Obrero O7

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Alex, aún borracho se acercó a la cama donde yacía Dave de costado, estático, casi como si estuviera posando para una pintura, estiró su mano y se aproximó casi amenazante, estuvo por un segundo tan cerca del pelirrojo (que no disfrutaba de llevar esas pintas), que el de ojos azules sintió que el corazón se le aceleraba tanto que llegaba al punto de detenerse.

Tomó su mochila, tomó asiento justo a un lado del de ojos azules e hizo su cada vez más recurrente ritual de para preparar la marihuana, encendió su pipa y comenzó a inhalar de ella, se sentía extraño y necesitaba relajarse, botaba el aire y todo el humo sobrante iba a dar a los pulmones de Dave, cuando quedaba muy poquito para terminar se arrodilló frente a él, y cuando terminó simplemente se quedó pegado observando su rostro.

Sus pecas le parecían encantadoras y el color atardecer que comenzaba a tomar su piel le parecía armónico, pronto se paró y desde los pies de la cama se arrastró hasta quedar detrás de Dave, observó su rojo cabello, sus hombros y sintió que los sostenes que traía puesto cortaban la tan hermosa línea de su columna vertebral así que los desabrochó haciendo estremecer el cuerpo contrario, delineó las marcas dejadas por el elástico con suavidad, pero intentando no perder cada hendidura y siguió bajando sus dedos curiosos hasta el sacro, sacó su mano, observó el pequeño trasero delimitado por una tanga que le hacía lucir más voluminoso, las piernas largas que desde esa perspectiva se le hacían infinitas y los delgados pies que acariciaban el barato cubrecama.

- Dave, date la vuelta. – ordenó y el otro, como de costumbre le hizo caso, mirando directo a sus ojos inyectados en sangre y achinados.

Alex posó su mano en la cadera contraria jugando con los elásticos, la tela y sus agujeritos, podía sentir sus huesos debajo de su mano, la masculinidad laxa se transparentaba parcialmente y superior a esta vellosidades rojizas no tan tupidas que se difuminaban hasta el abdomen bajo plano, plano, su pecho y sus delgados, pero levemente fibrosos brazos parecían enredados en aquel brasier que prontamente ayudó a remover, luego descendió su caricia por su brazo saltando hasta su cintura y subió y bajó con suavidad, su toque era a penas un roce involuntario de una mano que se debatía entre alejarse lo suficiente como para no tocar y estar lo suficientemente cerca como para aparentar que lo hacía y pronto tocó, de arriba abajo, desde la cara lateral del muslo y eras medias que así de drogado como estaba le gritaban y le susurraban cosas guarras, las caderas, la cintura que parecía rogar por ser ceñida (o apresada).

Subía y bajaba lentamente.

- No me gustas, Dave. No me gustas y no estoy confundido. – de Dijo el Castaño con voz fuerte y clara. – No me gustas. – susurró con sus ultimas gotas de conciencia perdidas en el cuerpo que tenía en frente, pronto su mano reposó sobre la piel ajena y sus ojos se cerraron enlenteciendo su respiración por el estado de somnolencia.

El golpe seco de las palabras se diferenciaba enormemente con lo delicadas y reconfortantes de las caricias, lo candente que el ambiente fue en algún momento contrastaba con lo helada que se estaba poniendo la noche afuera. Dave quería llorar y que fuese el mismísimo Alex quien le quitase la pena de la forma en la que se le ocurriera, que dejase volar la imaginación y le hiciera sentir bien de alguna manera, de alguna de sus tantas formas, alguno de los tantos estilos que le había observado a lo largo del tiempo.

- Tengo frío, Alex. – el mencionado estaba transitando un limbo entre los sueños y las y las ilusiones cuando fue traído de vuelta por el sobresalto que esa voz apretada, suave y soplada le produjo en el corazón al mencionar su nombre, fue como un miedo y una atracción , no estaba seguro si aquello había sido una jugada de su mente pero lo sintió como un auténtico gemido o un ronroneo llamando al cariño, así que lucho por despertarse y se encontró de frente con una carita triste, tocó su mano y tomó conciencia de que el cuerpo que le producía magna calentura en verdad estaba frío, tenía la piel de gallina e incluso temblaba un poco.

- Quítate esa mierda y acuéstate, tu sangre no va a fluir bien con tanta incomodidad.

El aludido lo intento justo frente a los ojos de quien mandaba, pero se vio estancado en el enredo de como quitar el portaligas, las ligas y todo el resto de cosas así que Alex le ayudo espontáneamente, sin meditar en lo comprometedora que podría ser esa situación ante otros ojos y le dejó completamente desnudo, el mismo se desnudó, fue a lavarse los dientes y al volver le encontró envuelto hasta arriba por las mantas, se acostó a su lado, se acercó, lo atrajo hacia sí acomodándose como en cucharita y así Dave tuvo como abrigo el cuerpo y el calor ajenos.

Obrero. DavlexWhere stories live. Discover now