Capítulo veintiuno: ¡Footloose!

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—¡Siguiente!

La clase de obras dramáticas del señor Pemberton.

El más grande temor de cualquier estudiante de tercer año ya que es este el año en que participar en la obra anual es obligatorio por decreto de la escuela. Si no participas, obtienes un insuficiente en tu libreta de calificaciones y según las reglas de nuestra preparatoria, ningún estudiante de tercer y cuarto puede ser promovido si tiene al menos una asignatura insuficiente en su libreta.

—¿Nerviosa? —pregunta Peter en mi oído, sobresaltándome.

—Con algo de suerte, me elegirán para tramoya —musito, mientras veo a una de las chicas audicionar— A propósito, nunca me dijiste que actuabas tan bien.

Peter sonríe —Hay muchas cosas que no sabes de mí, peaches.

Ruedo los ojos y vuelvo a mirar hacia adelante. Justo enfrente del escenario está el señor Pemberton y a su lado está Trevor Matthews. Trevor fue escogido para hacer las pruebas de canto para el musical ya que es el único chico en la clase que realmente sabe cantar.

—¿Siquiera has visto footloose? —pregunta Peter.

—¿Es en la que castigan a esos chicos y al final se hacen amigos? —indago.

Peter lleva la plama de su mano a su cara —Esa es the breakfast club. Footloose es donde el chico llega a la ciudad donde el pastor ha prohibido el baile y el chico se enamora de su hija. Ya sabes, Star Lord hace al menos cinco referencias a esa película en guardianes de la galaxia.

Asiento con mi cabeza cuando entiendo la referencia. Las audiciones continúan hasta que es mi turno. Subo al escenario del auditorio y casi puedo sentir como la gota de sudor de las caricaturas cae por mi frente. Los escenarios no son mi mejor fuerte.

—Bien, escena dieciséis, guión siete tú empiezas —explica el señor Pemberton. Abro mi libreto y busco rápidamente la página hasta encontrar el diálogo— Adelante.

Respiro profundamente y aclaro mi garganta —¿Por qué no te caigo bien?

Mi maestro de drama mira al chico junto a él, esperando a que continúe pero Trevor tiene la vista fija en mi. Cuando capta que debe continuar, vuelve a mirar su libreto.

—¿Qué te ha hecho pensar esa tontería? —pregunta él.

—Oye, nunca me saludas, nunca me miras —leo. Ni siquiera estoy actuando, solo estoy leyendo lo que dice el libreto sin ninguna clase de emoción.

Trevor sonríe antes de leer la siguiente línea —Si pero si lo hago... —se toma una pausa a pesar de que el libreto no lo especifica— si lo hago vendrá tu novio con una cuchara a sacarme los pulmones.

¿Estoy siendo paranoica o eso se sintió más personal que otra cosa?

Sacudo mi cabeza y vuelvo mi vista al libreto para continuar —Chuck Cranston no es mi dueño, le gusta que actúe como él, pero no siempre —hago una pausa tal como lo dice el libreto antes de seguir— ¿Quieres besarme?

¿QUÉ?

Vuelvo a leer el libreto para corroborar lo que acabo de decir y me quiero enterrar tres metros bajo tierra cuando caigo en cuenta de que realmente eso acaba de suceder. Está justificado, pero de todos modos se sintió humillante.

—Tal vez —responde Trevor, sin mirar el libreto. Frunzo el ceño y vuelvo a mirar los diálogos. En realidad eso es lo que dice el personaje pero el hecho de que lo haya dicho sin mirar el libreto me pone los pelos de punta.

—Bien, no excelente pero bien —anuncia el señor Pemberton— Ahora, necesito que cantes un poco de la canción que entregué el martes pasado. Solo una estrofa, para que el señor Matthews anote tu rango vocal.

Love, LWhere stories live. Discover now