpo y rostro, pero una escoria capaz de desahogar sus ansias con niños. Halé de su cabelló, permitiendo que sus ojos me vieran directamente, pero con la intención de dejar su cuello al descubierto para mi daga dorada. Lo rocé con esta, suave, pero amenazante.

Mi navaja tenía sed de sangre, mi abstinencia me pedía a gritos ahogados que la complaciera y mi mente solo deseaba una cosa: venganza.

El único obstáculo que había entre el cuello de ese hombre y mi navaja, era que necesitaba respuestas y sabía que, matándolo solo por saciar mis propias ansias, no conseguiría lo que necesitaba. Acerqué mi rostro al suyo de manera amenazante, sin embargo, él parecía impasible ante mi mirada perspicaz y borde. Mis subditos y aquellos que me rodeaban de cerca sin duda, sabían que había dejado a la princesa Mery desdichada y con corazón frágil y dócil atrás y ahora era peor de lo que alguna vez fui.

En ese entonces me regía por mis propias pautas, no habría nada ni nadie que pudiera ablandarme, a excepción de Bruck y mis hijos. Y yo por mi familia no me detenía a matar, hacía arder el mundo, el cielo y el infierno, así sea fundamento para ser juzgada por los Dækhaem's.

—No le temó a una simple imitadora como tú, Mery— Increpó y escupió saliva hacia mí cara con desprecio.

Cerré mis ojos tratando de contenerme, pero me fue imposible. Ya estaba hasta la coronilla y necesitaba torturarlo por lo menos. Lancé mi navaja y me miré por un momento las uñas, fingiendo tranquilidad, haciéndole creer que lo soltaría y le estaba teniendo piedad, pero en el momento exacto que comenzó a relajarse, mis uñas se incrustaron en su hombro.

La satisfacción de verlo retorcerse fue mucha, así que, haciendo movimiento de un lado al otro, casi dando una vuelta con mis dedos, seguí torturándolo.

Podía tener cara de arcángel caudo, pero no era uno, menos un ángel bondadoso, yo era la reina de la oscuridad, y sí, me consideraba una reina desde ya, porque era ególatra y no dejaría que una maldita loca me quitara lo que por derecho de nacimiento es mío.

—Exacto, mi nombre es Mery Snnyl— Sonreí como si aquello fuera lo más lindo, pero estaba fingiendo. Me pesaba, porque era el nombre por el que, independientemente de si sabía o no la verdad detrás de mí nombre, Bruck siempre me llamó así desde que se lo pedí y, aunque sonara ilógico, me recordaba demasiado los momentos a su lado, pero no solo buenos, sino también, esos amargos momentos que me empeñaba en sacar de mí mente por el dolor que me provocaba en el pecho.

Me erguí rígida y seria en cuanto Gala me dio la navaja que hace instantes había lanzado, entonces, volviendo con el imbécil que se retorcía como una maldita rata, obliqué a que se arrodillara ante mí y coloqué mi navaja dorada sobre su cuello, rozando su piel pálida una vez más.

CAEDONIA: Un Reino Entre Llamas, Vientos Y Mareas. (CDLS II)Where stories live. Discover now