Capítulo 9

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Los dos días siguientes para Naruto fueron como estar en un sueño. Sasuke se estaba quedando en su casa, lo que significaba dormir a su lado y pasar mucho tiempo juntos.

El pelinegro era tan serio y distante como siempre, pero todas sus barreras caían cuando Isuke se lanzaba a sus brazos y lo obligaba a jugar con ella. Sasuke se sentía como la persona más inexperta del mundo cuando esa pequeña rompía todos sus muros de indiferencia.

Aquella tarde el rubio se encontraba haciendo las compras cuando se cruzó con Shikamaru y le ayudó a descifrar el mensaje que Jiraiya le dejó. Automáticamente se le informó a Tsunade.

Naruto decidió volver a su hogar, había salido después de las diez y ya pasaban las tres de la tarde. Debía supervisar que Isuke haya comido bien y estuviera tomando su siesta.

—Abuela Tsunade, volveré con Isuke, pero avísenme si descubren algo más –le dijo, la mayor asintió y él salió–

Al llegar al edificio donde vivía vio que el equipo de Sasuke se alejaba en la dirección contraria. Inconscientemente el rubio sonrió, una sensación de calidez se expandió por su pecho... En casa habían dos personas esperándolo, su familia.

Aún con su sonrisa, Naruto abrió la puerta.

—¡Ya llegué'ttebayo!

Ante su grito solo recibió un "shhh" prolongado y una mirada acusatoria.

—Isuke está dormida, idiota, baja la voz –había respondido–.

Naruto se quitó sus sandalias y maniobró con las bolsas para acercarse al Uchiha en el sofá.

—¿Comió antes de dormirse?

Sasuke volvió la vista al pergamino que leía, respondiendo con un vago "ujum"

—¿Tú comiste?

Ante su pregunta, Sasuke rodó los ojos y se volteo para mirarlo, sorprendiendose de tener al rubio a escasos centímetros.

—Juugo preparó el almuerzo, algo de arroz y pescado, con ensalada. Te guardé, aunque ya debe estar frío.

La sonrisa del rubio se ensanchó y Sasuke se tuvo que recordar que él solo era idiota, no un psicópata.

—¿Por qué–

El Uchiha iba a preguntar, pero la oración quedó en el aire cuando Naruto se inclinó para besarlo. Por supuesto, el pelinegro no se negó.

—Gracias'ttebayo.

Y sin decir más, se fue a guardar sus compras y a comer. Feliz de como se estaban dando las cosas.

Alrededor de las cinco y treinta minutos, la hokage lo había mandando a buscar.

—Sasuke, tengo que ir con la vieja Tsunade, ¿vienes? –preguntó asomándose en el cuarto, donde Sasuke estaba enseñándole a Isuke los colores–.

—¡Papi, me gusta el rojo, como los ojos de papá! –le gritó la niña apenas entró al cuarto.

—¿Los ojos de...? –Naruro arqueó una ceja y se cruzó de brazos– ¿Le estás mostrando el Sharingan?

Sasuke solo se encogió de hombros, restándole importancia.

—Isuke va a cumplir cuatro años, en primera debe aprenderse los colores y en segunda debe saber sobre su herencia. Algún día va a despertar su Sharingan.

Naruto suspiró y nego con la cabeza.

—Isu, ve a colocarte tus sandalias, iremos con la abuela Tsunade –la niña asintió emocionada y salió corriendo a la entrada, Naruto se giró hacia Sasuke–. Sé perfectamente que ella despertará el Sharingan, pero no la presiones. Es tu hija, lo único que importa es su felicidad.

Sasuke lo observó en silencio, el rostro de Naruto había adquirido más seriedad. Sonrió de solo pensar en este Naruto maduro cuyo único objetivo era el cuidar de su hija.

—Lo sé, no la estoy forzando a nada. Fue solo una charla sobre nuestro doujutsu.

—Más te vale, bastardo –le murmuró mientras lo señalaba–. Isu es una buena niña que crece sana y feliz.

—Sí, sí –caminó hasta quedar a su lado–. Lo haz hecho bien, Naruto –agregó con una sonrisa–.

El Uzumaki sonrió a la par, feliz de que el pelinegro reconociera, indirectamente, que es un buen padre.

—¡Vamos, vamos, no quiero que Tsunade me golpee por llegar tarde!

El rubio lo empujó hasta sacarlo de la habitación, encontrándose con su hija en la sala, estaba intentando amarrar sus sandalias. Naruto rió con ternura y Sasuke suspiró mientras se agachaba para ayudarla y enseñarle cómo colocarlas adecuadamente.

Vínculo || SASUNARU ||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora