Capítulo Veintidós.

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Siempre nos hablaste de valentía, ser fuertes y en todo momento ser sinceros, pero como puedes decir eso cuando ni tu mismo puedes enfrentar tus miedos.

Dyam.

Ottawa, Ontario, Canadá.

El clima era soleado pero frío. El avión había aterrizado hace más de una hora en el Auropuerto Internacional de Ottawa, apenas saliendo del aeropuerto un auto me esperaba afuera.

Sé que todo lo que estaba pasando era algo que no se esperaba, pero al mismo tiempo yo si lo esperaba. Después que falleció Layla sentí que mi mundo se derrumbó. Ella era mi todo lo que me hacia despertar cada mañana más alegre que nunca. Ella era la que daba luz a mi miserable vida. Ella me hizo cambiar de una manera drástica, me hizo entender que no todo era amor al dinero.

Me habían criado para tener la mente de un magnate, tener la solución a cada problema que llegará a mi vida, ser egoísta en todo momento, egocéntrico, y marca como mío todo lo que tocaba. Mi padre sólo me daba amor en plena publicidad, pero se negaba a hacerlo en privado. Mamá solía ser la persona más dulce que terminó amargandose por culpa de su esposo, sólo para tener una faceta completamente falsa que no era de ella.

Todo esto hizo que mi corazón se cerrará a toda posiblidad de amar o ser amado, negándose a si mismo a ser tratado con dulzura hasta que ella llegó. Parecerá muy cursi lo que dire, pero tengo que darles un recorrido de mi vida antes de llegar a donde estaba ahora.

Me enamoré tan perdidamente de ella, de sus ojos pardos, de su forma de caminar, de la manera con la que llevaba las cosas y como se expresaba en cada momento que estaba conmigo. Me olvide de todo lo que era mi trabajo por ella, mis padres me deseheraron por que olvide mis oficios. Tuve a los chicos, en ese momentos estábamos viviendo en Canadá y luego de un tiempo ellos quisieron conocer a sus nietos y no se los iba a prohibir así que los conocieron. Después de un tiempo ellos fallecieron dejándome la empresa, su único hijo, Dyam Alejandro Thompson. Llevaba sosteniendo la empresa con Layla por treinta años, ella era la administradora mientras yo buscaba los empleados o el que hablaba con los empresarios grandes, pero ahora todo dio un giro inesperado sólo por ignorar las clases que ella me daba de administración.

Estaba pegado a la puerta derecha de la parte atrás del auto, mi codo afincado en la ventanilla y mi vista en el teléfono. Las noticias aún no daban señal de lo que estaba pasando en la empresa, tampoco quería decir que eramos una empresa grande muy reconocida, pero cuando se trata de algo empresarial los noticias van como hormigas al azúcar.

Mi teléfono vibro en mis manos, era un mensaje.

Hola, me avisas cuando estés cerca para avisar que abran el portón.

Lo haré, nena.

El error más grande que cometí fue nunca haber hablado con Liam y Dylan sobre el otro socio aparte de Jennfyr, tampoco los quería involucrar en esto. Jennfyr había sido mi error, jamás tuve que haber confiado en el pero lo hice y ahora lo único que me queda como familia y recuerdo de Layla era esa empresa junto con los chicos. Pero aún no había cambiado por completo, seguía siendo egoísta. Sólo pensé en mi cuando le pedi a Luciana que se casara con Liam para salvar la empresa.

Levanté mi rostro luego de enviar el mensaje, los árboles se movían de manera delicada de un lado a otro. Dentro del auto era cálido, pero afuera el viento es frío.

—Ya estamos llegando, señor— me dijo el chofer, ella se había encargado de que llegará a salvo hasta la casa, incluso fue ella quien envió el auto al aeropuerto.

Del Dinero al Amor© [Sres. Thompson] Completa✅Where stories live. Discover now