Chapter 6:

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—¿Dónde ponemos esto, cariño?

Lena dejó la limpieza de la bañera por un momento para hacer caso a Cat Grant, el ama de llaves de Kara, que tenía una caja de cartón en la mano. Le echó un vistazo y sintió una especie de ataque de nostalgia al ver el contenido del paquete.

—¿Algo especial?

—Son los moldes para galletas de mi abuela —respondió Lena con una tierna sonrisa.

—Vaya, entonces supongo que habrá que ponerlos a buen recaudo —dijo la encantadora señora de ojos color avellana— ¿Qué te parece el cajón de al lado del frigorífico? Acabo de limpiarlo a fondo.

—Perfecto. Por cierto, ¿te he dado las gracias hoy?

—Sí, cariño, dos veces.

—Bueno, como dicen que la tercera es la que cuenta, muchas gracias.

Cat se puso las manos en las caderas y se quedó observándola unos segundos.

—La señorita Zor-El tiene razón.

Al oír el nombre de Kara se le aceleró el corazón.

—¿En... en qué? ¿Qué es lo que ha dicho la señorita Zor-El?

—Que es usted especial.

—¿Y eso qué significa exactamente? —pregunto abriendo los ojos de par en par.

—No tengo la menor idea, solo sé que en todo el tiempo que llevo trabajando para ella, jamás la había oído decir algo así —respondió la mujer riéndose y después le guiñó un ojo— Voy a guardar esto y luego voy a limpiar esos fogones.

Lena siguió limpiando la bañera, pero su mente estaba muy lejos de allí; exactamente en casa de Kara.

Ya hacía una semana desde que ella la había invitado a ser su huésped, un tiempo que Lena había creído más que suficiente para poner en funcionamiento la tienda y hacer habitable el apartamento.

Sin embargo, parecía que se había equivocado.

La casa resultó estar mucho más sucia de lo que ella había pensado en un principio y, aunque Cat era un verdadero ángel, solo estaba con ella unas horas al día. El resto del tiempo estaba ella sola o con algún vecino de National City; al menos los primeros días, porque después se había cansado de que todos ellos fueran allí utilizándola como excusa para averiguar cosas sobre Kara y la relación que había entre ellas.

Pero, si tenía que ser sincera consigo misma, debía admitir que esas no eran las únicas razones por las que la puesta a punto se estaba demorando tanto; en realidad, cada vez le costaba más estar alejada de Nia, y cada pocas horas buscaba un pretexto para ir a verla. Kara nunca parecía sorprendida de verla aparecer, incluso parecía alegrarse. No obstante, por las noches seguía recluyéndose en el despacho y tampoco había cambiado su costumbre de comer sola.

Lo que más sorprendía a Lena era que siguiera durmiendo en el sillón de terciopelo; nunca le preguntó por qué lo hacía ya que no quería molestarla con preguntas. Lo cierto era que se sentía cuidada y protegida como hacía mucho tiempo.

Justo en ese momento se oyó la sirena de la escuela, que sacó a Lena de sus elucubraciones Miró el reloj y comprobó que en cualquier momento llegarían Veronica y Eve para «ayudarla». En realidad, agradecía su presencia y cada día se sentía más a gusto en National City, donde todos sus viejos amigos la habían recibido de buen grado después de escuchar lo ocurrido con Jack. Hasta la habían invitado a quedarse en sus casas si quería marcharse de la de Kara. Pero no quería.

Salió del baño para encontrarse a sus dos amigas de pie en el cuarto de estar.

—Nos ha dejado entrar Cat —explicó Eve con una sonrisa en el rostro.

After The Storm [Adaptación Supercorp]Where stories live. Discover now